¡Pista!, ¡Calle! o ¡Calle 1! es lo que se grita al corredor que ocupa dicha calle de la pista, cuando hace series a un ritmo menor que otro que viene por detrás, con la intención de que se aparte.
Calle 1 es también un blog sobre atletismo, una remembranza de aquellos tiempos en los que uno podía gritar esa especie de contraseña. Un blog en el que relacionar el atletismo con la literatura, el cine, el arte y los viajes; en definitiva, con todo aquello que nos hace más agradable la vida.
Togo, de Óscar de Marcos, en la biblioteca del IES Isaac Albéniz de Málaga Fotografía: Pedro Delgado
Con motivo del Día del Libro y aprovechando que el Athletic Club ganó recientemente la Copa del Rey, los alumnos de 2º A de mi instituto, el IES Isaac Albéniz de Málaga, recomiendan la lectura de Togo, novela escrita por el jugador del Athletic Óscar de Marcos y editada por la Fundación Athletic Club con motivo del Festival Letras y Fútbol 2019.
Y para que todos puedan leer esta novela en este día tan señalado, les dejo aquí el enlace a la Fundación Athletic Club donde han habilitado un enlace de descarga digital gratuita del libro (en el mismo, aceptan donaciones para proyectos sociales y culturales):
La reciente disputa de la final de la Supercopa, en el extraño escenario de Riad, y el pase del Athletic a los cuartos de final de la Copa del Rey, me ha recordado que tenía pendiente de subir al blog una entrada, plena de emotividad, en la que el Athletic de Bilbao tiene todo el protagonismo. Así que, sin más demora, he añadido las fotografías y los vídeos y le he dado a Publicar.
Igor Porset, autor de Ser Williams Fotografía: Fundación Athletic Club
Luis Aragonés decía que el fútbol tiene música, y Del Bosque también disfrutaba con el sonido del toque de balón en los rondos, ese Tac-ta-tac que se produce al tocar el balón con el interior. Pues bien, en Bilbao, además de música, el fútbol tiene literatura.
El año pasado, la Fundación Athletic club celebró la XI edición de Letras y Fútbol, un festival que establece puentes entre el fútbol y la literatura, con charlas de escritores y deportistas en torno al tema y la edición de un libro que contribuya al fomento de la lectura. Si Óscar de Marcos causó sensación en 2019 con Togo, en 2020 le tocó el reto a Igor Porset Domingo con Ser Williams.
Madre –¿Y ya sabes de qué va a ir el libro?
Yo –Más o menos.
Madre –Ah, Sí, pues dime.
Yo –A ver, Ama, ¿qué nos dijeron?
Madre –No me acuerdo. Dímelo tú.
Yo –Pues lo repitieron muchas veces.
Madre –¿El qué?
Yo –Me dijeron: "Igor, tú no te preocupes. Lo importante es que tengas una historia que contar. Eso es lo único que hace falta." Eso es lo que me dijeron.
Madre –¿Y?
Yo –Pues que yo tengo muchas historias que contar, Ama.
Igor Porset también es jugador del Athletic, aunque en su caso juega en la Liga Genuine, una iniciativa integradora que se inició en la temporada 2017/2018, con el objetivo de normalizar la práctica del fútbol en las personas con discapacidad intelectual, y en la que participan equipos Genuine de todos los clubes de la liga española. Una competición pionera en el mundo de la que debemos estar muy orgullosos, pues da voz y ayuda a visibilizar la realidad de las personas con discapacidad intelectual, a la vez que les permite reivindicar su valía.
Los que escribimos sabemos del esfuerzo que supone terminar una novela, por eso valoro el tiempo que Igor le ha dedicado a la suya, así como el punto de vista, la estructura y el tono que le ha dado. Su voz, tierna e inocente, nos conmueve desde las primeras páginas de Ser Williams, cuando nos habla (a nosotros y a su madre) desde sus 12 años.
Igor y su madre Fotografía: Ser Williams
Yo –Ama, ¿Cómo era lo que me pasa?
Madre –¿Síndrome de Williams?
Yo –No, ya sé que se llama Síndrome de Williams. ¿Pero, qué es lo que tengo?
Madre –Discapacidad intelectual.
Yo –No, discapacidad intelectual no. Lo otro. Lo que tú sueles contar.
Madre –¿Trastorno genético en el cromosoma número 7?
Yo –¡Eso!
Madre –¿Y por qué quieres saberlo?
Yo –Para aprendérmelo de memoria.
Madre –¿Y por qué quieres aprendértelo de memoria?
Yo –Para responder cuando me preguntan.
Madre –Ajá. Así que cuando te pregunten qué es el síndrome de Williams, tú vas a responder que es un trastorno genético en el cromosoma número 7.
Yo –Sí. Exactamente.
Madre –¿Y qué vas a responder cuando te pregunten qué es un trastorno genético en el cromosoma número 7?
Los capítulos de Ser Williams van dando saltos en el tiempo, por lo que hay muchos Igors en este libro: el Igor de los 12 años, el de los 13, 14, 15, 18, 20, 25, 26 y 27 años. Todos barajados, como cuando agarramos un mazo de cartas.
Mikel –Mi madre me ha dicho que eres especial.
Yo –A mí mi madre me ha dicho que todos somos especiales.
(El Igor de los 12 años)
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Con la camiseta que le regaló Aduriz cuando cumplió los 15 años (2007) Fotografía: Ser Williams
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Es el 6 de abril de 2008.
El Athletic de Caparrós juega contra el Espanyol de Txingurri.
Mi Ama y yo vamos juntos a San Mamés.
En casa tenemos dos carnets y nos turnamos para ver al Athletic.
A mí me gusta ir con mi madre. Así podemos quedarnos después de los partidos.
Esperamos a la salida de los jugadores.
Suele haber bastante gente esperando. Estamos todos atentos.
¡Ahí viene Yeste!
¡Ahí viene Javi Martínez!
Es guay. Me gusta esa tensión.
A veces los futbolistas pasan muy rápido. Sobre todo, si hemos perdido el partido.
Pero a mi Ama no le da vergüenza llamar a los jugadores.
Levanta la mano. Grita. Insiste.
Mi Ama es capaz de hacer cualquier cosa por mí.
Al final, se paran y me saco fotos con unos cuantos. Además, casi todos nos conocen de cuando estuvimos en Lezama.
(El Igor de los 15 años)
***
Mi nivel académico es de cuarto de primaria más o menos.
Eso dice mi madre.
Hubo un momento en que no entendía a los profesores.
No recuerdo cuántos años tenía.
Mis compañeros se quedaban en clase y yo me iba a un aula especial.
En el insti iba a un aula de Aprendizaje de Tareas.
No era buen estudiante. Pero siempre me han tratado bien, la verdad.
Me gustaba pintar. Y sigo pintando.
Pinto personajes de Marvel.
Mi superhéroe favorito es Ironman.
Tengo algunos cuadros bastante chulos.
Están llenos de color. Colores diferentes. Colores vivos.
Una vez pinté un elefante. Era de todos los colores, menos gris.
Y ahora estoy escribiendo un libro. Este libro.
Me hace ilusión contar mi vida.
Al principio, tenía dudas, porque yo solo no puedo escribir un libro. Necesito ayuda. Pero estoy muy contento.
Para tener un nivel académico de cuarto de primaria creo que escribo bastante bien.
Aunque soy mejor futbolista que escritor.
Eso también está claro.
(El Igor de los 27 años)
***
Madre –Igor, ¿has hecho los deberes?
Yo –No.
Madre –Pues tienes que hacer los deberes.
Yo –Estoy estudiando.
Madre –¿Cómo que estás estudiando?
Yo. –Estoy con el Espanyol.
Madre –A ver, Igor, no me engañes. ¿Qué estás haciendo? ¡Pero si eso es el álbum de LaLiga!
Yo –No es el álbum de LaLiga, Ama. Es la guía Marca de esta temporada.
Madre –¿Y tienes que estudiar eso ahora?
Yo –Tenemos que fichar a Gorka. Es que es muy bueno.
Madre –¿Pero de qué Gorka me hablas?
Yo –Gorka Iraizoz, Ama. Es buenísimo. Seguro que quiere volver.
Madre –Igor, te sabes los nombres de todos los jugadores de Primera División, ¿sí o no?
Yo –Sí. Más o menos.
Madre –¿Y la tabla de multiplicar qué?
Yo –Es que es muy difícil.
Madre –Eso es trampa, Igor. Si puedes aprenderte nombres, puedes aprenderte números, ¿verdad?
Yo –Sí. Tamudo lleva el 23. Es el mejor. Pero no podemos ficharle.
(El Igor de los 14 años)
Igor es increíble. Capaz de arrancarte una carcajada –sublime el momento Del Nido en la semifinal de Copa del 2009 contra el Sevilla–, como de ponerte un nudo en la garganta.
***
Me cuesta contar esto. Por que todavía me duele.
Murió. Elena murió.
No sé de qué, pero murió.
Y era una de mis mejores amigas.
Tenía Síndrome de Williams también.
Nos llevábamos muy bien. Muy bien.
Nos entendíamos perfectamente.
Estábamos genial juntos.
Nos queríamos mucho.
Una amiga de verdad.
Nos veíamos una vez al año, en el campamento de verano.
Pero ese último año no pudo venir.
Yo pregunté por ella y me dijeron que estaba enferma.
También le pregunté a mi Ama.
Madre –Elena está muy malita la pobre.
Preguntaba todos los días por mi amiga.
Pero las respuestas eran siempre parecidas.
Hasta que un día mi Ama me dijo:
Madre –Igor, Elena se ha muerto.
Yo –No me digas eso.
Es un dolor muy grande.
No lo llevo bien.
Está siempre dentro de mí.
Cuando miro una foto de Elena, sale el dolor y me deja hecho polvo.
No entiendo que se haya muerto. No lo puedo entender.
Nadie me lo ha explicado nunca.
Me dicen que es ley de vida y esas cosas.
Pero yo no entiendo qué es la ley de vida.
Yo la ley de vida la veo mal.
Está mal hecha.
No sabes ni en qué momento te puedes morir.
Vaya mierda de ley.
Por eso he querido compartir Ser Williams con los alumnos de mi instituto, y no he parado hasta conseguir llevar un buen montón de ejemplares a la biblioteca del centro. También de Togo, la novela que tenía perdida de Óscar de Marcos que, por cierto, sale en la página 143 de la de Igor, en el 1-3 contra el Manchester United en Inglaterra, lo que entronca de alguna manera los dos libros. En ellos centré el curso pasado el trabajo de la tercera evaluación de los alumnos de 2º y 3º de la ESO: Ser Williams para los de 2º y Togo para los de 3º, con la realización de un cuestionario* al final. Y luego, algunos alumnos de 2º, 3º y 4º realizaron un vídeo de promoción para subir nota. Vídeos como estos que seguro os incitan a la lectura (podéis descargaros los libros en la página de la Fundación: www.athleticclubfundazioa.eus).
Nerea Cebrero, María Vallejo y Lidia Cebrero, autoras de las reseñas de Ser Williams Biblioteca del I.E.S. Isaac Albéniz de Málaga, 24 de junio de 2021 Fotografía: Pedro Delgado
Siempre me ha gustado tirar las faltas. También cuando iba a la escuela. Puedo chutar bastante fuerte. Más fuerte de lo que la gente cree.
Alguno ya se ha llevado un buen balonazo.
Mikel, por ejemplo.
Se pensaba que porque tengo Síndrome de Williams le pegaba mal a la pelota.
Yo –Apártate por tu bien.
Mikel –Tú chuta, cromosoma. A ver si llegas…
Pues toma barrenazo.
Resultado: las gafas de Mikel rotas y la ceja partida.
Mikel –Tío, estoy sangrando… ¡Me voy a morir!
Yo –Todos nos vamos a morir, Mikel.
No quisiera terminar esta reseña sin mostraros al equipo Genuine de mi ciudad, el Málaga CF, en un vídeo que muestra el buen rollito que tienen.
Y esto es todo. Como se despedirían los del Athletic: ¡Aupa Athletic Tratará!
Nota: Esta entrada está dedicada a Nerea Cebrero, María Vallejo y Lidia Cebrero, alumnas ejemplares a las que echo mucho de menos; a Mario Villén y Lucía Jaime, autores del Teaser; y a todos los alumnos que leyeron y se prendaron del texto de Igor. Gracias a él y a Josemari Isasi por echarle horas al libro.
Alumnos de 2º de ESO en la biblioteca del I.E.S. Isaac Albéniz de Málaga Ser Williams, de Igor Porset Domingo (Fundación Athletic Club) Fotografía: Pedro Delgado
Alumnos de 2º de ESO en las pistas polideportivas del instituto Isaac Albéniz Ser Wiliams, de Igor Porset Domingo (Fundación Athletic Club) Fotografía: Pedro Delgado
*Cuestionario sobre la lectura de Ser Williams de Igor Porset Domingo (por si algún profesor de Ed. Física o de Lengua y Literatura se anima este curso):
1. ¿Qué es el Síndrome de Williams?
2. ¿Qué es LaLiga Genuine y qué objetivos persigue?
3. ¿En qué consiste el premio Fair Play de LaLiga Genuine?
4. ¿Por qué jugador que no es del Athletic siente Igor pasión?
5. ¿Qué le regalaron a Igor por su 15 cumpleaños?
6. ¿Cuál es la filosofía del Athletic Club de Bilbao?
7. ¿Qué te ha parecido la lectura y qué enseñanza has extraído de ella?
8. Señala alguna frase del libro que te haya llamado la atención.
Cuestionario de Togo de Óscar de Marcos:
1. Localiza Togo y su capital en un mapa de África.
2. ¿Con qué centro educativo va a colaborar Óscar de Marcos y cómo se llama el religioso que lo dirige?
3. ¿Qué enfermedad pasó Óscar de Marcos durante sus años de estudiante en el instituto?
4. ¿En qué equipo comenzó a jugar Óscar de Marcos?
5. ¿Qué es necesario para que un equipo funcione?
6. Anota alguna frase que te haya llamado la atención.
7. ¿Qué enseñanza has sacado del libro?
Pueden leer mi reseña de Togo, de Óscar de Marcos, clicando este enlace.
A Óscar de Marcos, que ha estado fuera de la competición durante ocho meses tras una operación de tobillo. Desde Calle 1 le deseo el mejor de los regresos.
En noviembre de 2019, se celebró en Bilbao la X edición de “Letras y Fútbol”, una semana literaria que demuestra, una vez más, que el mundo del balompié no está reñido con el de la literatura.
Con motivo de dicho evento, organizado por la Fundación Athletic Club, se presentó “Togo”, un relato largo o novela corta de Óscar de Marcos, jugador del Athletic de Bilbao, y “Bizitza Eskukadaka”, escrito por Ainhoa Tirapu, portera del equipo femenino del Athletic.
Togo y Bizitza Eskukadaka (Edita la Fundación Athletic Club) Relatos autobiográficos de De Marcos y Ainhoa Tirapu, jugadores del Athletic Club
Desde Málaga le solicité a la Fundación Athletic un ejemplar de ambos libros, que amablemente me hicieron llegar. Pensaba que el de Ainhoa estaría publicado en una edición bilingüe, pero solo venía en vasco, y el único alumno vasco que hemos tenido por el instituto, y que precisamente había nacido en Bilbao y era hincha del club, se graduó hace ya unos años. De todas formas, lo he dejado en mi departamento por si algún día aparece por aquí a saludarnos. El que sí me leí de una tacada fue Togo, y he de decir que me encantó.
Óscar de Marcos con un ejemplar de Togo (Edita Fundación Athletic Club)
El relato autobiográfico de Óscar de Marcos arranca de una manera trepidante en el aeropuerto de Lomé, Togo, adonde el jugador viajó en el verano de 2010 para reunirse con el padre José Luis en el centro Don Bosco de Kará, donde además del colegio hay tres hogares de acogida para cientos de niños y jóvenes marginados de la ciudad.
Me colocan contra la pared, con las manos apoyadas por encima de la cabeza. Me cachean mientras no dejan de increparme en un idioma que no entiendo. Algo pasa, pero no sé qué. Todo ha sucedido sin darme cuenta. Hemos aterrizado de noche y he bajado las escalerillas del avión junto al resto de pasajeros. Me he subido al autobús que nos ha acercado a la terminal. Un trayecto corto, de solo unos segundos, pero en el que íbamos como sardinas en lata; yo, apenas sujeto a una barra y apretado contra una mujer que pesaría más de cien kilos, una togolesa enorme con su vestido africano y su moño.
Ha tenido que ser a la salida del autobús cuando me he equivocado. Me he puesto a la cola en una de las dos filas que se han formado para pasar el control de entrada al país. No he notado nada extraño, salvo que la gente me miraba disimuladamente por mi color de piel. O quizá por estar sudando como un pollo debido a la humedad y al calor infernal. He entregado mi pasaporte y unos formularios que me habían facilitado las azafatas y que he rellenado en el avión mismo; y, de repente, el caos.
No sé si alguien me ha introducido droga en el equipaje, si me han confundido con algún delincuente, si pretenden extorsionarme... Respondo a las amenazas de los agentes con gritos de ayuda: "Please, help, help!", pero no les gusta mi reacción. Uno de ellos agita delante de mi cara los papeles que le he entregado y me exige explicaciones, pero ¿sobre qué?
Entonces me acuerdo de Claude, a quien he conocido durante el vuelo. Puede que sea mi salvación. Vuelvo la cabeza y lo busco entre todos los ojos que me observan, pero no se halla en ninguna de las dos filas. Lo localizo a lo lejos, en un acceso diferente.
Claude, togolés afincado en Barcelona desde hace ocho años y, según me ha contado, hijo del exembajador de Togo en España. A la hora de coger las bandejas del menú de a bordo, lo he molestado sin querer y me ha salido un perdón de manera espontánea que nos ha dado pie a charlar en español durante el vuelo. Me he presentado y, en cuanto me ha preguntado a qué me dedico y le he respondido que soy futbolista, me ha identificado. Claude, más mulato que negro, un fan del FC Barcelona que, para mi sorpresa, incluso se acuerda del gol que marqué en la Supercopa del verano pasado al Barça de Guardiola. "Mi primer gol de rojiblanco", añado con una mezcla rara de orgullo y pudor.
Claude, del que me he despedido nada más aterrizar y que ahora mismo es el único clavo ardiendo al que puedo agarrarme: un pez gordo al que diviso a lo lejos en el aeropuerto de Lomé, a punto de cruzar una puerta y desaparecer dejándome solo ante el peligro, retenido por el personal de seguridad y acusado de no sé qué, de noche, en un país olvidado del África negra en el que nadie me conoce y en el que hablan un idioma que no entiendo.
Entonces, con todas mis fuerzas grito:
–¡Claude!
No me negarán que engancha. A partir de ahí, los capítulos saltan en el tiempo y en el espacio, alternando los que nos hablan de su estancia africana (en el centro de los salesianos) con los que nos cuentan sus inicios en el fútbol, su fichaje por el Athletic, su ascensión meteórica, su bajada a los infiernos y su vuelta a la élite. Y todo escrito con una sinceridad apabullante.
Volvíamos de Vitoria a Laguardia después de un partido. Un itinerario que mi padre repitió conmigo durante siete años, todas las tardes laborables de cinco a nueve de la noche. Alrededor de una hora de ida, otra de vuelta, más las dos de entrenamiento, que él se quedaba a ver. A veces, llegábamos a casa incluso más tarde de las diez. Eso sin mencionar los partidos del fin de semana, por descontado.
Aquel día ni siquiera había salido unos minutos al final de la segunda parte. Durante la temporada anterior, mi primer año de cadete, lo había jugado todo, al igual que en infantiles, pero ahora en Cadete Liga Vasca las cosas se habían torcido y apenas contaba para el nuevo entrenador. Más que enfadado, creo que aquel día estaba triste. No hablaba, la mirada perdida en un paisaje que conocía bien, mientras mi padre conducía pendiente de la carretera y pendiente también de mí. Tenía entonces quince años, y tampoco diría que daba demasiadas vueltas a las cosas. Para nada. Pero me imagino que la conclusión era clara y flotaba en ese coche en el que viajábamos: un chaval que no es titular indiscutible en los cadetes del Alavés difícilmente llegará a profesional.
–Hijo, yo lo que quiero es que seas feliz. Si para ser feliz tenemos que volver a jugar en el equipo del pueblo, jugamos en el equipo del pueblo.
Un joven De Marcos ficha por el Athletic Fotografía: Atizia Mcfine
De todas las alegrías posibles, las mejores son las compartidas. No pregunté ni cuánto iba a ganar ni por cuántos años fichaba ni nada parecido. Iba a jugar en el Athletic y era tal la euforia que sentía que no me cabía dentro y necesitaba compartirla. […] Aquel fue un momento inolvidable. Cuando conté que fichaba por el Athletic, fue como si ficháramos todos, la cuadrilla entera.
De Marcos junto a Alves en la final de la Supercopa de 2009 Fotografía: Athletic Club
Pero un jugador del Athletic no debuta de verdad hasta que juega en San Mamés, en La Catedral, y ante su público. Del partido de aquella noche de verano, final de la Supercopa frente al Barcelona, en plenas fiestas de Bilbao, un 16 de agosto, recuerdo tres flashes nada más, imagino que por la tensión que acumulaba.
Soy titular y me dispongo a tocar mi primer balón. Es un pase que bajo a recibir de espaldas. Espero a que la pelota me llegue, pero, antes de que pueda reaccionar, Yaya Touré se anticipa como una locomotora. Lo que recuerdo perfectamente es el murmullo de San Mamés, como en el circo romano de Gladiator. Ese lamento por mi lentitud y torpeza. Y mi pensamiento: "Chaval, o espabilas y aceleras, o te pasan por encima".
También recuerdo mi primer gol. Recorto a la derecha, la toco otra vez con la derecha hacia dentro y chuto con la izquierda; pega en Puyol y pasa por encima de Valdés. Sin embargo, no recuerdo la celebración. Solo las imágenes de la celebración que he visto en vídeo.
Mi último recuerdo es el del cambio, el público en las gradas aplaudiendo y yo retirándome todo hinchado. […] De repente eres el centro del mundo, la sensación del momento; una burbuja de vanidad te envuelve sin remedio.
Óscar de Marcos en la celebración de su gol al Manchester United San Mamés, 15 de marzo de 2012. UEFA Europa League Fotografía: Jasper Julien (Getty Images Europa)
Para entonces, mi trayectoria descendente ya era algo evidente para todos. Había pasado de superrevelación a suplente; y como suplente, ni me estaba reivindicando ni funcionando como revulsivo. […] El 14 de abril cumplía veintiún años y ese mismo día jugaba mi primer partido con el Bilbao Athletic. Después de veintiséis encuentros disputados con el primer equipo en Liga, Supercopa, Copa y Europa League, me tocaba debutar con el filial. […] El mundo al revés. En vez de vivir un proceso de gestación y maduración en el Bilbao Athletic durante nueve meses y, como consecuencia, subir y debutar con el primer equipo, yo bajaba a estrenarme con el filial después de casi toda una temporada jugando y entrenando a las órdenes de Caparrós.
Óscar de Marcos, jugador del Athletic Club. 9 de abril de 2018 Fotografía: María José Segovia (NURPHOTO)
Poco a poco empecé a ver la luz al final del túnel, y lo hice de la manera más sencilla posible: entrenando cada día mejor. Haciendo de cada entrenamiento un fin en sí mismo. Disfrutando de aquello de lo que había disfrutado toda mi vida: el fútbol.
Oscar de Marcos en un Getafe-Athletic (Agosto, 2019). Agencia EFE
Junto a este foyer, se halla el campo del equipo Don Bosco. Aquí cada cooperante hace lo que sabe, y yo sé jugar al fútbol, así que este campo de arena es mi lugar de trabajo, donde voy a entrenar a niños marginados de la ciudad de Kará.
El libro de Óscar de Marcos se abre con una cita de Eduardo Galeano que oyó por primera vez en boca de Marcelo Bielsa: "La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo."
El argentino Marcelo Bielsa cuando entrenaba al Athletic de Bilbao Fotografía: REUTERS
"Supongo que todos debemos viajar a Togo alguna vez en nuestra vida. Y entender ya qué significa Togo".
Presté a mis alumnos más futboleros el librito de De Marcos. A ver si así consigo que se enganchen a la literatura. De momento, las críticas han sido muy positivas, y hay una larga lista de espera para llevarse el libro a casa. Y les hace gracia que el Málaga aparezca entre sus páginas. Nota: El cierre del instituto, debido a la pandemia, ha impedido que pueda fotografiar con el libro en las manos a todos los que lo han leído.
Para que un equipo funcione bien es importante que todos sus integrantes se sientan parte de él: los titulares, los suplentes y los que apenas entran en las convocatorias. Porque el fútbol es ante todo eso, un deporte de equipo, un juego colectivo, y la exigencia en los entrenamientos la ponen en gran medida quienes perseveran y dan lo mejor de sí mismos en cada sesión, a pesar de vestir de calle los días de partido y no aparecer en las fotografías de las crónicas periodísticas.