jueves, 22 de enero de 2015

ARE YOU QATARÍ? ¡ZÍ PICHA, ZÍ!

Cabeza de carrera y medallistas del último Europeo de Cross: dos keniatas-turcos y un etíope-español

"Si esta práctica no cesa, entonces las carreras de larga distancia en los Europeos se convertirán en Campeonatos de Etiopía, en los que participarán algunos atletas de Marruecos y Kenia. Nosotros no seguiremos el camino de Azerbaiyán y Turquía, que ganan medallas con las piernas de corredores africanos".
Valentín Balájnichev
Presidente de la Federación Rusa de Atletismo



Ayer se enfrentaron las selecciones de España y Qatar en el Mundial de balonmano que se está disputando en el emirato árabe, una competición de la que todo el mundo ha tenido noticia por esos aficionados conquenses que han sido "contratados" para animar al equipo local, algo que me parece de lo más triste, y conste que no lo digo por los aficionados hispanos, que si a mi me pagan viaje, estancia y manutención, también me apunto. Pero bueno, no voy a hablarles aquí del corazón partío de esos animadores patrios que tuvieron que animar ayer a Qatar (menos mal que ganó España 28-25 y así todos quedaron contentos), sino del escandaloso hecho de que sólo dos jugadores del equipo local hayan nacido en Qatar. ¿No les parece una farsa tremenda que la federación qatarí de balonmano haya nacionalizado a ocho jugadores para tratar de brillar en su campeonato? Entre ellos están el español Borja Fernández y el portero bosnio del Barça, Danijel Saric.


Borja Fernández con la camiseta de Qatar (Fotografía: HandStation)


 Según he leído, cada nacionalización le ha costado al emirato 40.000 euros. Si a eso le añadimos un sueldo de 13.000 euros al mes y un incentivo de 100.000 euros por cada triunfo, a ver quién se resiste. Por tanto, nada que objetar en contra del pivote asturiano ni de ninguno de los otros nacionalizados. Pero a quien sí hay que decirles ¡Basta! es a los organismos deportivos internacionales. Un ¡BASTA! bien fuerte para que detengan ya esta mentira, esta pantomima que afecta cada día a más deportes y países. A España también, que aquí tenemos, o tuvimos, al serbio Arpad Sterbik en balomnano, al chino He Zi Wen "Juanito" en tenis de mesa, al alemán Johann Mühlegg en esquí de fondo (que encima nos salió drogata), al brasileño Fernandao en fútbol sala, al congoleño Serge Ibakka en baloncesto, a la rusa Nina Zhivanevskaya en natación o al tan traído brasileño Diego Costa en fútbol. Y eso por poner unos ejemplos, pues son muchísimos más.

 ¿Saben que la delegación española llevó a los Juegos Olímpicos de Pekín a 22 deportistas que no habían nacido en España? ¿Y que esa cifra se superó en los últimos Juegos de Londres? Si fuesen de segunda generación, o si se hubiesen criado aquí, me parecería bien, pero cuando no es así, me parece una penosa compra de medallas, como las de oro de Bezabeh (Campeonatos de Europa de Cross de 2009 y 2013), Niurka (Mundial de 1999) y Alozie (Campeonato de Europa de 2002), o la de bronce de Joan Lino (Juegos Olímpicos de 2004) en atletismo.


Aelemayehu Bezabeh


 Porque en atletismo tampoco nos quedamos cortos. Aquí tenemos nacionalizados a marroquíes (Ayad Lamdassem y Abdelaziz Merzougui), a etíopes (Aelemayehu Bezabeh), a cubanos (Niurka Montalvo, Yesenia Centeno y Joan Lino), a nigerianos (Glory Alozie y Josephine Onyia), a ecuatorianos (Jackson Quiñónez)... 


Ayad Lamdassem (Fotografía: Le Soir)

Merzougui (Fot: José Antonio Miguelez)


 ¿Saben que antes de nacionalizarse española Glory Alozie ya fue Subcampeona Olímpica en Sidney por Nigeria?




 ¿Y que Niurka Montalvo fue con Cuba subcampeona del mundo en salto de longitud antes de ser campeona con España?


