¡Pista!, ¡Calle! o ¡Calle 1! es lo que se grita al corredor que ocupa dicha calle de la pista, cuando hace series a un ritmo menor que otro que viene por detrás, con la intención de que se aparte.
Calle 1 es también un blog sobre atletismo, una remembranza de aquellos tiempos en los que uno podía gritar esa especie de contraseña. Un blog en el que relacionar el atletismo con la literatura, el cine, el arte y los viajes; en definitiva, con todo aquello que nos hace más agradable la vida.
Shiraz Hafezieh Athletic Center (Irán) Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Si Shiraz es conocida en Irán como la ciudad de los poetas, por albergar las tumbas de Hafez y Saadi, el estadio Shiraz Hafezieh Athletic Center debe de ser, sin duda, el más poético del mundo, pues sus puertas están frente a las del mausoleo del primero de los poetas. La pista de atletismo estaba cerrada, y sólo atisbé el tartán desde fuera.
Shiraz Hafezieh Athletic Center (Irán) Fotografía: Pedro DelgadoFernández
Sí pude visitar la tumba de Hafez. Estuve allí una mañana de agosto, antes de partir hacia Persépolis, cuyas ruinas también encierran mucha poesía -y qué decir de Naqsh-e-Rostam o de la tumba de Ciro en Pasargada-. El mausoleo estaba lleno de iraníes que venían a rendir pleitesía al poeta. Rodeaban la tumba y se abrían hueco entre la gente para tocar con los dedos la lápida de mármol, mientras musitaban una jaculatoria o alguno de sus versos. Después se sentaban a conversar, recitar o meditar a la sombra de un árbol, o paseaban por los jardines disfrutando del aroma de las plantas, dejando vagar los ojos por los verdes del parterre, ese que los iraníes trenzan en sus alfombras para llevar un pedazo de jardín a sus casas.
Mausoleo de Hafez en Shiraz, Irán (agosto 2016) Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Tumba del poeta Hafez en Shiraz, Irán (agosto 2016) Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Dicen que si uno abre uno de sus libros y lee al azar un poema, encontrará en esos versos su destino; aunque también puede ser un periquito quien nos acerque su métrica y nos muestre nuestro sino. Los pozos del café en la caligrafía farsi de un papel de colores o en las páginas de un libro.
Shiraz, Irán. Agosto 2016 Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Shiraz, Irán. Agosto 2016 Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Permanecí en el mausoleo algo más de una hora, observándolo todo con curiosidad, y fue al encaminarme hacia la salida cuando me di cuenta de que las puertas del estadio quedaban al fondo, frente por frente a las del mausoleo, y justo entonces fue cuando pensé que aquel debía de ser el estadio más poético del mundo. ¿No les parece?
Mausoleo de Hafez con el estadio de atletismo al fondo Shiraz, Irán. Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Shiraz Hafezieh Athletic Center (Irán) Fotografía: Pedro Delgado Fernández
Casa de Fuerza, Kermán (Irán). Fotografía: Pedro Delgado
Como ya dije hace unas semanas, septiembre es el mes de la vuelta a los entrenamientos, la búsqueda de la puesta a punto que nos haga rendir en los campeonatos invernales; una especie de Año Nuevo para los atletas, igual que para los estudiantes que inician otro curso escolar. Por supuesto, y como dice el dicho, "cada maestrillo tiene su librillo" a la hora de ponernos en forma. Un método que me ha llamado la atención en mi reciente viaje a Irán ha sido el que se emplea en los gimnasios tradicionales. Yo tenía un vago recuerdo de ellos de cuando seguía la serie Alquibla*, cuyo guión y presentación corrían a cargo de Juan Goytisolo. El programa, rodado en Uzbequistán, Irán, Turquía, Palestina, Argelia, Marruecos y Malí, mostraba mediante una visión del espacio urbano, ritos, costumbres, música, etcétera, la diversidad de naciones y etnias que componen el islam, lejos de esa visión uniforme creada por el imaginario europeo. Pues bien, en el rodaje en Irán de aquella serie, se veía el interior de uno de esos gimnasios y a sus esforzados atletas; una serie que uno quisiera ver repuesta, como Al filo de lo imposible (gracias Pablo por traer a Málaga a Sebastián Álvaro) o El hombre y la tierra, en esta Televisión Pública que, dominada por la telebasura, no deja de perder audiencia.
Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Pahlevan en un Zur-Hane de Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Pedro Delgado Fernández en un Zur-Hane de Yazd (Irán, agosto de 2016)
Yo tuve la suerte de toparme con estos gimnasios tradicionales en dos ocasiones: en Yazd y en Kermán, al suroeste de Irán, aunque me consta que se encuentran por todo el país. Al segundo de ellos llegué atraído por la música y los gritos de los hombres que se ejercitaban a una hora tardía de la noche, pues la mayoría eran comerciantes que acudían allí tras cerrar sus tiendas antes de volver a casa.
Entrada a un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Al final de un largo pasillo, se abría un espacio circular rodeado por una grada en la que no tardé en sentarme. La palestra de parquet, a la que se dirigían todas las miradas, se hundía unos noventa centímetros en el suelo, donde casi una veintena de hombres se movían al ritmo del tambor, la voz y la campana que marcaba un músico desde una especie de púlpito. Sobre todos se alzaba una cúpula decorada con motivos orientales en la que reverberaba la música, los cantos y las letanías, y de las paredes colgaban retratos y fotografías de algunos campeones, dibujos, pinturas y unos cuantos diplomas. Estos gimnasios persas, llamados Zur-Hane (Casa de Fuerza), datan de la época preislámica y, según el libro de Robert Byron que me leí en el viaje, es posible que procedan de algún rito zoroástrico.
Zur-Hane (Casa de Fuerza) de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnasio tradicional iraní en Kermán (Fotografía: Pedro Delgado)
La sesión estaba ya iniciada, y a los ejercicios corporales con unas tablillas de madera les siguió pronto el característico revoloteo de mazas, empuñadas por un extremo a modo de garrotes. Eran de madera y de todos los pesos y tamaños, e iban en concordancia con la fortaleza de cada uno de los gimnastas.
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Tras ello, formaron en el foso un círculo y, como místicos derviches, giraron de uno en uno a gran velocidad manteniendo los brazos en cruz y tratando de no perder el equilibrio al finalizar.
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Quería quedarme para observarlos en el manejo de los pesados arcos de hierro y los escudos cuadrados de madera, pero era tarde y tenía que ir a cenar antes de que cerrasen todos los restaurantes. Esa noche filmé los vídeos que aquí les muestro. La idea era haber vuelto al día siguiente para recoger la sesión completa, pero como dice el refrán, uno propone y Dios dispone. ¡¡Como con lo de ponernos en forma!! ¡¡¡Y como lo de esta entrada, que tenía que haberse publicado en septiembre!!!
Vídeos grabados por Pedro Delgado Fernández en Kermán, Irán