De sobra es conocida la relación tan estrecha que uno mantiene con sus zapatillas de atletismo. La elección de un modelo u otro, una vez cumplidos los parámetros técnicos, casi siempre se debe a un flechazo tan intenso como los de Cupido. Llegados a ese extremo, es lógico que nos cueste desprendernos de ellas una vez agotado su ciclo. A veces, con la excusa del por si hay barro o por si voy al río Chíllar, quedan un tiempo en el limbo del zapatero, hasta que uno de esos días de limpieza general, tras mucho repensarlo, acaban en la basura.
Por eso, si queréis que sobrevivan en el tiempo o rendirles homenaje por los servicios prestados, os recomiendo que hagáis como mi cuñado y le encarguéis un "retrato" de ellas a mi mujer. Así podréis lucirlas en la pared de vuestro salón o de vuestro cuarto, acompañadas de la mejor marca que hicisteis con ellas en tal o cual prueba.
Y quien quiera ver el currículum y la obra de Lucía Rodríguez Vicario, no tiene más que entrar en su blog de arte, Manchando lienzos manejando colores, del que aquí os dejo un enlace.
Increíble. hasta que no he leído la entrada completa no he apreciado que se trataba de una pintura. Mis felicitaciones por tener una artista así en casa. Y también para tu cuñado, por esa primera maratón. Un saludo.
ResponderEliminar¡Me alegra que te guste! Y muchas gracias por tu comentario que me anima a seguir trabajando.
EliminarSaludos míos y de Pedro.