Niurka Montalvo (Foto: S. Carmona)


 Además de pervertir la competición, estas nacionalizaciones cierran el paso a los atletas nacionales, no ya sólo a campeonatos internacionales, sino también a becas y sponsors. Y, para colmo, algunos nos salen rana y ensucian este deporte con sus problemas de dopaje (Bezabeh, Yesenia u Onyia).

  A nivel internacional, el primer caso que llamó mi atención, hace muchos años, fue el del keniata Wilson Kipketer, especialista en los 800 metros que, ya con la nacionalidad danesa, ganó 5 oros entre mundiales y europeos y dos medallas olímpicas. Un keniata corriendo por Dinamarca. 


Wilson Kipketer (Fotografía: Alberto Estevez)


 Aquello fue un shock. Igual que lo fue ver ganar al keniata Stephen Cherono el Campeonato del Mundo de 3.000 metros obstáculos con la camiseta de Qatar, cuando un año antes había ganado para Kenia los Juegos de la Commonwealth. Del 2002 al 2003 Stephen Cherono se cambió su nombre por el de Saif Saaeed Shaheen y le dio el récord del mundo de la especialidad a Qatar. Según me cuentan, la nacionalización de Cherono, su medalla, costó 1.000.000 de dólares. Me parece penoso y desolador.


Stephen Cherono ya como Saif Saaeed Shaheen


 Igual que me parece un fraude que el actual campeón de Europa de cross sea un keniata (Paul Kipkosgei Kemboi) que corre por Turquía con el nombre de Polat Kemboi Arikan, o que el subcampeon, Ali Kaya, también sea de origen keniano.


Paul Kipkosgei Kemboi ya como Polat Kemboi Arikan


 Y qué decir de la etíope Hewan Abeye, que se llama ahora Elvan Abeylegesse y le ha dado a Turquía dos platas olímpicas en 5.000 y 10.000 metros (Pekín 2008), dos oros en las mismas pruebas en el Europeo (Barcelona 2010) y una plata en 10.000 metros en el Mundial (Osaka 2007). 


Hewan Abeye ya como Elvan Abeylegesse


 Incluso Estados Unidos cuenta en sus filas con el keniata Bernard Lagat, pero ¿y qué? Que otros países nacionalicen no debería servirnos de excusa. A ver si nos enteramos de que no todo son las medallas. De que por encima de ellas está la honestidad.

 Sé que algunos dirán que hay que tener la mente más abierta, y más en los tiempos que corren. Para ellos dejo aquí el artículo de John Carlin que publicó El País el domingo 13 de octubre de 2013. Por favor, léanlo. No se puede explicar mejor el tema.


EL CÓRNER INGLÉS

La mentira se come al fútbol internacional

Por John Carlin

"Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad".
-H.G. Wells, novelista inglés-

