sábado, 22 de marzo de 2014

LA HORA DE LOS TRAMPOSOS

Como si de una pantomima se tratase, el presidente de la Real Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, se cisca en el pasaporte biológico y, junto a su Comité de Disciplina Deportiva, absuelve a Marta Domínguez de las acusaciones de dopaje por anomalías en su Pasaporte Biológico. Y todo ello contra el criterio de la Federación Internacional de Atletismo, la Agencia Mundial Antidopaje y el Consejo Superior de Deportes. La primera de ellas, la IAAF, que pidió cuatro años de sanción para la atleta palentina y la devolución de sus medallas de oro y plata del Mundial de Berlín 2009 y el Europeo de Barcelona 2010, ya anunció que en el caso de que la Federación Española no la sancionase recurriría al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de Lausana, con lo que el culebrón promete ir para largo.

 En Málaga, que hay mucha guasa y mucho arte, ya le sacaron punta al tema de Marta cuando la Operación Galgo.

Atletas disfrazados de la Operación Galgo, con Marta Dopinguez en la 9ª San Silvestre de la Salud de Málaga, 2010

 Yo creo que esto no lo arregla ni la Operación Dragón de mi querido Bruce Lee, pues la cinta rosa del pelo de Marta la tiene ahora Odriozola en los ojos a modo de venda, así que de nada sirven Operaciones Galgo, Puerto o Skype, ni las investigaciones de la Guardia Civil vinculando a la atleta con el médico Eufemiano Fuentes y con el nombre Urco en el listado de las bolsas de sangre. En el colmo de los colmos, ante las irregularidades en el Pasaporte Biológico, que reflejan indicios de consumo de EPO o empleo de transfusiones de sangre, no es que no las vea, es que dice que el método no es fiable. ¡Toma ya!
 La directora general de Deportes y anteriormente de la Agencia Antidopaje Española, Ana Muñoz, le ha recordado al Sr. Odriozola que el pasaporte biológico es un instrumento fiable desde el punto de vista científico y jurídico, contrastado por expertos y en laboratorios de referencia, que es fiable jurídicamente, y que aparte de estar recogido en una ley de nuestro ordenamiento y del Código Mundial, ha sido aprobado por unanimidad por los gobiernos, las agencias antidopaje y los Comités Olímpicos.
 Pero como si nada.

 A mí todo esto me recuerda un capítulo del libro que corona estos días la pila de ejemplares que tengo sobre la mesita de noche. Se titula Reyes del asfalto (prometo una crítica literaria para el mes que viene). En el capítulo 9, titulado La hora de los tramposos, el autor Cameron Stracher, habla de como el maratoniano estadounidense Frank Shorter quiso igualar la gesta de Abebe Bikila ganando dos maratones olímpicas consecutivas. Frank Shorter se hizo con el oro en aquellos juegos trágicos de Munich en 1972 y cuatro años después lo intentó en Montreal 76, donde sólo pudo ser segundo. El atleta alemán oriental Cierpinski ganó aquella maratón con un nuevo récord olímpico.

Frank Shorter le da la mano a Waldemar Cierpinski
tras la llegada de la maratón olímpica de Montreal 76
Ap Photo/Gtresonline

 "Muchos años después, cuando los archivos de la Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana, quedaron abiertos al público, salió a la luz el Plan Estatal 14:25, un programa de dopaje oficial destinado a atletas olímpicos. Uno de los nombres que figuraban en el plan, en la página 105, con el número de código 62, era el de Waldemar Cierpinski".

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