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miércoles, 28 de agosto de 2019

¿MALA O BUENA PINTA? EFECTIVIDAD DE LA CERVEZA A LA HORA DE REHIDRATARNOS TRAS UNA MARATÓN O ESFUERZO DE RESISTENCIA


Mala pinta, de Spike Milligan (Blackie Books). Fotografía: Pedro Delgado

El verano es la estación más seca en nuestro país, y lleva parejo un aumento en el consumo de cerveza, sobre todo en julio y agosto que son los meses más calurosos.
 A cuenta de ello, voy a hablarles de la cerveza y de la efectividad de las pintas o cañas patrias a la hora de rehidratarnos tras una maratón o cualquier otra prueba de resistencia. Pues la birra, consumida con mesura, no tiene porque estar reñida con los atletas. De hecho, son muchos los estudios científicos que han demostrado que es una bebida excelente para recuperar al organismo tras un esfuerzo largo, y son muchas las carreras que la incluyen en el avituallamiento de meta; aunque en este caso creo que es más por la exigencia publicitaria de las marcas que por el aval científico.

 La cerveza nos aporta hidratos de carbono de absorción lenta y de índice glucémico bajo. Contiene gran cantidad de vitaminas, de entre las que destacan las del grupo B, muy importantes "para el crecimiento y el funcionamiento de nuestro cuerpo, pues intervienen en el metabolismo de los hidratos de carbono, de las proteínas y de los lípidos, en la producción de energía, en el desarrollo óptimo de las diferentes actividades de los sistemas nervioso, cardiovascular y digestivo, etc".
 Tiene más de treinta minerales, "entre los que cabe destacar el silicio, el potasio, el fósforo, el magnesio, el sodio y el calcio, todos ellos esenciales para la formación y el buen funcionamiento del aparato locomotor". Es "rica en polifenoles, que son unos compuestos sintetizados de forma natural por las plantas y que tienen un potente efecto antioxidante". Además, "contiene dos tipos de isoflavonas importantísimas: la genisteína y la diadzeína. Estas moléculas, también de origen vegetal, producen un considerable efecto estrogénico en la mujer durante la menopausia, pues protegen sus huesos, retrasando su deterioro. También juegan un gran papel en el mantenimiento del sistema cardiovascular, ayudando, entre otras cosas, a la disminución del colesterol "malo" (LDL)".
 Y por si todo esto no fuera suficiente, "puede llegar a contener alrededor de un 15% de fibra alimentaria, con los consiguientes beneficios a nivel intestinal que ello conlleva. De hecho, hay médicos que la recomiendan a pacientes con problemas de estreñimiento"*.

*Los entrecomillados pertenecen al artículo ¿Eres un deportista sano y disciplinado? ¡Pues tómate una cerveza!, firmado por Juan Fco. Marco Satorre y publicado en Alto Rendimiento.

 Y todas estas propiedades no se pierden si consumimos la cerveza sin alcohol (porque somos abstemios, porque tenemos que coger un vehículo, por recomendación médica...), pues éstas no se encuentran en el alcohol que se produce durante la fermentación, sino en los ingredientes naturales con los que se fabrica. Aunque el sabor no es el mismo, la cerveza sin alcohol sigue siendo cerveza, teniendo idénticos beneficios.

 ¿Cuál es la mejor cerveza? Pues sin duda la que sigue la ley de la pureza de 1516 –decretada por Guillermo IV de Baviera–, que estipula que solamente se debe elaborar a partir de tres ingredientes: agua, cebada malteada y lúpulos. Actualmente, solo encuentro en el supermercado una marca que siga ese patrón: Amstel. Y me pregunto por qué otras marcas, igual de populares, tienen que añadir arroz o maíz a la fórmula, haciéndola a mis ojos menos saludable. Es válido añadir trigo, pues a mediados del siglo XVI la ley de pureza permitió el uso de este cereal para la elaboración de una cerveza basada en ese ingrediente, modalidad conocida como WeiBbier (cerveza blanca) o Weizenbier (cerveza de trigo), que goza de más popularidad en Alemania que aquí, pero que está igual de rica a pesar de su aspecto turbio.

 Si te preguntabas como atleta si una cerveza disminuiría tu rendimiento o perjudicaría tu salud, ya sabes la respuesta. Y si también te preguntabas si la birra engorda, te diré que no. Lo que engorda es lo que comes con ella, pues es una bebida baja en calorías –una caña o quinto (200 ml) aporta aproximadamente unas 80 kilocalorías–.

 Yo, que soy cervecero –basta ver una de las paredes de mi cocina–, os recomiendo no consumirla antes de una prueba o entrenamiento, pues el gas que contiene puede daros flato. Y os recalco que los estudios hablan de un consumo moderado, lo que significa no pasar de los 33 cl de una lata de cerveza al día. No vayamos a tornar el beneficio en perjuicio por abusar de ella.

Fotografía: Pedro Delgado

 Y ahora os dejo con el plato fuerte de la entrada: el estudio  científico Idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo de los deportistas, realizado por David Jiménez-Pavón, Mónica Cervantes, Manuel J. Castillo, Javier Romero y Ascensión Marcos (los tres primeros pertenecientes al Departamento de Fisiología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, y los dos últimos al Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío-ICTAN del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid). Lo he encontrado curioseando en internet, en la página del Centro de Información Cerveza y Salud. Les anoto aquí el resumen y el enlace para los que quieran leerlo al completo:
La  cerveza es una bebida clásicamente utilizada en los países occidentales para calmar la sed, de hecho su consumo tras realizar ejercicio físico constituye una práctica habitual en algunos casos. La cerveza contiene fundamentalmente agua (95%) pero también una serie de sustancias que pueden ser de interés para recuperar las pérdidas hidrominerales que ocurren con el ejercicio y favorecer una eficaz recuperación tras la práctica deportiva. Por otra parte, esta bebida contiene una cierta cantidad de alcohol y, en consecuencia, su utilidad como bebida rehidratante podría ser cuestionable.
 Para aclarar esta cuestión, se ha desarrollado, de manera independiente y por dos grupos de investigación, un estudio científico en el que se ha sometido a un grupo de sujetos a un protocolo de ejercicio extenuante (60 minutos corriendo en tapiz al 60% de la capacidad aerobia máxima), en condiciones de elevada temperatura ambiental (35ºC, 60% de humedad relativa). El protocolo de ejercicio determinó unas pérdidas hídricas de 1,5-2 l, lo que correspondía a una pérdida de peso corporal del 2-2,5%. Los sujetos realizaron este protocolo de ejercicio en dos ocasiones, en orden aleatorio y separadas por tres semanas de intervalo. Tras una de las pruebas, se rehidrataban con cerveza (660 ml) y a continuación con agua en la cantidad que querían. Con este protocolo se ha pretendido reproducir lo que suele ser una práctica habitual en sujetos que realizan ejercicio o deporte de manera recreativa.
 Tras analizar antes del ejercicio, inmediatamente después del mismo y tras dos horas de rehidratación, una serie de parámetros indicativos del nivel de hidratación, composición corporal, endocrino-metabólicos, inflamatorios, innunológicos y psico-cognitivos (coordinación, atención, discriminación, tiempos de percepción-reacción, campo visual…) susceptibles de verse influenciados por la cereza, y/o el alcohol que ésta contiene (4º - 5º), no se ha encontrado ningún efecto que la haga desaconsejable.
 Al contrario, la cerveza permitía recuperar las pérdidas hídricas por lo menos en la misma medida que lo hace el agua, no habiéndose podido constatar ningún parámetro que haya sufrido una alteración negativa por el consumo de cerveza. Incluso varios parámetros de composición corporal, metabolismo hídrico, endocrino-metabólicos, inmuno-inflamatorios e incluso psico-cognitivos han tenido un comportamiento ligeramente mejor cuando se consumía cerveza que cuando se consumía agua. No obstante, esos parámetros eran de orden secundario y, por tanto, no se puede considerar su efecto como determinante.
 En conclusión, los resultados de este estudio demuestran que el consumo moderado de cerveza tras la realización de ejercicio no tiene ningún efecto negativo ni dificulta la recuperación o afecta negativamente las cualidades psico-cinéticas en personas deportistas consumidoras habituales de esta bebida. En consecuencia, la práctica habitual de beber cerveza en cantidad moderada y tras hacer ejercicio puede considerarse segura y eficaz en las personas que la consumen habitualmente.
http://www.cervezaysalud.es/wp-content/uploads/2012/08/Estudio_17.pdf

 Y sobre el libro que aparece en la fotografía de inicio, Mala pinta (Editorial Blackie Books), de Speke Milligan, deciros que es un clásico del humor británico que encandiló a los Monty Python o al mismísimo John Lennon, quien tachó la novela de modernísima, loca y absolutamente revolucionaria. David Bowie la anotó en la lista de sus cien novelas favoritas, de ahí que tuviese curiosidad por leerla.

 Para incondicionales del humor british:

–Yo no quise huir, micapitán, estaba retirándome.
*** 
 El reloj del campanario marcaba las 4:32, la misma hora desde hacía trescientos años. Estaba en hora dos veces al día, y eso era mejor que no tener reloj. Nadie sabía los años que podía tener la iglesia. Era, al igual que el niño negro de Mary Brannigan, todo un misterio. Su aparición en documentos escritos se remontaba a 1530. El único indicio tangible fue el hallazgo de un esqueleto muerto bajo la antecapilla. En cuanto les llegó la noticia, unos arqueólogos dublineses saltaron a una camioneta, la cargaron de hombrecillos excavadores, instrumental y emparedados y se plantaron en el pueblo a toda velocidad.
 –Son los huesos de un monje jónico –dictaminó un profesor gris.
 Se pasaron semanas haciendo fotos al monjecito. Le midieron el cráneo, las espinillas, los coditos; le pasaron frotis por la pelvis, hicieron un molde de yeso de la dentadura del hombrecito, lo espolvorearon con resina y polvos conservantes… hasta que por fin los catedráticos se pusieron de acuerdo: el monje tenía mil quinientos años. "Lo que explicaría por qué está muerto", dijo el cura, y ahí quedó la cosa. 
***
 Mujer cultivada, hablaba ocho idiomas y no decía nada inteligente en ninguno.
***
 El cura se hizo a un lado, pues le era numéricamente imposible echarse a más lados.
***
 –Hay un cerrajero en Puckoon –apuntó el señor Wretch–. Es un ladrón retirado que no quiere perder mano.

Nota: Los textos pertenecen a la primera edición de Mala pinta, novela de Spike Milligan, publicada por Blackie Books en octubre de 2018, con traducción de Julia Osuna.

 Y para cerrar la entrada, levanto una copa y brindo por lo que queda de verano. ¡¡Salud!!

sábado, 7 de marzo de 2015

WELCOME TO ITEN, CUNA DE CAMPEONES


Portada del libro de Raquel Landín sobre su aventura africana


Como apunta Arturo Casado en el prólogo, Iten, en Kenia, es el epicentro del fondo mundial, el lugar donde más corredores profesionales de media y larga distancia hay por metro cuadrado en todo el mundo. Nuestro campeón viajó hasta allí después de ganar el Europeo de 1.500 metros. Buscaba desentrañar el enigma, dilucidar el secreto, pero de su experiencia sólo saben sus familiares y amigos. Como él, son muchos los atletas que viajan hasta allí para realizar alguna concentración o para embeberse de la cultura atlética africana. Entre ellos algunos españoles, como Raquel Landín que realizó hace dos años el mismo viaje que Arturo Casado. Afortunadamente, la gallega sí plasmó sus vivencias en un libro: ALCANZANDO METAS. "Iten, valores que forjan campeones", recientemente publicado por la Editorial Deportiva Alto Rendimiento.

"Tenía tantas ganas de que llegase este momento, lo había imaginado de tantas formas, había leído tanto al respecto, ¿serían tantos como dicen?, ¿habría muchas chicas?, ¿cómo irían vestidos?, ¿habría muchos descalzos?, ¿qué tipo de entrenamiento harían?, ¿a qué ritmo irían?, ¿les importaría que me enganchara a sus grupos para correr?, ¿conseguiría aguantarles aunque fuera solo un rato?, ¿cómo serían los caminos por dónde correrían?..."

 Atleta, entrenadora y licenciada en Educación Física, Raquel Landín se plantó un buen día con su mochila en el Valle del Rif "para disfrutar del atletismo en su más pura esencia" y "ver en acción a los mejores atletas del mundo en su hábitad natural". Durante un mes, con actitud curiosa y los oídos bien abiertos, convivió con el generoso pueblo keniano. Corrió por los mismos senderos de tierra y arcilla roja que ellos; se alimentó de ugali, managu, chapati, leche, frutas y verduras frescas; hizo amistades; observó sus métodos de trabajo y compartió entrenamientos lastrada por esos 2.400 metros de altura. Luego, a la vuelta, se sentó a contarnos su experiencia. El resultado no es alta literatura (al libro le habría venido bien la revisión de un corrector de estilo), pero sí una crónica amena y sincera de su día a día en Kenia, aderezada con algunos momentos de reflexión que beben del mundo del Coaching, actividad a la que también se dedica la autora.

 Raquel llegó desde Nairobi a Eldoret (la ciudad más próxima a Iten) en uno de esos matatus* que no parten hasta que están llenos; y apretada en otro matatu pasó bajo el arco de bienvenida que cruza la carretera principal a la entrada de Iten: Welcome to Iten, home of champions. Allí se alojó en las instalaciones del centro de alto rendimiento de Lornah, donde se hospedan muchos corredores extranjeros.


Mo Farah y Paula Radcliffe junto al arco de la entrada de Iten, Kenia, la meca del atletismo
*Matatu: transporte público y popular en Kenia, normalmente furgonetas de nueve plazas, sin horario fijo de salida y llegada.


 Cerca de la frontera con Tanzania, y tan grande como Galicia, la región de Eldoret es la cuna de la tribu de los kalenji, la etnia de la que han salido los mejores corredores de Kenia. Por supuesto que también hay grandes corredores que pertenecen a otras tribus, como David Rudisah o los hermanos Konchellah (Billy y Patrick) que son masais o mi admirado John Ngugi que es kikuyu, pero la mayoría, como recoge Raquel, son Kalenji. De ahí que hayan dado nombre a una marca deportiva. 

"A pesar de solo representar el 0,001% de la población mundial, los Kalenji han ganado más del 70% de las medallas en carreras de larga distancia. En Kenia constituyen un diez por ciento de su población total, apenas 4 millones y medio de personas, eso es lo que llamo yo ser eficientes".

 Y hablando de marcas deportivas, hasta Iten llegan managers que ejercen de caza talentos para Nike, Adidas, Puma o Fila, y que cierran contratos de patrocinio y carreras por Europa o Estados Unidos. Así es como salen de Kenia muchos atletas en un viaje de ida y vuelta, pues cuando se retiran regresan a su país para invertir lo ganado en una granja con vacas y unas hectáreas que cultivar. Algunos incluso invierten antes de colgar las zapatillas, como el maratoniano Wilson Kipsang que ganó el año pasado en Berlín, Londres y Nueva York. Wilson Kipsang, el hombre que más veces ha corrido la maratón por debajo de 2h05', cinco en concreto, es el dueño del hotel donde Raquel fue a ver la retransmisión de la final femenina de maratón del Mundial de aquel verano (Moscú 2013).

"El dueño del hotel en este caso es el maratoniano Wilson Kipsang, 2h03'42, bronce en los JJOO de Londres 2012 además de ser el ganador de la maratón de Londres, Frankfurt o Lake Biwa. Puedes verle pasar mientras te tomas algo, él ha preferido no ir a Moscú, está preparándose para Berlín, quiere intentar batir el récord del mundo, que está en 2h03'38. Ganar en Berlín, independientemente de que haga récord, le aportará más dinero que acudir a Moscú y traerse el metal pesado brillante colgado al cuello. La Federación keniata, después de los éxitos en campeonatos internacionales, se queda con un porcentaje muy elevado del premio, por eso ha decidido centrarse en Berlín".

 La keniata Edna Kiplagat, que defendía título, ganó aquel mundial, y Wilson Kipsang batió el récord del mundo en Berlín con una marca de 2h03'23, aunque al año siguiente su compatriota Dennis Kimetto lo dejó en 2h02'57.




Edna Kiplagat en Moscú 2013 y Wilson Kipsang en Berlín 2013


 Raquel conoció en persona a Edna Kiplagat, pues tuvo la suerte de ser invitada a la fiesta de celebración que ésta dio en su casa al volver de Moscú. Durante su estancia en Kenia, Raquel también conversó con el atleta sudanés Guor Maker, nacionalizado estadounidense, cuya historia está llevando al papel el amigo Jesús Francisco Aguilera, y con Toby Tanser, un atleta islandés que creó la fundación Shoes4Africa para realizar proyectos humanitarios en el país, entre ellos la creación de un hospital infantil, y que se ha convertido en todo un personaje.


Toby Tanser


 Todos los corredores míticos de Kenia se iniciaron en el camino a las escuelas, corriendo descalzos esos cinco, diez o quince kilómetros que separaban sus casas de los pupitres. Y por supuesto que no lo hacían por gusto, sino por falta de transporte público, o de dinero para subir a él, o porque estos fuesen llenos y pasasen de largo como me sucedía a mí cuando estudiaba 2º de BUP en Martiricos y tenía que coger el 15. Después de una semana de llegar tarde a clases, por culpa del autobús que siempre iba abarrotado y no paraba, decidí ir a clases andando. 30 minutos de ida y otros 30 de vuelta a paso rápido. Quizás si hubiese ido a la carrera... Bromas aparte, el éxito de los atletas keniatas no es fruto de ese único hecho, sino de una suma de factores:

-El talento: tienen una tipología y unas capacidades innatas, a las que hay que sumar esas grandes distancias que desde pequeños tienen que recorrer  a pie para ir a la escuela.

-La motivación: el éxito deportivo visto como una forma de promoción profesional y social frente a la pobreza y a las duras condiciones de vida.

-El ambiente: entrenamiento a altitudes superiores a los 2.000 metros; circuitos naturales; alimentación sana y un gran apoyo y protección por parte del Gobierno.

-El entrenamiento: total dedicación al entrenamiento, que realizan en grupo con hasta 3 sesiones al día, prestando especial atención a los periodos de descanso (entre sesiones y al final de la temporada).

"Cada mañana en Iten, más de 1000 corredores copan sus calles a las 6 de la mañana cuando aún es de noche; su preocupación no es que haya luz o se puedan torcer un tobillo por esos caminos por los que solo les guía el recuerdo de cuando pasan por ellos en sus segundos entrenamientos donde la luz ya forma parte de sus zancadas. Su preocupación estriba en no perder ni una sola mañana de entrenamiento, saben que si no salen, muchos otros sí lo hacen y serán ellos quienes luego se alcen con sus sueños de convertir su nombre en otro nombre más keniano que recorra el mundo a zancadas de triunfos".



Vídeo promocional de Alcanzando metas (Editorial Deportiva Alto Rendimiento),
cuyas ventas irán destinadas a causas benéficas



altorendimiento.com