miércoles, 26 de octubre de 2016

CON LOS QUE TIENEN HAMBRE

Protesta de Feyisa Lilesa en la maratón de Río
(Asahi Shimbun/Getty Images)

Como decía García Lorca, "estoy y estaré siempre con los que tienen hambre". Y como ya saben, el poeta no se refería al hambre de comida sino al hambre de libertad, la que reclamó para su pueblo el maratoniano Feyisa Lilesa al cruzar la meta en los pasados Juegos Olímpicos de Río. Su gesto, manos esposadas por encima de la cabeza, venía a denunciar la represión que ejerce el gobierno etíope contra los oromo, el mayor grupo étnico de Etiopía, que vive en el centro-sur del país*.
*también en el norte de Kenia y algunas zonas de Somalia.

"Hice ese gesto por la actitud del gobierno de mi país contra los oromos. Desde hace nueve meses, un millar de personas han resultado muertas. Tengo familiares en prisión. En mi país, si hablas sobre democracia te matan. Si vuelvo a Etiopía, tal vez me maten o me metan en prisión".  
Feyisa Lilesa

 A pesar de que la regla 50 de la Carta Olímpica prohíbe manifestaciones o protestas políticas, el Comité Olímpico Internacional ha decidido no sancionar al atleta, que sopesa estos días en qué país pedir asilo cuando finalice su visado brasileño, ya que, según Feyisa, su gesto podría acarrearle la cárcel si vuelve a su país; algo que ha desmentido el gobierno etíope, anunciando que el atleta no será juzgado y que será recibido con los honores que le corresponden a un medallista olímpico.

Los tres primeros clasificados en la maratón de los Juegos Olímpicos de Río:
el keniata Eliud Kipchoge, el etíope Feyisa Lilesa y el estadounidense Galen Rupp

 No sé si Feyisa Lilesa pertenece al Frente Nacional de Liberación de Oromía, pero está claro que simpatiza con esta organización independentista que lucha por la autodeterminación del pueblo oromo. La tierra de estos, que se llama Oromía, es hoy día una de las nueve divisiones étnicas de Etiopía, pero hasta la colonización, a finales del siglo XIX, fue una de las tres naciones libres del cuerno de África.

Bandera de Oromía

Bandera del Frente Nacional de Liberación de Oromía

 En Etiopía, desde el proceso de descolonización hasta 1991, han gobernado los amhara, y ahora son los tigriña quienes controlan el aparato del Estado, dos etnias minoritarias que mantienen desde hace décadas un enfrentamiento con los oromo, la etnia mayoritaria, excluida del proceso político del país y del desarrollo económico.

"El gobierno de Etiopía está matando a la gente de Oromía y tomando sus tierras y recursos, por eso los oromo protestan y yo apoyo la protesta como oromo". 
Feyisa Lilesa

 Grupos de derechos humanos, entre ellos la organización Human Rights Watch, afirman que las fuerzas de seguridad etíopes han matado recientemente a cientos de personas al reprimir las protestas contra el gobierno en Oromía.


 Y alguien que está más en contacto con la realidad Etíope, Mario Lozano Alonso, escribía hace poco en su blog (Reino de Aksum) dos entradas en las que denunciaba los hechos y el deterioro de la situación política en el país, y en las que mencionaba el riesgo de que se desate una guerra civil interétnica. Aquí os dejo los enlaces para que podáis acceder a ellas y saber qué está pasando realmente en Etiopía.

¿Qué está pasando en Etiopía? El gobierno se enfrenta a la mayor crisis política desde la caída de Mengistu (1991). 8 de agosto de 2016 
http://www.reinodeaksum.com/?p=911
¿Qué está pasando en Etiopía? (II). Una crisis que se vuelve crónica. 8 de octubre de 2016. En ella también hace referencia al gesto de Feyisa Lilesa, un gesto que ya era utilizado por los oromo en las protestas.
http://www.reinodeaksum.com/?p=1038

 Como dice Mario Lozano, es momento de que el gobierno dialogue y reconduzca la situación, pues como gritan los que salen a la calle a protestar, matar no es la respuesta a nuestras quejas.

jueves, 20 de octubre de 2016

PONERNOS EN FORMA

Casa de Fuerza, Kermán (Irán). Fotografía: Pedro Delgado

Como ya dije hace unas semanas, septiembre es el mes de la vuelta a los entrenamientos, la búsqueda de la puesta a punto que nos haga rendir en los campeonatos invernales; una especie de Año Nuevo para los atletas, igual que para los estudiantes que inician otro curso escolar. Por supuesto, y como dice el dicho, "cada maestrillo tiene su librillo" a la hora de ponernos en forma. Un método que me ha llamado la atención en mi reciente viaje a Irán ha sido el que se emplea en los gimnasios tradicionales. Yo tenía un vago recuerdo de ellos de cuando seguía la serie Alquibla*, cuyo guión y presentación corrían a cargo de Juan Goytisolo. El programa, rodado en Uzbequistán, Irán, Turquía, Palestina, Argelia, Marruecos y Malí, mostraba mediante una visión del espacio urbano, ritos, costumbres, música, etcétera, la diversidad de naciones y etnias que componen el islam, lejos de esa visión uniforme creada por el imaginario europeo. Pues bien, en el rodaje en Irán de aquella serie, se veía el interior de uno de esos gimnasios y a sus esforzados atletas; una serie que uno quisiera ver repuesta, como Al filo de lo imposible (gracias Pablo por traer a Málaga a Sebastián Álvaro) o El hombre y la tierra, en esta Televisión Pública que, dominada por la telebasura, no deja de perder audiencia.

Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)

Pahlevan en un Zur-Hane de Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)

Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)

Pedro Delgado Fernández en un Zur-Hane de Yazd (Irán, agosto de 2016)

 Yo tuve la suerte de toparme con estos gimnasios tradicionales en dos ocasiones: en Yazd y en Kermán, al suroeste de Irán, aunque me consta que se encuentran por todo el país. Al segundo de ellos llegué atraído por la música y los gritos de los hombres que se ejercitaban a una hora tardía de la noche, pues la mayoría eran comerciantes que acudían allí tras cerrar sus tiendas antes de volver a casa.

Entrada a un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

 Al final de un largo pasillo, se abría un espacio circular rodeado por una grada en la que no tardé en sentarme. La palestra de parquet, a la que se dirigían todas las miradas, se hundía unos noventa centímetros en el suelo, donde casi una veintena de hombres se movían al ritmo del tambor, la voz y la campana que marcaba un músico desde una especie de púlpito. Sobre todos se alzaba una cúpula decorada con motivos orientales en la que reverberaba la música, los cantos y las letanías, y de las paredes colgaban retratos y fotografías de algunos campeones, dibujos, pinturas y unos cuantos diplomas. Estos gimnasios persas, llamados Zur-Hane (Casa de Fuerza), datan de la época preislámica y, según el libro de Robert Byron que me leí en el viaje, es posible que procedan de algún rito zoroástrico.

Zur-Hane (Casa de Fuerza) de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

Gimnasio tradicional iraní en Kermán (Fotografía: Pedro Delgado)

 La sesión estaba ya iniciada, y a los ejercicios corporales con unas tablillas de madera les siguió pronto el característico revoloteo de mazas, empuñadas por un extremo a modo de garrotes. Eran de madera y de todos los pesos y tamaños, e iban en concordancia con la fortaleza de cada uno de los gimnastas.

Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

 Tras ello, formaron en el foso un círculo y, como místicos derviches, giraron de uno en uno a gran velocidad manteniendo los brazos en cruz y tratando de no perder el equilibrio al finalizar.

Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

 Quería quedarme para observarlos en el manejo de los pesados arcos de hierro y los escudos cuadrados de madera, pero era tarde y tenía que ir a cenar antes de que cerrasen todos los restaurantes. Esa noche filmé los vídeos que aquí les muestro. La idea era haber vuelto al día siguiente para recoger la sesión completa, pero como dice el refrán, uno propone y Dios dispone. ¡¡Como con lo de ponernos en forma!!
 ¡¡¡Y como lo de esta entrada, que tenía que haberse publicado en septiembre!!!


Vídeos grabados por Pedro Delgado Fernández en Kermán, Irán
Agosto 2016

*Alquibla: Los atletas de Alí.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/alquibla/alquibla-atletas-ali-15-11-10/931765/

Zur-Hane (Casa de Fuerza) en Yazd, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)

Escudos y mazas en un Zur-Hane (Casa de Fuerza) de Yazd, Irán
(Fotografía: Pedro Delgado)

domingo, 16 de octubre de 2016

UN REGALO INESPERADO

El pasado viernes me encontré en el buzón uno de esos sobres marrones acolchados con burbujas que, a veces, me remiten algunas editoriales. No había solicitado ningún ejemplar de los que dedican a promoción, por lo que la sorpresa fue mayúscula cuando abrí el sobre y me encontré con un libro de atletismo.

El corredor, novela de John L. Parker (Fotografía: Pedro Delgado)

 Y no debe de ser un libro cualquiera, porque Runner's World lo califica en la contraportada como "el mejor libro jamás escrito sobre atletismo".
 La cosa promete. Y mucho.