Los ingleses andan desesperados por encontrar futbolistas que ofrezcan posibilidades a su selección de ganar algo tras casi 50 años sin trofeos. Por eso cuando un chico joven marcó dos goles para el Manchester United el fin de semana pasado en una ajustada victoria contra el último de la Premier, el Sunderland, se emocionaron. A los cinco minutos de finalizar el partido se oyó un clamor: "Adnan Januzaj, ¡selección!. El problema es que Januzaj no es a primera vista, como indica el nombre, precisamente inglés. Nació en Bélgica, pero por parentesco podría también vestir las camisetas de Albania, Kosovo, Serbia o Turquía. Por residencia aún no puede representar a Inglaterra pero si estuviera dispuesto a esperar unos años podría hacerlo en el Mundial de 2018. O sea, es un caso que recuerda al de Diego Costa, el jugador del Atlético de Madrid nacido en la localidad de Lagarto, Brasil, del que se ha hablado mucho en los últimos días como posible seleccionado español. Lo que a todo esto conduce es a lo que ya nos está llevando la FIFA con sus absurdas o corruptas  elecciones de sedes mundialistas: a la lenta destrucción del fútbol internacional. Januzaj tiene 18 años, los mismos que tenía Diego Costa cuando llegó a España, y la verdad es que sí, tiene pinta de crack. Tanta que no sorprendería que el Real Madrid ofreciera 100 millones por él en el mercado de invierno, lo que abriría las puertas a que España se sumase a la larga lista de países que el belga-albano-kosovar-serbio-turco-medio inglés podría representar a nivel internacional. Lo simpático sería que Januzaj optara por Albania pero, en cualquier caso, la decisión será enteramente suya. Costa lo tiene un poco más complicado, entre otras cosas porque ya ha disputado un partido amistoso con la selección de Brasil. Pero al final él tendrá que tomar la decisión y, como ha dicho: "Jugaré donde me sienta mejor". Es un lío. Y si Januzaj acaba jugando con Inglaterra o Costa con España habrá más. Mucho dependerá de las leyes de cada país en cuanto a la nacionalización. No es inconcebible que determinadas naciones cambien sus leyes para poder tener a los mejores jugadores en sus filas. Ya es mucho más fácil conseguir la ciudadanía española si uno es un jugador de primera que si uno es un extranjero sin especial talento para el balompié. Para una persona normal el trámite dura dos años; para un futbolista que milita en la Liga BBVA, dos minutos. Lo que faltaría ahora sería que en vez de haber residido en España -o en Inglaterra, o donde sea- cinco años, el tiempo necesario de residencia en un país para que un futbolista pueda cambiar de nacionalidad se rebajara a uno. En resumen, la cuestión se reduce a legalismos o a dónde nacieron los antepasados de determinado jugador. Lo cual da lugar a muchas posibilidades de debate, como hemos visto en España con el caso Costa, y en Inglaterra con el de Januzaj. Uno que lo tiene muy claro es Jack Wilshere, joven jugador del Arsenal y de la selección inglesa. "Los únicos que deberían jugar para Inglaterra son los ingleses", declaró esta semana. "El haber vivido cinco años en Inglaterra no te convierte en inglés". Lo que quería decir Wilshere es que la nacionalidad no depende de circunstancias legales sino de sentimientos subjetivos. Si cualquiera puede jugar para cualquier país con un simple cambio de domicilio, o porque descubre que tiene una abuela nacida en quién sabe dónde, lo que nos espera en el ámbito del fútbol internacional es la anarquía. Representar a un país será casi lo mismo que representar a un club. Todo dependerá de los caprichos de una directiva o, como dice Costa, del equipo en que cada jugador "se sienta mejor". Lo que distingue una selección de un club es que la selección es donde los pueblos invierten su orgullo patrio, sus sensaciones de lealtad a una misma bandera. Si las culturas nacionales de los seguidores y los jugadores de una selección no se corresponden nos convertimos en cómplices de un gran autoengaño colectivo. ¿Januzaj es inglés? ¿Costa es español? Sobre el papel lo podrían ser. Pero de veras, según el sencillo pero honesto punto de vista articulado por Jack Wilshere, ¿lo son? ¡Qué va! Y menos si admitimos que el idioma es, ante todo, lo que define la identidad nacional. Januzaj habla el inglés con acento extranjero, y Costa el español también. Su lengua auténtica, la que hablan en cada caso con sus familias, es otra. Y vayamos más lejos: el acento con el que se habla un idioma también es determinante. Que Lionel Messi jugase para España sería una mentira, como lo fue que lo hiciera Alfredo di Stéfano en la época de Franco. Sí. Vivimos en tiempos globalizados. Cada día nos mezclamos más. Pero si no estamos dispuestos a cuidar los criterios que definen quién puede jugar para qué selección acabemos de una vez con la broma del fútbol internacional y quedémonos con la identidad local o arbitrariamente tribal que nos ofrecen los clubes.


 Más claro agua.
 Por cierto, se imaginan si el pivote de Qatar fuese gaditano en vez de asturiano. "Are you qatarí?" "Zí picha, zí". Jaja, me da que después de este post y del de ¡¡¿¿Pero esto qué es??!! el emir me va a poner en su lista negra. En fin, qué vamos a hacerle.

sábado, 17 de enero de 2015

VERANO AZUL



      

    



No soy de los que seguían Verano azul, aquella serie de televisión que dirigió Antonio Mercero y que enganchó a millones de españoles entre el 11 de octubre de 1981 y el 14 de febrero de 1982. Aún así, me acuerdo de Chanquete y Julia, de Tito y Piraña, de Bea y Desi, y de Quique, Javi y Pancho, ya que en casa la seguían mis hermanos más pequeños y vi algunos episodios. Estaban rodados en Nerja (también en Motril y Almuñécar), y, aunque nunca se nombrase la localidad malagueña en la serie, se podían reconocer sus calles y sus lugares más emblemáticos. Es por eso que mucha gente relaciona Nerja con Verano azul. Yo, sin embargo, relaciono Nerja con su club de atletismo, con su gente y sus carreras: los Cross que se celebraban en el Chaparil, la Carrera Urbana Villa de Nerja (denominada también Feria de Nerja) y la Milla Urbana de Navidad que el pasado mes de diciembre celebró su trigésima edición.


Cartel de la XXX Milla Urbana de Navidad
En la imagen se ve a Olga Cortés y Ana Carvajal, 3ª y 2ª en la edición anterior 


 La primera Milla Urbana de Navidad se celebró en el año 1985, y tuvo el privilegio de ganarla mi amigo Juan Sarria Cuevas del Club CAIM. Yo no participé en aquella edición, pero he conseguido el recorte de prensa y algunas de las clasificaciones por categorías de dicha prueba, curiosidades que por esos 30 años que ya han pasado merece la pena leer.


Crónica del Diario Sur sobre la I Milla Urbana de Navidad de Nerja 1985


 Para los que os fijáis en las marcas, os diré que el circuito antiguo era bastante duro, no llano como el de ahora, teniéndose que subir la cuesta de la calle Chaparil (el circuito se cambió al actual en 1993).


Clasificación senior masculino de la I Milla Urbana de Navidad Nerja 1985


Clasificación junior masculino de la I Milla Urbana de Navidad de Nerja 1985


Clasificación veterano masculino de la I Milla Urbana de Navidad de Nerja 1985


 Yo tuve el honor de ganar la II Milla Urbana de Navidad de Nerja, el 28 de diciembre de 1986, siendo aún Promesa. Corría por el Club CAIM, y entré en meta con un tiempo de 4'26", seguido del antequerano Manuel Espárraga del Club Nerja que hizo un crono de 4'35". Tercero fue el inglés Richard Morris, con una marca de 4'38". El Diario Sur publicó un artículo sobre la carrera diez días después. Se ve que corríamos más nosotros que las noticias.


Diario Sur, II Milla Urbana de Navidad de Nerja 1986


Artículo del Diario Sur de la II Milla Urbana de Navidad de Nerja 1986


 La III Milla Urbana de Navidad de Nerja se celebró el 27 de diciembre de 1987. En esa ocasión se cambiaron las tornas y el ganador fue el antequerano Manuel Espárraga, del Club Nerja de Atletismo, que realizó un crono de 4'24", entrando yo segundo en meta ya con la camiseta del Club Joma Sport de Toledo y con un tiempo de 4'30". Carlos Salcedo, también del Club Nerja de Atletismo, completó el pódium con 4'34". En la prueba femenina la ganadora fue Mª José Armijo, seguida de Loli Ríos y Elizabeth García.


Artículo del Diario Sur del lunes 28 de diciembre de 1987 sobre la III Milla Urbana de Navidad de Nerja. La prueba la ganó Manuel Espárraga del Club Nerja de Atletismo, seguido de Pedro Delgado Fernández del Club Joma Sport de Toledo y de Carlos Salcedo del Club Nerja de Atletismo.


 He querido limitarme, en este post por el 30 aniversario de la Milla Urbana de Navidad, a las tres primeras ediciones de la prueba, pero aquí os muestro un cuadro con los ganadores de las siete primeras. El problema es que el cuadro recoge los vencedores por categorías, ocurriendo a veces que el vencedor senior no era el vencedor de la prueba, como ocurrió por ejemplo en mi caso en el 86 y 87. Como anécdota familiar, señalar que mi hermano Paco aparece como vencedor en la categoría Promesa en la edición de 1990, cuando corría con el Club Universidad de Málaga.


Cuadro de vencedores de las siete primeras ediciones de la Milla Urbana de Navidad de Nerja, Málaga


 Por último, quiero dedicar esta entrada a los que hicieron posible el milagro nerjeño y a todos los atletas que pasaron por su club (yo entre ellos, aunque mi paso fue breve y se limitó a la temporada 2006/2007, cuando volví a calzarme las zapatillas cinco años después de mi retirada de la alta competición). Nombrarlos a todos, si no imposible, sería largo, por lo que me limitaré a los nerjeños de "pura cepa": Francisco Ortega Olalla "Ayo", el pionero al que nunca vi correr pero al que quiero ver algún día hacer una de sus paellas; Enrique López Cuenca, fuerza impulsora del club; Pepe Luis Bobadilla, que siempre tenía donde alojarme el día antes de la carrera; Carlos Salcedo, excelente obstaculista; Jesús González López, pura alegría; Vicente Torrecilla, con el que viajé hasta Vigo a correr un campeonato de España de cross; Alvarito, al que vi crecer y convertirse, ya como Alvaro Fernández, en un gran campeón; Paco Gallardo, que sigue ahí incombustible; y todos esos otros a los que ahora mismo, sintiéndolo mucho, soy capaz de ponerles cara pero no nombre.

 A todos, un abrazo.

jueves, 1 de enero de 2015

EL DESAFÍO DE LAS 12 CAMPANADAS

Sebastian Coe Vs Steve Cram en el Trinity College, Cambridge 1988
Fotografía: Reuter

El desafío del que voy a hablarles hoy no tiene nada que ver con las 12 campanadas de anoche. No se celebró el último día del año, sino el sábado 29 de octubre de 1988. Ese día, en el patio del Trinity College de Cambridge, Sir Sebastian Coe y Steve Cram rememoraron el enfrentamiento que tuvo allí lugar en 1927 entre otros dos campeones olímpicos británicos (Harold Abrahams, oro en los 100 metros lisos en los Juegos de París de 1924, y Lord Burghley, oro en los 400 metros vallas en los Juegos de Amsterdam de 1928), un duelo que aparece en la película Carros de Fuego, aunque el segundo aparece en el film con el nombre ficticio de Lord Lindsey en una de las muchas licencias que se tomó el guionista Collin Welland y el director Hugh Hudson.

Escena de Carros de Fuego

 Para la ocasión, mi admirado Sebastian Coe (doble campeón olímpico de 1.500 metros) se vistió a la antigua usanza, con un polo de mangas largas y bandas anchas horizontales y un pantalón corto que le llegaba justo por encima de las rodillas, mientras que Steve Cram prefirió correr con la clásica equipación de atletismo. Competían entre ellos, pero también con las campanadas del mediodía que sonaban en el reloj de la torre del Trinity College.

Patio del Trinity College de Cambridge

 Recorrer el perímetro del patio antes de que sonara la última campanada era el propósito, a la par que recaudar fondos para el Great Ormond Street Hospital Children's Charity, el mismo hospital para niños, fundado en Londres en 1852, al que el escritor James M. Barrie le cedió los derechos de autor de su mágica y universal obra Peter Pan.

 Conservo el recorte, ya amarilleado, con la noticia del evento. Es de El País del domingo 30 de octubre de 1988, y está firmado por Ricardo M. de Rituerto. En él se puede leer lo siguiente:

