lunes, 22 de septiembre de 2014

GALÍPOLI





                               -¿Qué son tus piernas?
                               -Muelles. Muelles de acero.
                               -¿Y qué van a hacer?
                               -Llevarme a toda velocidad.
                               -¿A qué velocidad puedes correr?
                               -A la de un leopardo.
                               -¿Y a qué velocidad vas a correr?
                               -¡A la de un leopardo!
                               -Pues veamos cómo lo haces.



Fotograma de Gallipoli



Con la excusa del centenario de la Primera Guerra Mundial, Fnac Málaga está proyectando este mes una serie de películas acerca de la contienda. La del pasado lunes fue Gallipoli, una película australiana de 1981 dirigida por Peter Weir que cuenta con Mel Gibson y Mark Lee de protagonistas; un film que muestra hasta qué punto aquella carnicería salpicó e implicó a todos.


Soldados australianos en una trinchera. Galípoli, 1915
Fotografía: Joseph Cecil Thompson

 Gallipoli es una película bélica vinculada con el atletismo pues, además de hablar sobre la guerra y sus nefastas consecuencias, recoge la amistad entre dos jóvenes promesas del atletismo: Archy Hamilton (Mark Lee) y Frank C. Dunner (Mel Gibson), velocistas australianos que se alistaron en el ejército para combatir en Europa. También hace referencia al corredor Harry Lasalles, quien en 1899 fue campeón del mundo de las 100 yardas en Leeds con una marca de 9"5'.


Fotograma de Gallipoli


 La península turca de Galípoli fue el trágico destino de todos aquellos soldados australianos y neozelandeses que fueron a luchar contra los turcos, aliados de los alemanes, en la Gran Guerra. 

 Dentro de la campaña de Galípoli, también conocida como de los Dardanelos, tuvo lugar el 7 de agosto de 1915 la batalla de Nek, momento trágico de la película, cuando Archy Hamilton y su compañía se aprestan a salir de las trincheras en una última carga que ya saben suicida. Memorable ese diálogo que abre la película, anotado al inicio de esta entrada y repetido a modo de mantra por Archy en esos últimos instantes; un diálogo que, como esas serpientes africanas que se muerden la cola, viene a cerrar el film bajo los estremecedores compases del Adagio de Albinoni.

 Aunque la película esta basada en hechos que tuvieron lugar en Galípoli, es al leer los créditos cuando nos enteramos de que los personajes que aparecen retratados en ella son completamente ficticios. Picado por la curiosidad, he investigado el dato en internet (www.wesfarmers.com) y, por gentileza de la Fnac Málaga, he visto varias veces la entrevista a Peter Weir que acompaña al DVD. En ella, el director explica cómo encontró la inspiración para sus personajes en las figuras reales de los deportistas Grisley Harper y su hermano más joven, Wilfred, quienes participaron en la batalla de Galípoli y en el ataque al Nek aquel fatídico 7 de agosto.


Wilfred Harper

"El décimo regimiento se encontró con la muerte de la misma manera que el octavo. Los hombres corrían lo más erguidos posible frente a los rifles turcos. La flor de la juventud de Australia occidental se fue con ese regimiento. Hijos de las antiguas familias pioneras, en algunos casos dos o tres de una misma familia. Los líderes más admirados del deporte del Este, se precipitaron a la muerte. Grisley Harper y su hermano más joven, Wilfred, a quién se le vio por última vez corriendo como un colegial con toda la velocidad que podía alcanzar".
El director Peter Weir lee estas líneas del libro de Ross McMullin, Farewell, dear people: biographiers of Australia's lost generation. Y luego comenta lo siguiente: 
"Eso provine de la historia oficial de Australia en la Primera Guerra. Y en particular la descripción del ataque al Nek y de aquellos jóvenes, sobre todo del chico que desapareció, que corría como en una carrera, se convirtió en el tema principal. Hasta ese momento, David Williamson (guionista) y yo habíamos experimentado... Habíamos trabajado durante un año y medio sin conseguir nada. A veces, el tema histórico no resulta interesante en el cine. Aquí lo teníamos, en esta historia oficial. Decidimos que los personajes principales serían corredores".

 Aunque el guión es de David Williamson sobre una historia del propio director, Peter Weir,  ambos agradecen en los créditos finales la inspiración que obtuvieron de The broken years: Australian soldiers in the Great War, de Bill Gammage's y War Histories, de C.E.W. Bean (¿cómo no se le ha ocurrido a ninguna editorial traducirlos al castellano, junto a Tell England de Ernest Raymond, en este año tan señalado?).