El corredor, una novela de culto sobre el mundo del atletismo

 Ya sabéis que nunca escribo sobre un título sin haberlo leído antes, así que prometo aplicarme en su lectura y escribir una nueva entrada, tanto en este blog como en la sección de Crítica Literaria de la página web de El loco que corre.

http://www.ellocoquecorre.com/category/cultura/calle-1/

 De momento, para los que queráis saber algo sobre esta novela y su autor, os remito a la página de la editorial.




Nota para el cartero:

Sr. Cartero: Si el libro no entra a la primera en el buzón, es que no entra. Ya sé que lo hace para ahorrarme un viaje a la central, pero forzarlo sólo conlleva a estropearle el lomo o la cubierta. Mejor me deja un aviso y ya paso yo a recogerlo. 
Atentamente, 
Pedro Delgado


domingo, 9 de octubre de 2016

LLUEVE SOBRE MOJADO

Han pasado 48 años desde que los velocistas estadounidenses John Carlos y Tommie Smith levantasen el puño enguantado al cielo de México en los Juegos Olímpicos de 1968, un gesto que vuelve a cobrar vigencia ahora que las tensiones raciales van en aumento en los Estados Unidos.

El australiano Peter Norman y los estadounidenses John Carlos y Tommie Smith
Podio de los 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de México 68

 Todas estas muertes de jóvenes afroamericanos desarmados a manos de policías, todos esos abusos que recogen las cámaras y que han desembocado en el movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan), han llevado las protestas al mundo del deporte, capitaneadas por el jugador de los San Francisco 49ers', Colin Kaepernick, quien este verano decidió quedarse sentado en el banquillo mientras sonaba el himno nacional, un gesto que modificó en los siguientes partidos, permaneciendo arrodillado, en vez de en pie, ante los sones patrios.

Colin Kaepernick en la portada de Time

 El gesto, imitado por otros deportistas de la liga de fútbol americano, ha abierto un debate sobre el respeto a la patria, un debate en el que ha intervenido, de manera salomónica, el mismísimo Obama:
"Quiero que el señor Kaepernick y otros que ponen la rodilla en el suelo presten atención al dolor que esto pueda causar a alguien que, por ejemplo, tiene un cónyuge o un hijo muerto en combate, y por qué les duele ver que alguien no se pone en pie. Pero también quiero que la gente piense en el dolor que está expresando sobre alguien que ha perdido a un ser querido y que cree que le han disparado injustamente".


Getty Images

Fotografía: Ron Chenoy (Usa Today Sports)

Jugadores de la NFL protestando contra la discriminación racial
Fotografía: Stephen Brashear/AP

 Hace unas semanas, la futbolista Megan Rapinoe se convirtió en la primera mujer que se suma a la protesta, arrodillándose en la previa al partido de soccer entre los Estados Unidos y Tailandia.

Megan Rapinoe arrodillada en señal de protesta ante los abusos policiales contra los negros
Fotografía: Getty

 Y otros jugadores de la NFL han optado por emplear el gesto de John Carlos y Tommie Smith en México 68.

Fotografía: AP

Jugadores de la NFL puño en alto en protesta contra la violencia policial contra los negros
Fotografía: John Sleezer/AP

 En un mundo donde se mueve tanto dinero, y donde las críticas pueden afectar a los contratos, es de valorar el compromiso y la valentía de estos deportistas. Para mí son tan superhéroes como los Luke Cage y Pantera Negra de la Marvel.



«Por ellos han cambiado la camiseta amarilla que Cage lleva en los cómics por una sudadera de capucha. "No importa quién seas, si llevas una sudadera así, puedes ser malinterpretado"».
Mike Colter, interprete de Luke Cage en la serie de Netflix

 Hace unos días pudimos ver unas imágenes en el telediario en las que un policía rompía el parabrisas del coche patrulla con la cabeza del detenido. No sé a ustedes, pero a mí me indigna tanta brutalidad.

http://www.lasexta.com/noticias/internacional/un-policia-de-estados-unidos-rompe-el-parabrisas-de-un-coche-golpeando-la-cabeza-de-un-joven-negro_2016100457f35deb0cf2aa7f6956657f.html

"No es que estemos dando marcha atrás, es que ahora podemos rodar vídeos para que todos los vean".
Oprah Winfrey sobre los últimos incidentes policiales

 Como ven, llueve sobre mojado, y las imágenes de arriba entroncan con las del 68:

Podio 200 metros lisos México 68

Saludo Black Power de Larry James, Lee Evans y Ron Freeman en el podio de los 400 ml
 Juegos Olímpicos de México 68

Saludo Black Power de los ganadores del 4 x 400 metros lisos de México 68
Ron Freeman, Vincent Matthews, Lee Evans y Larry James

Bob Beamon hace el saludo Black Power en el podio de salto de longitud México 68
Fotografía: Cordon Press

 Me van a permitir que me detenga en la primera de ellas, no sólo porque fueron sus protagonistas los primeros en realizar la protesta, sino también porque este verano, cuando me hallaba viajando por Irán, recibí un correo de mi amigo Miguel Ángel Moya con el asunto "El tercer hombre", en el que me adjuntaba el enlace de un artículo sobre Peter Norman, el australiano que subió esa tarde al podio y que falleció hace diez años olvidado por casi todos.

