Cristina González, abanderada de España en el Mundial de 100 Kms en ruta |
Ayer, rodando con Juan Sarria hijo (y ya van cuatro días seguidos que consigo rodar sin molestias en el pie), me enteré de lo que estaba ocurriendo en Doha, la capital de Qatar. Para los que no estén al tanto, les diré que la pasada tarde se celebraba allí el Campeonato Mundial de 100 kilómetros en ruta, y que el gobierno qatarí tuvo la peregrina e inconcebible idea de prohibir a las atletas femeninas competir con el top y la braguita o malla corta con que lo hacen habitualmente, vestimenta por otra parte aprobada por la IAAF.
La ultrafondista Cristina González, del Club Atletismo Bikila |
A ver, aunque no he viajado nunca por el golfo Pérsico ni la península Arábiga, sí lo he hecho por casi todo Oriente Medio y el Magreb, así que sé de qué va el rollo, todo eso de que los códigos allí son distintos a los nuestros y tal y tal. Y por supuesto que comparto aquello de "donde fueres haz lo que vieres". Si voy a Irán, por ejemplo, sé que debo usar pantalón largo y camisas de manga larga aunque sea agosto, y que mi acompañante femenina tendrá que cubrir su cabello con un pañuelo y su cuerpo con algún tipo de prenda que no deje notar sus formas. Es lo que hay, y uno lo acata porque libremente ha decidido viajar allí en busca de sus paisajes, de sus monumentos o de la legendaria hospitalidad de su gente; pero lo que no puede ser es que la Federación Internacional le dé un Campeonato del Mundo a Irán para que todas las féminas se vean obligadas a pasar por el aro. Pues eso mismo, que resultaría un despropósito, es lo que ha ocurrido con Qatar, un país en el que la mayoría de las mujeres ocultan sus cuerpos con abayas negras, y en el que las temperaturas pueden sobrepasar los 50º en julio y agosto, pero que, a base de petrodólares y de untar no precisamente con mantequilla al personal, se está quedando con la organización de todos los campeonatos: el Mundial de Ciclismo en ruta de 2016, la Copa del Mundo de Fútbol de 2022, e, increíblemente, visto lo visto, el Mundial de Atletismo de 2019. ¡Menudos dirigentes federativos tenemos! Algo debe ocurrir en sus cerebros, igual que en el de los gobernantes de Qatar. Señores qataríes, si no quieren escandalizarse con la vestimenta de las corredoras, por qué demonios solicitan la organización de un campeonato de este tipo. Limítense a organizar mundiales de carreras de camellos y asunto zanjado.
En el mundial participaba una española, la gallega Cristina González, del Club Atletismo Bikila. Cristina trabaja en la tienda de Deportes Bikila de Murcia, así que Juani, que trabaja en la tienda de Málaga, la iba siguiendo por las redes sociales. Según me contaba, la ultrafondista, tetracampeona de España de la distancia que viajaba a Qatar con la sexta mejor marca europea y la octava del mundo (finalmente entró en meta en el puesto vigésimosexto con una marca de 8h48'), se había visto obligada a última hora a improvisar una nueva equipación.
"Se trata de estar 8 horas con más de 25º y una humedad muy alta corriendo con ropa cómoda y de tu talla, no con ropa de tío y grande", se quejaba ayer Cristina, quien siguiendo el consejo de su seleccionador, José Ríos ("Le dije a Cris que se olvidara. ¿Un problema? Una solución"), se puso a coser una camiseta de las del equipo masculino que le quedaba enorme.
Cristina González |
No quiero juzgar a Cristina, que es joven y asistía a su primer mundial (lo del seleccionador es otro cantar), pero me parece muy triste que las mujeres del mundo atlético hayan desaprovechado esta oportunidad para solidarizarse con las mujeres qataríes, siempre atemorizadas por las consecuencias de sus transgresiones. Yo no habría actuado así jamás de los jamases. La indignación habría sido tal que me habría llevado sí o sí a plantarme. ¿Se imaginan qué hubiese ocurrido si todas las atletas se hubiesen negado a tomar la salida, o si todas lo hubiesen hecho con la equipación que les hubiese salido de los ovarios? Pues eso. Creo que le habrían dado un buen ¡Zascas! al Emir y a todos sus jeques. De ahí también mi queja hacia la decisión del seleccionador y de la Federación Española que no marcó otras directrices.
Cristina González entrando en meta en el Mundial de Qatar |
Es curioso, pero esta tarde he leído en la Wikipedia que cerca de Doha se encuentra la Ciudad de la Educación, una zona dedicada a la investigación y la educación. Creo que no les vendría mal pasarse por allí a unos cuantos jeques. Y ya de paso, podrían dejarse acompañar por los presidentes de algunas de las federaciones internacionales que han resuelto disputar allí sus mundiales, incluyendo, claro está, al de la IAAF, el senegalés Lamine Diack.
Y para cerrar con una nota amable, le doy mi enhorabuena a José Antonio Requejo, que alcanzó el bronce en la prueba masculina, en la que también tomaron parte Miguel Ángel Jiménez, Asier Cuevas y Ludisvindo Romero.