"Caballeros, empiecen cuando suene la primera campanada", dijo el príncipe Eduardo, benjamín de la familia real, a modo de orden de salida. Los atletas se lanzaron con el tañido inicial sobre el peligroso firme de losas y cantos rodados con la idea de llegar en cabeza al primer ángulo recto, pues sabían que una vez adquirida esa posición la carrera estaba ganada. Coe fue el primero en llegar a ese punto. Casi frenó en seco y Cram estuvo a punto de perder el equilibrio. Después ya todo fue mantener la cabeza de la carrera y atender a un suelo muy poco de fiar. Las débiles campanadas del reloj seguían cayendo, pero eran difícilmente audibles tras los gritos de los aproximadamente millar y medio de asistentes al enfrentamiento. Al final, y sobre la última campanada, Coe cruzó la línea de llegada, seguido a un paso por Cram, ante la enfervorizada concurrencia. "Cruzó la línea antes de que el reloj dejara de tañir", dijo Norris McWhirter, cronometrador oficial. 
 "En realidad son cuatro sprints separados", decía Coe una vez repuesto del esfuerzo, "porque es parar, empezar, parar, empezar". 
***
"Coe, y probablemente Cram, pues sobre el terreno el griterío hizo imposible saber si ambos llegaron a la meta antes de que sonara la última campanada, sumaron sus nombres al de Lord Burghley en ser los únicos que hasta la fecha han recorrido el patio rectangular en el lapso existente entre la primera y la última señal de las doce. Abrahams, quien en la película gana tal carrera a Lindsey, nunca hizo tal gesta. La película está llena de licencias argumentales y una de ellas es la legendaria carrera. 
 Por lo pronto, la escena se rodó en Eton porque los responsables del Trinity College se negaron en su día a que tan prestigiosa institución (fundada en 1546 por Enrique VIII y en la que trabajaron o estudiaron desde Isaac Newton a Lord Byron, y que tiene su nombre asociado con 26 Premios Nobel) estuviera envuelta en un fenómeno comercial. 
 Harold Abrahams, quien una vez dijo que le desagradaban las distancias por encima de las 220 yardas (201,1 metros), nunca se batió contra el reloj de la torre del Trinity, y sobre el tiempo del récord de Lord Burghley hay dudas. Algunas fuentes le atribuyen un tiempo de 46 segundos, que es lo que viene a tardar en sonar las 24 campanadas, pues el reloj tañe por pares. El director del College en 1927, sir J. Thomson, manifestó que el atleta había recortado en su carrera las esquinas del rectángulo, lo que le habría permitido ganar algún tiempo. El propio Lord Burghley mantuvo un diario sobre todos los acontecimientos atléticos en que participó y la entrada correspondiente al 7 de junio de 1927 dice: "Corrí sobre las losas alrededor del patio del Trinity College mientras el reloj daba las doce y lo hice justo antes de que sonara la penúltima campanada, en un tiempo de 42,5 segundos. Testigos Tuckit, M. Allan, R. L. Howland y otros".
***
"No hay constancia de que esta carrera contra reloj (disputada de vez en cuando a medianoche por grupos de estudiantes que rematan así una tarde-noche de farra, con los resultados que pueden imaginarse) la haya realizado con éxito ningún otro atleta, aunque un antiguo responsable de Educación Física del Trinity tiene la vaga idea de que algún norteamericano lo intentó en los años cincuenta, después de uno de los tradicionales enfrentamientos de Oxford y Cambridge contra las universidades de Harvard y Yale".

 Coe llegó a meta un metro por delante de Cram, realizando un crono de 45.52 segundos en 367 metros. Ante semejante reto, lo nuestro de anoche no tuvo la menor dificultad, y menos para los que preparamos las uvas de antemano quitándoles la piel y los huesesitos. En fin, les diese o no tiempo a comérselas, les deseo lo mejor para este 2015 que recién estrenamos. ¡Que traiga salud para todos, que para lo demás ya nos apañamos!

 Aquí les dejo el vídeo de la carrera



y el enlace al artículo de Ricardo M. De Rituerto que apareció en El País del 30 de octubre de 1988, el mismo que yo tengo en papel en casa.

http://elpais.com/diario/1988/10/30/deportes/594169210_850215.html


 Y lo dicho, ¡¡Feliz Año Nuevo!!


Nota: Y no se olviden de seguir compartiendo mi SOS Navideño entre sus amistades. Aquello de "No subestimes el poder de Santa Claus".

http://pedrodelgadofernandez.blogspot.com.es/2014/12/sos-navideno.html