sábado, 30 de marzo de 2019

HAZTE SEGUIDOR DE CALLE 1 EN BLOGGER


Sándor Iharos junto a Emil Zàtopek en 1955
Fotografía: Komlós Tibor (intervenida por Pedro Delgado)

Como sabéis la cuenta de Google+ dejará de estar disponible a partir del día 2 de abril, y uno de los efectos colaterales de ello es que desaparecerán todos mis seguidores de Google+. Sois muchos los que estabais al tanto de mis entradas en el blog por ese canal, por lo que desde aquí quiero animaros a migrar a Blogger, desde donde podréis haceros seguidores de Calle 1, un blog de atletismo y de todo lo que está relacionado con él, y en el que, a veces, también se tocan otros deportes.
 Es bien sencillo. En la columna de la derecha encontraréis los "cuadraditos" de los seguidores, y bajo ellos un rectángulo azul con la palabra Seguir dentro. Sólo tenéis que pinchar en él.


 No os llevará nada de tiempo, y de esa forma continuaréis recibiendo mis artículos; además de ser una buena forma de apoyar al blog y de crear una comunidad en torno a él.
 Un saludo, y espero veros pronto de vuelta por aquí.

lunes, 25 de marzo de 2019

DE MÉXICO 68, GUADALUPE NETTEL Y RAYMOND DEPARDON

Ojeando viejos recortes de prensa, que se han ido acumulando en la mesa de la cocina este último año, me he topado con un artículo de la mexicana Guadalupe Nettel sobre los Juegos Olímpicos de 1968 que se celebraron en su país. Lleva por título “Encima de Villa Olímpica”, y tiene una anotación mía a bolígrafo con la fecha (14 de octubre de 2018) y el nombre del diario en el que apareció (El País).

Artículo de Guadalupe Nettel sobre la revista de fotos de Raymond Depardon
Fotografía: Pedro Delgado

 En febrero de ese mismo año compré una revista de Raymond Depardon que recopilaba las fotografías que el francés había realizado durante las olimpiadas de Tokyo 64, México 68, Munich 72, Montreal 76 y Moscú 80, así que guardé el recorte con la idea de escribir una entrada que aunase el texto de Nettel, sobre la poco alumbrada matanza de Tlatelolco, con las bellas imágenes en blanco y negro de Depardon de los juegos de México. Pero el tiempo pasó, el recorte pronto quedó apilado entre otros y el libro varado en la sección de fotografía de la estantería. Hasta hoy, que con el recorte en la mano he ido a rescatarlo de la librería para mostrárselo a ustedes; intercalando el texto de  la ganadora del Premio Herralde de Novela 2014 con las fotografías del de la Magnum. ¡Que ambos me perdonen! Por el atraso y por el atrevimiento.


ENCIMA DE LA VILLA OLÍMPICA
Por Guadalupe Nettel

Durante los primeros años de mi infancia viví con mi familia en un conjunto habitacional situado al suroeste de la Ciudad de México. La Villa Olímpica había sido construida en 1968 para hospedar a los atletas participantes en las Olimpiadas que tuvieron lugar en México durante ese año, a las delegaciones de los distintos países y a la prensa internacional. Fue el propio presidente Gustavo Díaz Ordaz quien inauguró el conjunto con un discurso que anunciaba su intención de "cobijar a la juventud del mundo", mientras vetaba a Sudáfrica por su política de apartheid, como habría hecho un presidente humanitario con ideas progresistas. Según el gobierno mexicano, esos juegos debían servir para afianzar la imagen internacional de nuestro país. Sin embargo, las protestas estudiantiles, inspiradas en los diversos movimientos sociales que tuvieron lugar en el mundo a lo largo de ese año*, contagiaron a la sociedad civil. Díaz Ordaz temía que esas protestas opacaran a las Olimpiadas dando una impresión de un México demasiado rebelde y desordenado.
 El 2 de octubre, a tan sólo 10 días del inicio de los Juegos Olímpicos, en la Plaza de las Tres Culturas tuvo lugar una de las manifestaciones más concurridas de nuestra historia. A diferencia de otros presidentes, como De Gaulle o el propio Nixon, que nunca recurrieron a la violencia contra los estudiantes, al presidente de México le pareció que la mejor manera de atajar el movimiento era aplastarlo con un brutal despliegue de fuerza militar, conocido como la matanza de Tlatelolco, en la que murieron cerca de 200 personas. En sólo un par de meses el presidente había pasado de querer cobijar a la juventud del mundo a masacrarla.

A la izq. un tanque en la plaza de las Tres Culturas después de la masacre perpetrada por la policía mexicana el 2 de octubre, diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos. Arriba a la dcha. se puede ver cómo después de la matanza de estudiantes el ejército esta en todas partes durante los Juegos. La fotografía inferior de Depardon pertenece a los Juegos de Munich 72, y en ella se ve a la gimnasta soviética Olga Korbut ganadora de tres medallas de oro y una de plata. Fotografía: Lucía Rodríguez.

A la dcha. se puede ver un blindado en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, México, en octubre de 1968. En la página izq. se puede ver a la atleta de la antigua República Democrática Alemana Margitta Gummel, medalla de oro en lanzamiento de peso, y al estadounidense James "Randy" Matson, medalla de plata en lanzamiento de peso. Ambos fotografiados por Depardon en el Estadio olímpico universitario de México. Fotografía: Lucía Rodríguez.

 Los Juegos Olímpicos de México 68 –probablemente los más tristes de la historia moderna– se inauguraron el día previsto, en un clima de absoluta represión. Mientras en los estadios los atletas competían por el oro y la plata, en las calles y en las universidades se llevaba a cabo una verdadera cacería de brujas.

Fotografías de Depardon de la inauguración de los Juegos en el estadio olímpico de México el 12 de octubre de 1968, los primeros Juegos organizados en un país en vías de desarrollo. Fotografía: Lucía Rodríguez.

 A lo largo de los años setenta la Villa Olímpica fue vendida en régimen de condominio a familias mexicanas, pero sobre todo argentinas, uruguayas y chilenas, exiliadas tras los golpes militares ocurridos en Sudamérica a principio de los setenta.
 Crecer junto a esos niños de tan diversos acentos y vocabularios fue muy enriquecedor. También lo fue escuchar sus historias, con frecuencia dramáticas, que involucraban la desaparición y tortura de sus padres o de sus abuelos.
 En Villa, como nosotros la llamábamos, había árboles de muy diversas especies, también aves, caracoles, ardillas, zarigüeyas, lagartijas que perseguir con la reportera, y miles de rincones para esconderse. El club deportivo incluía canchas profesionales de basquetbol y de fútbol, un gimnasio olímpico, una pista de tartán, una alberca de 100 metros. También había una explanada muy amplia en la que era posible patinar o andar en bicicleta. Los niños hacíamos uso de todos esos espacios soñando que éramos tan atletas como sus primeros ocupantes, y que en un futuro no muy lejano participaríamos en las olimpiadas.

El famoso salto de altura de Dick Fosbury fotografiado por Raymond Depardon
Estadio Olímpico de México, 20 de octubre de 1968. Fotografía: Lucía Rodríguez

 De todos los rincones de aquel lugar, mi preferido era un árbol situado justo frente a mi edificio y cuyas ramas alcanzaban el apartamento en el que vivía. Una tarde, mientras jugábamos en una de las áreas verdes, mis amigos y yo destapamos una alcantarilla, nos metimos en el hueco y comenzamos a caminar por el túnel del desagüe. Después de avanzar en la oscuridad durante varios minutos, encontramos la salida. Cuando emergimos de ahí descubrimos un jardín inmenso donde se alzaba una pirámide circular. Se trataba de las ruinas de Cuicuilco, un centro ceremonial de la cultura olmeda, ubicado del otro lado de la avenida. Por increíble que parezca ninguno de nosotros lo había visitado jamás. Ni siquiera sabíamos de su existencia. El lugar, lo leímos esa tarde, había sido devastado por un volcán en erupción. Junto a la pirámide sentimos olor a copal e incienso, y vimos a los habitantes de esa ciudad ir y venir por las calzadas de piedra. Esa tarde comprendimos que el pasado glorioso de este país está más cerca de los que suponemos, y que no importa cuán aterradores o viles sean los orígenes de un lugar, lo que cuenta es lo que hacemos con él. Como el árbol que había logrado crecer en medio de la piedra volcánica, encima de aquel episodio de muerte y represión, nosotros crecíamos libres y estábamos escribiendo nuestra propia historia.

Fotografía de Raymond Depardon de la prueba de los 3.000 metros obstáculos en el Estadio Olímpico Universitario de México, 14-16 de octubre de 1968. Fotografía: Lucía Rodríguez.

El americano Bob Beamon (a la dcha.), estoico bajo la lluvia después de haber batido de largo el récord del mundo y olímpico de salto de longitud, fotografiado por Depardon. Estadio Olímpico de México, 18 de octubre de 1968. Fotografía: Lucía Rodríguez.

Fotografías de Raymond Depardon de la final de los 200 metros ganada por el americano Tommie Smith. Estadio Olímpico de México, 16 de octubre de 1968. Fotografía: Lucía Rodríguez.

* El 68 fue un año de conmociones sociales y políticas que dejó imágenes icónicas, entre otras, la ejecución a sangre fría de un prisionero del Vietcong por parte del jefe de Policía de Saigón en febrero; el asesinato de Martin Luther King en abril; las revueltas del mayo francés; el asesinato en junio de Robert Kennedy cuando acababa de ser nominado candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos; la invasión de Praga por los rusos en agosto; la cristalización del movimiento hippie en el festival de Rock de Venice Beach, California, en septiembre; o los puños negros en alto de México 68 en agosto, de los que ya les hablé en otra entrada. Si  no la vieron en aquella ocasión, pinchen sobre el enlace. Merece la pena.
https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2016/10/llueve-sobre-mojado.html

A la dcha. fotografía de Depardon del ganador de los 400 metros lisos, el americano Lee Evans, con el puño en alto en el podio. A la izq. el podio de salto de longitud con Bob Beamon también puño en alto. Estadio Olímpico de México, 18 de octubre de 1968. Fotografía: Lucía Rodríguez.

jueves, 21 de marzo de 2019

EL FÚTBOL COMO PELIGRO Y COMO ESPERANZA


Jorge Valdano en la final del Mundial entre Argentina y Alemania
México, 29 de junio de 1986

Me gusta leer los microartículos que escribe Jorge Valdano en El juego infinito, su columna de opinión en la sección de Deportes de El País. Algunos no tengo más remedio que pincharlos con una chincheta en el corcho del tablón que tengo en el pasillo de los vestuarios del pabellón polideportivo del instituto. Como un aviso para navegantes.


El fútbol como peligro
Por Jorge Valdano

"Las imágenes que conmocionan al mundo", tituló hace un tiempo la web de un periódico deportivo para presentar un vídeo donde un equipo escuchaba la arenga guerrera de su capitán antes de un partido. Ocurrió en Rosario, Argentina. Maxi, el capitán de tan fascinante historia, tenía trece años y se desgañitaba mientras sus compañeros lo escuchaban abrazados, como si los esperara el patíbulo. Maxi hablaba del escudo, mientras lo sacudía como bandera que los inspiraría durante la batalla en el ya delirante duelo entre Newell's y Central. Ni una sola palabra sobre el placer y el orgullo bien entendido puestos al servicio del juego. ¡13 años! Las imágenes, difundidas como ejemplo de competitividad, eran la prueba del despropósito formativo que compromete desde entrenadores hasta padres. El fútbol, así entendido, es una droga cutre que deberíamos prohibir a menores de edad.


El fútbol como esperanza
Por Jorge Valdano

Se celebró La Liga Promises en Arona (Tenerife), prestigioso Torneo de fútbol 7 para menores de 12 años. Me reconcilié con la pureza de un fútbol lleno de ilusión donde se ríe y se llora mientras los ganadores abrazan a los perdedores. Solo dejan de ser inocentes cuando copian a los mayores (simulan faltas con una exageración sospechosa; gritan gol dibujando un corazón con la mano). Pero salí reconfortado porque vi algo auténtico en el patrón creativo de estos chicos que aún no fueron formateados por entrenamientos igualadores. Me dieron ganas de gritar: "¡No los toquen, déjenlos ser!". Aunque no es necesario. Cuando alguno de estos chicos atraviese victorioso las dificultades y llegue a Primera División, cruzaremos las imágenes de su debut con la de estos días para comprobar que, hagamos lo que hagamos, son como son.


Nota: Ambos artículos son del sábado 5 de enero de 2019.

viernes, 15 de marzo de 2019

40 ANIVERSARIO DEL CROSS DE SONSECA (III)


Juan José Rosario, Paco Caballero y Paco Fernández López
24 de febrero de 2019, Linares (Jaén)

El otro día recibí una fotografía de mi amigo Paco Caballero tomada en Linares, Jaén, donde se disputaba el LIV Campeonato de España de Clubes de Campo a Través. Y en ella aparecía escoltado por dos atletas jienenses veteranos: Juan José Rosario y Paco Fernández López, que dieron mucho que hablar en su momento, más el primero que el segundo, que llegó a ganar algún campeonato de España de campo a través y de 10.000 metros en pista y fue internacional.
 Pues bien, viendo la imagen me he retrotraído al toledano Cross de Sonseca, pues ambos protagonizaron dos momentos icónicos de dicha carrera en los años ochenta. Dos fogonazos grabados en blanco y negro en la memoria de mi ordenador.
 La primera imagen corresponde al año 1983, cuando Juan José Rosario ganó el Cross San Juan Evangelista de Sonseca, también conocido como el Cross del mazapán, pues, como ya saben, el ganador recibía su peso en dicho producto navideño.

Juan José Rosario levanta los brazos exultante antes de entrar en meta como campeón en la edición del Cross de Sonseca del año 1983. Fotografía enviada por Paco Caballero.

 La segunda corresponde al año 1984, año en el que ganó ese pequeño gran hombre que es Antonio Prieto, "el taca", y en ella se puede ver el sprint final (no sé por qué puesto) entre el incombustible toledano Fernando Fernández Gaytán y el jienense Paco Fernández López, también conocido como Coloro o Colorín, quien llegó a ganar la carrera en 1982.

Fernández Gaytán (izqda. de la imagen) y Paco Fernández López en el Cross de Sonseca de 1984
Fotografía enviada por Paco Caballero

 Y quiero aprovechar esta entrada para enviarles un gran abrazo a los tres. ¡Qué digo a los tres! ¡A los cuatro! Aunque no sé si el veteranísimo Gaytán se acordará de mí.

viernes, 8 de marzo de 2019

MUJERES EN EL DEPORTE


"La lucha por la justicia social a menudo empieza en un terreno de juego o en una pista deportiva".

Atleta en el Centro de Alto Rendimiento de Granada, 26 de septiembre de 2016
 Fotografia: Lucía Rodríguez Vicario

En el Día de la Mujer quiero recomendarles el libro Mujeres en el Deporte, escrito e ilustrado por la estadounidense Rachel Ignotofsky. Editado al alimón por Nørdicacómic y Capitán Swing –para quien no lo sepa apuntar que ambos editores son hermanos–, viene a visibilizar a las atletas, con un compendio de 50 intrépidas deportistas que van desde la década de 1800 hasta la actualidad, mujeres que, como dice el subtítulo, jugaron para ganar. Desde la patinadora artística Madge Syers a la gimnasta Simone Biles, pasando por nombres tan conocidos como la también gimnasta Nadia Comaneci, la tenista Serena Williams, la alpinista Junko Tabel, la velocista Wilma Rudolph, la esquiadora Lindsey Vonn o la nadadora Katie Ledecky.

La velocista Wilma Rudolph. Mujeres en el Deporte, de Rachel Ignotofsky
Editado por N
ørdicacómic y Capitán Swing. Montaje fotográfico: Lucía Rodríguez

 Rachel Ignotofsky ha prestado además atención a esas deportistas que tienen algún tipo de discapacidad física, mental o sensorial, y que todavía lo han tenido más difícil en el mundo deportivo. Ahí están la paratriatleta Melissa Stockwell o la corredora en silla de ruedas Chantal Petitclerc.

La corredora en silla de ruedas Chantal Petitclerc. Mujeres en el Deporte, de Rachel Ignotofsky
Editado por N
ørdicacómic y Capitán Swing. Montaje fotográfico: Lucía Rodríguez

La paratriatleta Melissa Stockwell en el libro Mujeres en el Deporte, de Rachel Ignotofsky
Editado por N
ørdicacómic y Capitán Swing. Montaje fotográfico: Lucía Rodríguez

"Tenemos el poder de elegir nuestra historia [...]. Quiero ser conocida como alguien que convirtió algo muy trágico en un triunfo".
Melissa Stockwell

 Es un libro tremendamente gráfico que convendría tener en todas las bibliotecas de los institutos de enseñanza secundaria, como fuente de inspiración para esas alumnas que les gusta la actividad física y quieren llegar a ser deportistas. Y aún sería más necesario en las bibliotecas de los colegios, pues todavía hay padres –afortunadamente cada vez menos– que consideran que el ejercicio físico no es apropiado para sus hijas, como si el deporte las fuera a masculinizar. Fíjense en los críos cuando vayan al parque. A los niños se les deja hacer libremente, pero las niñas todavía tienen que oír eso de "no corras", "no saltes", "no te subas ahí"..., que te vas a caer o a ensuciar. Por eso me encanta cuando veo a las niñas en las escuelas deportivas de iniciación.
"Este libro está lleno de historias de niñas que crecieron para lograr sus mayores sueños..., historias de mujeres que llegaron hasta el límite, hicieron lo imposible y se convirtieron en leyendas".
 Estas páginas también desmienten el absurdo mito de que el cuerpo de la mujer es débil, algo que se consideró durante mucho tiempo y que llevó a vetar la participación femenina en muchas pruebas. En atletismo, por ejemplo, los últimos vetos, ya hoy por fin superados, estaban en las pruebas de los 3.000 metros obstáculos (que no apareció en el programa olímpico hasta el año 2008 en Pekín), y los 50 kilómetros marcha (en los Juegos de Rio 2016 sólo pudieron marchar sobre la distancia de los 20 Km, pero al año siguiente, en el Mundial de Londres, ya pudieron hacerlo sobre la misma distancia que los hombres).
 Imaginaros que pruebas que hoy vemos tan normales, como el salto de pértiga y el lanzamiento de martillo femenino, no tuvieron cabida en el programa atlético hasta el año 2000.
 Por otra parte, desde el año 2004 las mujeres pueden participar en la prueba del Decatlón, aunque en los grandes campeonatos su prueba oficial sigue siendo el Heptatlón.

La heptatleta Jackie Joyner-Kersee en Mujeres en el Deporte, de Rachel Ignotofsky
Editado por N
ørdicacómic y Capitán Swing. Montaje fotográfico: Lucía Rodríguez

 Hoy día, la única prueba que solo se disputa en la modalidad masculina son los 110 metros vallas, corriéndose 100 metros vallas en la categoría femenina.
"Este es uno de los libros que estábamos esperando: un compendio de grandes mujeres deportistas y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente. Tal como nos enseñó Billie Jean King, "la presión es un privilegio".

La tenista Billie Jean King en Mujeres en el Deporte, de Rachel Ignotofsky
Editado por N
ørdicacómic y Capitán Swing. Montaje fotográfico: Lucía Rodríguez

jueves, 7 de marzo de 2019

ASí Sí: ESPAÑA TERCERA EN EL MEDALLERO DE GLASGOW

Si en su día critiqué al adulterado equipo nacional de cross que quedó campeón de Europa en el 2015, hoy no puedo más que alabar la actuación de los españoles en el europeo de atletismo en pista cubierta celebrado el pasado fin de semana en la ciudad escocesa de Glasgow. Desde Ana Peleteiro a Jorge Ureña, Álvaro Arriba, Jesús Gómez, Óscar Husillos y todo el equipo de 4x400 (Husillos, Guijarro, Búa y Erta). Tres oros, dos platas y un bronce. Seis medallas sin trampa ni cartón de las que sentirnos orgullosos.

La gallega Ana Peleteiro, oro en triple salto en el Europeo de atletismo en pista cubierta
Fotografía: Chema Rey (Diario Marca)

El alicantino Jorge Ureña, campeón de Europa de heptatlón en pista cubierta, Glasgow 2019
Fotografía: Real Federación Española de Atletismo

El salmantino Álvaro Arriba, Campeón de Europa de 800 metros en pista cubierta, Glasgow 2019
Fotografía: Chema Rey (Diario Marca)

El burgalés Jesús Gómez, bronce en los 1.500 metros en el Europeo de pista cubierta
Fotografía: Diario Marca (AFP)

El palentino Óscar Husillos, plata en los 400 metros lisos en el Europeo de Glasgow 2019
Fotografía: Chema Rey (Diario Marca)

Equipo de 4 x 400 metros subcampeón en el Europeo de pista cubierta (Glasgow 2019)
Fotografía: Diario As (Getty Images)

 Desgraciadamente en este europeo hemos vuelto a ver a algún mercenario del atletismo, gente que tras competir con sus países de origen han cambiado de nacionalidad por motivos económicos, como el jamaicano Winston Barnes, nacionalizado por Turquía con el nombre de Emre Zafer Barnes, que fue segundo en los 60 metros. Por el mismo motivo, no me importó nada que no sumásemos una medalla más en los 60 metros vallas con Orlando Ortega.

El jamaicano Winston Barnes

El turco Emre Zafer Barnes plata en los 60 metros lisos en el Europeo de pista cubierta
Glasgow 2019

 Por si alguien quiere curiosear en este blog sobre el polémico tema de los nacionalizados, les dejo los siguientes enlaces:

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2015/01/are-you-qatari-zi-picha-zi.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2015/12/espana-arrasa-en-el-europeo-de-cross.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2015/12/no-querias-caldo-pues-toma-dos-tazas-el.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2016/03/esto-es-para-mear-y-no-echar-gota.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com/2017/02/por-fin-un-poco-de-cordura.html