Tommie Smith y John Carlos en el funeral de Peter Norman en 2006

 En internet podemos encontrar un montón de artículos sobre el tema, e incluso en 2008 se estrenó una película documental sobre el tema: Salute, dirigida por Matt Norman. Y es que la historia es de las que emocionan.

Cartel promocional de la película documental Salute


 Corrían tiempos turbulentos en los EE UU en 1968, con protestas no violentas a favor de los derechos civiles de los negros y en contra de la guerra de Vietnam, manifestaciones que eran duramente reprimidas por la policía y el ejército. Unos meses antes de los Juegos, Martin Luther King, el Premio Nobel de la Paz, había sido asesinado por un francotirador mientras saludaba a sus seguidores desde el balcón de un motel en Memphis, hecho que fue el detonante de graves disturbios que se extendieron a otros estados. El movimiento Black Power en defensa de la igualdad racial y los derechos civiles de los negros pidió a los atletas afroamericanos que boicoteasen los Juegos de México, pero estos prefirieron acudir a la cita y hacer visible su protesta al mundo.
 Después de correr la final de los 200 metros lisos en 19.83 segundos (récord del mundo en ese momento) y en 20.10, hablaron con el segundo clasificado, el australiano Peter Norman que había hecho récord de Australia con 20.06, para explicarle lo que tenían pensando hacer en la entrega de medallas. Norman, que también era consciente del racismo que imperaba en su país, sobre todo contra la población aborigen, decidió apoyarlos, y se puso en la solapa del chándal la insignia del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos (OPHR).


 Tommie Smith y John Carlos se descalzaron en el túnel de salida, y se dejaron los calcetines negros como símbolo de la pobreza de los negros. Smith se había enfundado un par de guantes negros, pero Carlos se los había dejado en el hotel, así que fue Peter Norman quien les sugirió que cada uno llevase un guante en el podio: puños enguantados que alzaron al sonar el himno, mientras mantenían la cabeza gacha, concentrados en sus pensamientos. Los dos quedaban a la espalda de Norman, que supo que habían hecho lo planeado por el silencio repentino que cayó sobre el estadio, acompañado al poco por algunos abucheos y aplausos.

El australiano Peter Norman y los estadounidenses John Carlos y Tommie Smith
Podio de los 200 metros lisos, Juegos Olímpicos México 1968

 La protesta les salió cara. El presidente del COI, el estadounidense Avery Brundage, irritado porque hubiesen usado los Juegos de escaparate político, decidió expulsar a los dos americanos de la villa olímpica. También fueron expulsados del equipo de atletismo, y al volver a casa sólo recibieron el apoyo de la comunidad negra. Tachados de antipatriotas, cayó sobre ellos todo tipo de amenazas; sin embargo, con el tiempo gozaron de reconocimiento público y oficial, teniendo hoy día una estatua en el Museo Afroamericano de Washington. El tercer hombre, que no era negro ni levantó el puño, corrió peor suerte: se convirtió en un apestado en su país, y al no retractarse de su actitud y pedir disculpas, se le impidió participar en los Juegos del 72. Peter Norman cayó en un olvido intencionado, y ni los Juegos de Sídney 2000 sirvieron para rescatar su figura. Sólo Smith y Carlos, a través del Comité Olímpico Americano, sacaron a Norman del ostracismo, y el día de su muerte, en 2006, viajaron a Australia para portar el féretro de su amigo, en un gesto tan noble como el que hicieron en México, cuando nos brindaron una de las imágenes más icónicas de aquella época.
 En la actualidad, la marca de Peter Norman sigue siendo récord de Australia, y su ejemplo de dignidad permanece tan vivo como entonces.


Tommie Smith, Peter Norman y John Carlos


Nota: Como hay gente "pa to", dejo aquí esta cita del abolicionista Frederick Douglas para todos aquellos que estén aburridos y no tengan otra cosa que hacer que dejar comentarios airados en contra del Black Power o de los jugadores de la NFL.
"Quienes afirman que defienden la libertad pero desprecian la agitación, son hombres que quieren cosechar sin arar el suelo. Quieren que llueva sin trueno ni rayo. Quieren el océano sin sus olas rugientes... El poder no concede nada sin exigencia. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará".