sábado, 24 de junio de 2017

YOUNG SÁNCHEZ Y EL BOXEADOR DEL THYSSEN


"Había ganado, pero no supo hasta el último momento si iba a ganar o a perder, porque los boxeadores viejos se derrumban de pronto, pero no dan ni un síntoma de flaqueza, de agotamiento; un indicio que pueda animar al contrincante durante el combate".
Young Sánchez -Ignacio Aldecoa- 

A veces una película me lleva a una novela, o viceversa; sin embargo, esta vez ha sido un cuadro el que me ha llevado a un libro. Dos obras, la pictórica y la literaria, que beben del realismo y que tienen como protagonista a un boxeador.

 Ocurrió en el Museo Thyssen de Málaga, en la exposición temporal que lleva por título La apariencia de lo real. Cincuenta años de arte realista en España (1960-2010). Estaba recorriendo la penumbra de sus salas, disfrutando de los cuadros de Antonio López, María Moreno e Isabel Quintanilla, y lamentando la falta de más obras de Claudio Bravo, del que sólo hay un lienzo, cuando me topé con El boxeador de César Galicia, una obra más hiperrealista que realista, pues uno cree estar no ya ante una fotografía, sino ante ese exdeportista ajado por los golpes y la vida que nos mira directamente a los ojos en una pose en la que parece que nos estuviese esperando.

El boxeador, obra de César Galicia (Madrid, 1957)
Acuarela y grafito sobre tabla, 291 x 94 cm, 1988
Colección particular, Dallas (Texas)

-"¿Te encuentras en forma?" -me preguntó al verme- "Se te ve flojo de piernas".
-"Ya".
-"No te descuides" -me advirtió desde la tabla.
-Es que sigo con la fascitis plantar.
-"Necesitas más tiempo. El año que viene, seguro... No tengas prisa".

 No era un boxeador anónimo quien me hablaba, sino Paco Young Sánchez, pues por alguna extraña razón el modelo me remitía al personaje del cuento de Ignacio Aldecoa. Y eso que en aquel momento todavía no había leído el relato. Fue al volver a casa cuando cogí el libro de la estantería. Lo tenía en ella de cara, porque me gustan los guantes que cuelgan en la portada bajo el titulo: Young Sánchez y otros cuentos.

Young Sánchez, Manuel Alcántara y La apariencia de lo real en el Thyssen Málaga
Fotografía: Pedro Delgado

 Leí del tirón el cuento principal, dedicado por cierto al poeta y articulista malagueño Manuel Alcántara, cuyas crónicas de boxeo aún son recordadas, y ocupé con los demás tres o cuatro tardes, alargando el disfrute que da descubrir a un escritor de altura.

 Efectivamente, fue Paco Young Sánchez quien me habló en el museo, ese mecánico madrileño que unas cuantas décadas atrás buscó salir de la pobreza en el cuadrilátero. Al joven que era entonces le aguardaba un combate decisivo en Valencia, una pelea que habría de marcar su futuro, un tiempo que queda sin alumbrar en el relato, pues éste termina con el sonido de la campana que inicia el combate. El cuadro de César Galicia tampoco nos da muchas pistas. El que nos mira es un tipo austero al que le pudo ir bien o mal, un rostro anónimo marcado por los golpes, con un punto de dignidad y amargura. En los cuentos de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-Madrid, 1969) no pasa nada y pasa todo, como en la vida, pero uno disfruta de sus atmósferas, de la precisión de su lenguaje y de su fuerza poética y social. En muchos aspectos este libro me ha recordado a otro que lleva por título La soledad del corredor de fondo, del inglés Alan Sillitoe, un libro que he leído en dos ocasiones y al que he de volver algún día para escribir una entrada en este blog.


 Mario Camus, director de esa maravilla que es Los santos inocentes, adaptó al cine Young Sánchez; aunque he leído que la trama no sigue al relato.


 No he visto la película, así que no puedo opinar sobre ella. Lo que sí he visto en internet son algunas de las fotografías que hizo Ramón Masats sobre el mundo del boxeo.

Neutral Corner (Esquina Neutral). Fotografía: Ramón Masats
Museo Reina Sofía

 Me refiero a las de Neutral Corner, el libro que editó Lumen en 1962 (Alfaguara lo reeditó en 1996) con textos de Ignacio Aldecoa, un libro del que Josefina Aldecoa, la viuda del escritor, decía lo siguiente:
"Neutral Corner es la obra más hermosa de Ignacio, porque en sus páginas hay algo más que su literatura: en ningún otro escrito suyo está tan incorporado Ignacio hombre. Es cierto que se trata de un libro metáfora: Ignacio amaba el riesgo y encontró en el boxeo una representación de aquello que dijo Saint-Exupery, y que él compartía, acerca de que lo que mide a los individuos son los obstáculos a que han de enfrentarse. Cuanto más peligro haya en franquear estos, más fascinante es lo que les ocurre".
 No tengo este libro, pero el día que caiga en mis manos volverá a aparecer por aquí.

Nota: Como siempre que escribo de boxeo, esta entrada está dedicada a mi tío abuelo José Acosta Florido, "La Pantera Malagueña", boxeador en la década de los cuarenta.

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com.es/2016/01/el-profesional.html

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