 En fin, háganme caso, consigan la película y resérvense una tarde para sumergirse en la historia. Seguro que no les deja indiferente.





P.D.: Al escribir este post me he acordado de tres personas: de mi hermano Marcial, que en la adolescencia no se cansaba de escuchar la cassette de Jean Michel Jarre con la música de Oxygène, cuyas notas suenan cuando corren los atletas; de Miguel Ángel Moya, que me habló no hace mucho de esta película que yo tenía olvidada; y de Luis Felipe Méndez, quien se sabe los diálogos de memoria. A ellos va dedicada esta entrada. A ellos y a los cientos de soldados del 8º y 10º regimiento de caballería ligera que sacrificaron con valor sus vidas en la batalla del Nek.

lunes, 8 de septiembre de 2014

DE BARRERAS, GESTAS Y MEZQUINDADES

Estos días he dado cuenta de la prensa atrasada para descubrir, atléticamente, la muerte a los 90 años de Alice Coachman en Albany, Georgia, en el sur de Estados Unidos. Alice ganó una medalla de oro en salto de altura en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948, lo que la convirtió en la primera mujer afroamericana que conseguía dicho metal en unas olimpiadas. A sus 24 años había tocado el cielo, superando el listón a 1,68 metros de altura; aún así, a su vuelta a Albany, tendría que seguir superando barreras, en este caso las raciales, pues el alcalde se negó a estrecharle la mano. Afortunadamente, la segregación racial fue prohibida por la Ley de Derechos Civiles hace ahora cincuenta años y Alice fue homenajeada como una de las 100 mayores atletas olímpicas en los juegos de 1996 en Atlanta.


Alice Coachman  (AP Photo)


 También me recreo con las fotos de Borja Vivas con su medalla de plata en el peso del Europeo de Zúrich, un Borja al que pude felicitar en el mismo aeropuerto (yo llegaba desde Islandia y él iba a recibir a su pedazo de entrenador, Tomás Fernández, que regresaba varios días después que él de Suiza).


Borja Vivas, Zúrich 2014  (Fotografía: Phil Noble (Reuters))


 Y por último me indigno leyendo que el francés Mahiedine Mekhissi-Benabbad fue desalificado tras ganar la final de 3.000 metros obstáculos por quitarse la camiseta en la recta de meta. Que conste que no me gusta la acción del atleta, pues me parece una falta de respeto y de consideración con el rival, pero de ahí a que se le descalifique y se le quite la medalla me parece que es pasarse, no uno ni dos ni tres, sino veinte pueblos.


Mahiedine Mekhissi-Benabbad entrando el primero en meta en la final de 3.000 metros obstáculos del Europeo de Zúrich



La polémica final de los 3.000 metros obstáculos del Europeo de Zúrich 2014


 Creo que lo de Mahiedine, que conseguía su tercer título consecutivo, lo podrían haber solventado mejor con una multa económica y la prohibición de correr durante x meses o en los próximos mítines o galas que cierran la temporada. Es como si a Ronaldo le hubiesen anulado el gol de Lisboa por celebrarlo quitándose la camiseta en lugar de sacarle una tarjeta amarilla. Por mucho que el atleta haya incumplido el artículo 143 del reglamento ("En todas las competiciones los atletas deben usar vestimenta que esté limpia, diseñada y llevada de forma que no sea ofensiva... Cada atleta debe ir provisto de dos dorsales que durante la competición debe llevar puestos de modo visible sobre el pecho y la espalda"), la decisión de la IAAF me parece desproporcionada. Para colmo la reclamación la efectuó la delegación española ya que con la descalificación del francés el español Ángel Mullera subía del cuarto al tercer puesto, y Sebastian Martos del quinto al cuarto. Me parece una reclamación malintencionada y mezquina. Como decía el general Barfus, "en la medida de lo posible, hay que dejar que impere la clemencia".


Clemencia
BERTA VIAS MAHOU
En Frau Jenny Treibel, novela soberbia de Theodor Fontane, principal exponente del realismo literario alemán, se cuenta una anécdota que merece formar parte de todo botiquín espiritual que se precie. Al fin y al cabo, la mayoría de los lectores lo que buscamos es eso. Vacunas, antibióticos o vitaminas que a veces no encontramos en la realidad. Un personaje secundario, profesor de Historia, comenta que, preparando sus clases, ha leído mucho sobre el general Barfus, un militar del que no se podía decir que hubiera inventado la pólvora, pero sí que era un hombre honrado. Durante el asedio de Bonn, el viejo Barfus presidió un consejo de guerra contra un joven oficial que se había comportado de forma poco heroica. Los demás miembros del tribunal se mostraron a favor de declararle culpable y mandarlo fusilar. Así habló Barfus: Hagamos la vista gorda, señores. He participado en 30 batallas y he de decir que un día no se parece a otro. El ser humano es desigual y asimismo el corazón. Y el valor aún más. Yo también me he sentido cobarde alguna vez. En la medida de lo posible, hay que dejar que impere la clemencia... Según esta historia, si algo aprendió Barfus, a pesar de su profesión o gracias a ella, fue a ponerse en el lugar del otro. Una fórmula magistral que deberíamos aplicar en nuestras relaciones personales. Y en la vida pública, para evitar errores irreparables nacidos de juicios precipitados. En la medida de lo posible, pues no se trata de que los violentos y los depredadores económicos queden impunes, sino de que nos demos cuenta de la necesidad de abolir de una vez por todas la pena de muerte, aún en vigor en muchos países. El castigo no debe parecerse al delito. Ni la justicia al crimen.(Artículo aparecido en El País del sábado 16 de agosto de 2014. Creo que el paradigma es evidente)


 Afortunadamente, hubo justicia divina en el 1.500, y Mahiedine se llevó finalmente una medalla de oro a casa.


Mahiedine Mekhissi-Benabbad gana el oro en el 1.500 del Campeonato de Europa (Zúrich, 2014)


Final de 1.500 metros del Campeonato de Europa de Atletismo al Aire Libre (Zúrich 2014)


jueves, 4 de septiembre de 2014

RUNNING TOURS

Islandia es pura naturaleza, así que no es de extrañar que se dé allí un turismo activo, con empresas que ofrecen paseos en barco para ver ballenas, espeleología en cuevas de lava o hielo, submarinismo entre las placas tectónicas o senderismo por los muchos glaciares y montañas que hay en el país.


Glaciar de Svínafellsjökull, Islandia. Fotografía: Pedro Delgado Fernández


Grieta en el glaciar Svínafellsjökull, parque nacional del Vatnajökull, Islandia
Fotografía: Pedro Delgado Fernández




 Lo que sí me sorprendió fue descubrir que existe una empresa pensada para los corredores que bajo el lema Run wild in Iceland ofrece circuitos pedestres, guiados por otros corredores, por algunos de los sitios más interesantes del país. Se llama Arctic running, operan desde la capital y desde Akureyri, y tienen una página web: www.arcticrunning.is


Arcticrunning  (Fotografía: Brian McCurdy)


 No realicé ninguna actividad con ellos, pero imagino lo que tiene que ser llegar corriendo a la cascada de Dettifoss después de recorrer el cañón de Ásbyrgi. Nosotros llegamos haciendo autostop desde el lago Mývatn, lo que tampoco estuvo mal.


Cascada de Dettifoss, Islandia. Fotografía: Pedro Delgado Fernández


Pedro Delgado Fernández en la cascada de Dettifoss, Islandia.


Cascada de Dettifoss, Islandia. Vídeo grabado por Pedro Delgado Fernández



 Pienso ahora en todo esto e imagino a Manolo Espárraga corriendo con un grupo de turistas por los senderos de El Torcal, en Antequera; a Verdugo mostrándoles a golpe de zapatillas el casco viejo de Ronda antes de correr hasta las ruinas de Acinipo; a Juan Vázquez metiéndose una maratón para llevarlos desde el castillo de Álora a la fortaleza de Teba; a Agustín Molina pateando el paseo marítimo de Torre del Mar antes de subirlos a Vélez; o a mí mismo enseñándoles, zancada a zancada, el centro de Málaga y sus paseos marítimos. Así que, si alguna empresa se anima o algún hotel quiere ofrecer el servicio, no tiene más que ponerse en contacto conmigo.
 "Running tours with some of the most experienced runners in Málaga". ¿A que suena bien?



Nota: Mi experiencia con Air Berlin y Germanwings fue nefasta. Nos dejaron sin equipaje durante dos días, indemnizándonos con la irrisoria cantidad de 26 euros (13 euros por persona). Así que les recomiendo viajar con cualquier otra compañía.