domingo, 2 de noviembre de 2014

VERGÜENZA, QUE EN HÚNGARO SE DICE SZÉGYEN


Sello húngaro en homenaje al atleta Sándor Iharos 

Desde el año 2009, cuando atravesé Europa en tren hasta Finlandia con mi hijo mayor, somos miembros de Couchsurfing, una red social que conecta a cualquier viajero con los habitantes de más de 230 países, una red hospitalaria con la que uno puede aprender más de los países y de las personas que los habitan.
 A raíz de ello, estos días tenemos en casa a Gabriel Saltan, un húngaro al que ya alojamos dos noches el año pasado, un tipo agradable que vive a caballo entre Budapest y Bristol y que sueña con venirse a vivir a Málaga. En 1988, con quince años, Gabriel fue campeón de Hungría de 400 metros con una marca de 50.06, y, aunque más adelante se apartó de los entrenamientos y las competiciones atléticas, sigue manteniendo la afición por este deporte.
 Su padre, Miklós Tóth, fue también atleta. Corría los 1.500 metros con Sándor Iharos, Tábori Laszló y Rózsavölgyi István, pero el nivel de éstos, que llegaron a batir el récord del mundo de la distancia, lo empujaron a subir de prueba hasta recalar en la maratón. En 1961, su padre, junto a Kovács Zoltán y Sovák János, ganó el Campeonato de Hungría de maratón por equipos. Fue en la capital, representando al Club de atletismo Budapest Honvéd. Gabriel no recuerda la marca de su padre, pero me enseña una foto suya que lleva en el móvil. "No es de ese campeonato, pero es la única que tengo".


Miklós Tóth (a la izquierda de la imagen)


 "Murió hace quince años. Era muy mayor. Cuando yo nací el ya tenía 46 años... Era profesor de matemáticas, y jugaba al ajedrez con los ojos vendados. Él era quien me entrenaba".

 Gabriel también me habla de aquellos atletas húngaros que asombraron al mundo a base de batir récords del mundo: Sándor Iharos, Laszló Tábori y István Rózsavölgyi, los mismos con los que empezó a correr su padre. "Entre 1955 y 1956 los tres se arrebataron el récord del mundo de 1.500. El primero en batirlo fue Sándor Iharos que en Helsinki, el día 28 de julio de 1955, paró el cronómetro en 3.40.8".


Sándor Iharos


 Apenas un mes después, el 6 de septiembre de ese mismo año, Laszló Tábori igualaba ese crono en Oslo".


Laszló Tábori

 "Y al año siguiente, en Tata, el 3 de agosto, István Rózsavölgyi rebajó el récord en dos centésimas, deteniendo el crono en 3.40.6. ¿No es increíble?", me interroga mientras busca imágenes en Google y abre páginas escritas en húngaro.


István Rózsavölgyi

 "¿El más grande de los tres?", le pregunto. "Sin duda Sándor Iharos, que batió seis récords del mundo en distintas distancias, entre ellas los 10.000 metros, cuyo récord ostentaba hasta el 15 de julio de 1956 Emil Zátopek. Sándor lo dejó en 28.42.8".


Iharos (dorsal 229) junto a Emil Zátopek (dorsal 50) en 1955. Fotografía: Komlós Tibor.


 "¿Ganó alguna medalla olímpica?" "Lamentablemente, Sándor se perdió los Juego Olímpicos del 56, los de Melbourne, por la invasión de los tanques soviéticos. Los rusos ocuparon Hungría para atajar la revolución anticomunista desencadenada en el país, y no le dejaron viajar". Mientras Gabriel me cuenta esto último, me acuerdo de un artículo de Guillermo Altares que leí hace unos días en un Babelia atrasado, hablaba sobre el regreso literario de Milan Kundera con La fiesta de la insignificacia y recogía un chiste checoslovaco de 1968: ¿Cómo visitan los rusos a sus amigos? En tanque.
 "Para colmo, unos meses después de que se le escapase la posibilidad de alcanzar la gloria olímpica, otro ruso, Vladimir Kuts, le quitó el récord".

 Gabriel me muestra y me traduce una entrevista espectacular en Youtube en la que el entrevistador le recuerda a un Sándor Iharos, ya en la vejez, que es el mejor atleta húngaro de la historia. En ese momento, a Sándor se le humedecen los ojos detrás de los grandes cristales de sus gafas y, con un pequeño quiebro en la voz responde que sí, que muy bien, que llegó a tener seis récords del mundo, pero que ahora sólo tiene una pensión mísera, por debajo del mínimo establecido, que le ahoga la vida más que el ritmo trepidante que alcanzaron sus piernas.




 "Vergüenza, es lo que un húngaro siente después de ver este vídeo. Vergüenza, que en mi idioma se dice Szégyen".

2 comentarios:

  1. Los grandes olvidados. Sí, hay atletas, dependiendo del país del que proceden, que no son conocidos. ¿Cuántos atletas españoles han batido un récord del mundo? Esto da idea del nivel de los atletas que aparecen. Gran entrada, Peri.

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