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jueves, 21 de marzo de 2019

EL FÚTBOL COMO PELIGRO Y COMO ESPERANZA


Jorge Valdano en la final del Mundial entre Argentina y Alemania
México, 29 de junio de 1986

Me gusta leer los microartículos que escribe Jorge Valdano en El juego infinito, su columna de opinión en la sección de Deportes de El País. Algunos no tengo más remedio que pincharlos con una chincheta en el corcho del tablón que tengo en el pasillo de los vestuarios del pabellón polideportivo del instituto. Como un aviso para navegantes.


El fútbol como peligro
Por Jorge Valdano

"Las imágenes que conmocionan al mundo", tituló hace un tiempo la web de un periódico deportivo para presentar un vídeo donde un equipo escuchaba la arenga guerrera de su capitán antes de un partido. Ocurrió en Rosario, Argentina. Maxi, el capitán de tan fascinante historia, tenía trece años y se desgañitaba mientras sus compañeros lo escuchaban abrazados, como si los esperara el patíbulo. Maxi hablaba del escudo, mientras lo sacudía como bandera que los inspiraría durante la batalla en el ya delirante duelo entre Newell's y Central. Ni una sola palabra sobre el placer y el orgullo bien entendido puestos al servicio del juego. ¡13 años! Las imágenes, difundidas como ejemplo de competitividad, eran la prueba del despropósito formativo que compromete desde entrenadores hasta padres. El fútbol, así entendido, es una droga cutre que deberíamos prohibir a menores de edad.


El fútbol como esperanza
Por Jorge Valdano

Se celebró La Liga Promises en Arona (Tenerife), prestigioso Torneo de fútbol 7 para menores de 12 años. Me reconcilié con la pureza de un fútbol lleno de ilusión donde se ríe y se llora mientras los ganadores abrazan a los perdedores. Solo dejan de ser inocentes cuando copian a los mayores (simulan faltas con una exageración sospechosa; gritan gol dibujando un corazón con la mano). Pero salí reconfortado porque vi algo auténtico en el patrón creativo de estos chicos que aún no fueron formateados por entrenamientos igualadores. Me dieron ganas de gritar: "¡No los toquen, déjenlos ser!". Aunque no es necesario. Cuando alguno de estos chicos atraviese victorioso las dificultades y llegue a Primera División, cruzaremos las imágenes de su debut con la de estos días para comprobar que, hagamos lo que hagamos, son como son.


Nota: Ambos artículos son del sábado 5 de enero de 2019.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

CUANDO DE VERDAD SE APRENDE ES EN LA DERROTA


Niños jugando al fútbol en la calle (Gjirokastra (Albania), agosto de 2017)
Fotografía: Pedro Delgado Fernández

El otro día, haciendo limpieza en la mesa de mi departamento en el instituto, me encontré con el recorte de este artículo, firmado por el periodista Jorge Marirrodriga en El País. Un texto que, después de copiarlo aquí para ustedes, he dejado pinchado en el tablón del gimnasio para que lo puedan leer mis alumnos.

EL ACENTO / JORGE MARIRRODRIGA 

CUANDO DE VERDAD SE APRENDE ES EN LA DERROTA  

Este periódico, en su sección Verne, informaba esta semana  de que algunos equipos de fútbol de Galicia han decidido eliminar los goles de los resultados en sus categorías inferiores. Afirman que lo hacen por respeto a los niños y niñas que juegan, que no se trata de sobreprotegerlos sino de educarlos en valores deportivos y aseguran que lo único que importa del resultado es si han ganado o perdido porque a esas edades no tiene ninguna importancia que los demás se enteren de cuántos goles se han marcado o recibido. La Federación Gallega de Fútbol ya propuso la medida la temporada pasada. Allí explican que todas las semanas tienen que lidiar con padres que les exigen que corrijan los datos porque sus hijos han marcado tantos y no cuantos goles. Reconocen que el problema es con padres y en ningún caso con los chavales. 
 Sin poner en duda ni la buena intención ni la existencia de una reflexión que ha desembocado en la medida, no está de más colocar sobre la mesa alguna derivada que se puede generar. Por ejemplo, por pura coherencia, se podrían llevar las cosas hasta el final. Así, no solo los goles, lo que habría que eliminar es la competición misma. Millones de españoles han crecido jugando al fútbol en patios, calles y campos llenos de cardos y piedras sin participar en ninguna competición. En interminables partidos, sin árbitro, ni registros, ni clasificaciones, ni uniforme, ni –por supuesto– padres mirando. ¿Peleas? Escasísimas y siempre olvidadas al día siguiente. ¿Lesiones importantes? Menos aún. ¿Traumas? El de tener que interrumpir porque había que irse a comer o cenar. Aprendieron a reconocer un penalti sin que hubiera un árbitro que se lo impusiera y a aceptar que había buenos y malos. No había banquillo. Todos jugaban. Siempre había sitio para uno más en el campo. Eso sí que era un juego de convivencia y aceptación. Todos diferentes y todos en el mismo juego. 
 Es importante aprender a ganar y perder cuanto antes. A saber por qué ha sucedido y a afrontarlo sin miedo a lo que digan los demás, incluyendo tu padre. Los que ganan merecen reconocimiento de todos y los que pierden la simpatía y el ánimo. No es lo mismo perder por goleada que en el minuto 93 o en los penaltis. De eso algunos sabemos mucho. Que lo importante es si se ha ganado o perdido es lo que enseñan las malas escuelas de negocios.
    
 Al hilo del artículo me he acordado de mi profesor de Fútbol en el INEF de Granada, el jienense Antonio Raya Pugnaire, que jugó en primera división con el Atlético de Madrid en la temporada 1970/1971 y en la 1973/1974. Él siempre decía que a los niños no había que preguntarles el resultado sino por cómo habían jugado y si se habían divertido. Lástima que todavía haya padres que no lo sepan.

Antonio Raya Pugnaire en su debut con el Atlético Madrid
Estadio Vicente Calderón, 1971
Fuente: Juan A. Díaz en Revista Contraluz

Antonio Raya en un Atlético Madrileño - Real Sociedad (Estadio Vicente Calderón, 1971)
Fuente: Juan A. Díaz en Revista Contraluz         

Antonio Raya Pugnaire. Club Deportivo Ensidesa (Avilés)
Segunda división, temporada 1976
Fotografía: Puche
Fuente: José A. Díaz en Revista Contraluz

Antonio Raya Pugnaire con la selección andaluza juvenil en 1966
Fuente: Juan A. Díaz en Revista Contraluz

Antonio Raya Pugnaire, internacional con la selección olímpica
Fuente: Juan A. Díaz en Revista Contraluz

 Un abrazo desde Calle 1 a Antonio Raya, y un saludo a Jorge Marirrodriga. Espero que no le importe que haya usado su texto en este post y les dejo aquí el enlace al artículo original del diario El País: