jueves, 30 de mayo de 2024

EL CÓMIC Y LA FOTOGRAFÍA SE DAN LA MANO EN 'MUHAMMAD ALI. KINSASA 1974'


Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

El boxeo, como los toros, está en decadencia. No tiene el relumbre que tenía hace unas cuantas décadas, no mueve las masas que movía ni las pocas veladas que retransmiten rompen índices de audiencia. Sin embargo, el boxeo sin golpes está más de moda que nunca y todos los días tengo que regañar a algún alumno en el instituto porque pretende moler a golpes las colchonetas grandes del gimnasio. Algunos profesores también se quejan de que hacen sombras en los pasillos, y de que alternan sus manos, a modo de manoplas, para dirigir sus puños. Supongo que detrás de esta moda están cadenas deportivas como Brooklyn Fitboxing y algunos clubes de boxeo de barrio que han cambiado los golpes con sangre por esta nueva forma de boxear sin tener que subir a un ring ni hacerse daño. En lugar de golpear la cara o el cuerpo de un compañero, le pegan al saco o al aire. Una forma válida y divertida de liberar el estrés y de ponerse en forma, que aúna fuerza y resistencia y ha quitado una pátina de agresividad a este deporte o no-deporte, como decía Joyce Carol Oates en On Boxing y nos recordaba José Luis Garci en una de sus columnas hace años.

Fue Joyce –su padre la llevaba de niña al Garden– quien dio con la clave cuando escribió que se juega al fútbol, al tenis, al baloncesto o al béisbol, pero nadie «juega» al boxeo. Se lucha.

 El mundo del cine descubrió muy pronto que no había espectáculo más cinematográfico que el del ring, y el listado de películas no ha dejado de aumentar desde entonces: Battling Butler, de Buster Keaton; El campeón y Luces de la ciudad, de Chaplin; Cuerpo y alma, de Robert Rossen; The Set-up, de Robert Wise; Más dura será la caída, de Mark Robson; Réquiem por un campeón, de Ralph Nelson; Fat City, de Huston; El ídolo de barro, de Mark Robson, Marcado por el odio, de Robert Wise; Gentleman Jim, de Raoul Walsh; Toro Salvaje, de Scorsese; Rocky, de Sylvester Stallone; El luchador, de Ron Howard, The Boxer, de Jim Sheridan o Million Dollar Baby, de Eastwood, la responsable, según Garci, de que se consolidara el boxeo femenino y de que «los gimnasios de todo el mundo se hayan llenado de chicas».

Rocío, una de mis alumnas, con el cómic de Muhammad Ali
Fotografía: Pedro Delgado

 En el mundo literario la producción ha ido a la par, pues muchas de esas películas parten de excelentes novelas. Pero no me voy a detener hoy en ellas, ni en los extraordinarios ensayos que se han escrito sobre este «no-deporte de las doce cuerdas –ahora dieciséis–». Me voy a centrar en un cómic, un medio en el que, desde hace un tiempo, el boxeo también se está ganando su espacio. Un medio gráfico atractivo que sirve de imán para esos alumnos aficionados a los puños que no suelen visitar bibliotecas ni librerías. Y que, de paso, les va a permitir conocer parte de la historia y de los grandes nombres del pugilismo.

 Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones) recoge la pelea de boxeo más famosa del siglo XX. Bautizada como The Rumble in the Jungle, enfrentó a Muhammad Ali, que quería volver a ser campeón del mundo de los pesos pesados, y al entonces campeón "Big George" Foreman, invicto en los últimos 40 combates con 37 victorias por K.O, entre ellas las dos últimas, en las que dejó tumbados en la lona a los dos únicos boxeadores que habían derrotado a Ali.

 La cita fue el 30 de octubre de 1974 en Kinsasa, la capital de Zaire, en el Estadio 20 de mayo. Así que la primera viñeta del cómic es una fotografía en la que se ve a Muhammad Ali entrar en el cuadrilátero. Son las cuatro de la madrugada, hora local e intempestiva para que el combate se retransmita en horario de máxima audiencia en los Estados Unidos, y apretujado entre el público se encuentra el autor de esa imagen, el fotógrafo Abbas de la agencia Magnum. No es un forofo del boxeo y apenas dispone de cuarenta centímetros cuadrados para inmortalizar con su cámara este encuentro.

Página de inicio de Muhammad Ali. Kinsasa 1974
Fotografía: Pedro Delgado

 El combate tenía que haberse celebrado el 25 de septiembre, pero el sparring de Foreman le había abierto una ceja entrenando y si peleaba antes de un mes, su ceja podía volver a abrirse. Por ello, el promotor del encuentro, el exconvicto Don King decidió aplazar el combate.

Cartel del Campeonato del Mundo de los pesos pesados
Kinshasa (Zaire), 1974

 Era el primero que organizaba como promotor profesional y había montado un espectáculo a lo grande. En los tres días previos al combate tendría lugar un festival de música que pretendía hacer palidecer Woodstock, con B. B. King, las Pointer Sisters, Celia Cruz, Etta James, The Spinners, Manu Dibango, Ray Barretto, Miriam Makeba y el mítico James Brown.

James Brown live in Kinshasa (Zaire), 1974

 Ali luchaba por reconquistar el título que había detentado hasta 1970, y George Foreman, campeón titular, necesitaba un combate espectacular para consolidar su reputación. Don King les había ofrecido a cada uno la friolera cifra de cinco millones de dólares, y había volado al Zaire para entrevistarse con el presidente Mobutu y amarrar el escenario.

Pág. 26 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974
Fotografía: Pedro Delgado

 Preside las gradas el retrato de Mobutu, que ha rebautizado el Congo como "República del Zaire" y a la antigua Lóopoldville como Kinsasa. El presidente también había cambiado su nombre y el mariscal Joseph Désiré Mobutu era ahora Mobutu Sese Seko KuKu Ngbendu Wa Zabanga (El guerrero todopoderoso que va de conquista en conquista y deja fuego a su paso).

Nunca pude comprobarlo, pero me dijeron que, de hecho, significaba «El gallo que no deja salir a ninguna gallina del corral». 

El retrato de Mobutu preside las gradas del Estadio 20 de Mayo
Kinsasa (Zaire), 1974. Fotografía: Abbas

 El dinero no cambió de nombre, pero sí de manos, y «el país, de los más ricos de África gracias a sus recursos, se hundió poco a poco en la crisis... mientras su presidente y allegados se enriquecían».

 Ali aterrizó el primero en el país y se ganó rápidamente la simpatía del pueblo, más cuando Foreman llegó con su pastor alemán, el perro que utilizaban los colonos belgas para reprimir las insurrecciones populares. De ahí el «¡Ali, bomayé!» (¡Ali, mátalo!) que le gritaban en lengua lingala. Aun así, para los especialistas el mejor era George Foreman.

Pág 28 y 29 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

 Igual que el escritor estadounidense Norman Mailer describió con palabras aquella pelea en El Combate, el fotógrafo iraní Abbas recogió aquel enfrentamiento en imágenes, usando dos cámaras: una para el blanco y negro y otra con carrete a color. Para él cada instantánea era un momento en suspenso, congelado, detenido, «como cuando le damos al pause en un vídeo».

Lo que me interesaba era dar la impresión de que la gente a la que fotografiaba después seguía haciendo lo que hacía. Como si yo no les hubiese molestado.

 Aunque a Abbas no le gustaba hablar de sí mismo, Muhammad Ali. Kinsasa 1974 nos da ciertas pinceladas sobre su vida. Yo ya lo conocía: en 2002 visité la exposición Abbas. Visiones del Islam, que organizó Fundación "la Caixa" en Málaga y, rendido ante su arte, salí de allí con el catálogo de la exposición bajo el brazo. Junto a él irá en la estantería este libro, mezcla de documental, fotorreportaje y novela gráfica.

Catálogo de la exposición fotográfica de Abbas en Málaga
Fotografía: Pedro Delgado

 Por supuesto, el guión de Jean-David Morvan, que conjuga las instantáneas de Abbas con los dibujos de Rafael Ortiz, también se detiene en la historia de los protagonistas del campeonato.

Páginas 38 y 39 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

Páginas 40 y 41 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

Pág 53 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974
Fotografía: Pedro Delgado

Páginas 54 y 55 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

 Ali había jurado que iba a bailar sin parar alrededor de aquel bloque de mármol que era Big George, pero me van a permitir que no les hable más del combate, por si son ajenos a él y desconocen el desarrollo y el resultado del mismo.

Fotografía a doble página del combate tomada por Abbas (Magnum Photos)
Fotografía: Pedro Delgado

 Tampoco les hablaré de la anécdota que vivió Abbas al final de aquella pelea. Mejor que se sorprendan ustedes al descubrirla.

Pág 89 de Muhammad Ali. Kinsasa 1974
Fotografía: Pedro Delgado

 Una vez leído el cómic, podrán sumergirse en los valiosos extras que contiene el libro: una detallada narración de Jean-David Morvan sobre cómo surgió el proyecto Magnum Photos; pruebas de otros dibujantes para las diferentes propuestas; las 20 páginas que ya había dibujado el argentino Horacio Altuna de este cómic antes de retirarse del proyecto por motivos personales; más fotos de las que tomó Abbas en aquel combate y la cronología y el palmarés de Muhammad Ali.

Narración del guionista Jean-David Morvan sobre cómo surgió el proyecto
Fotografía: Pedro Delgado

Una de las páginas dibujadas por Horacio Altuna
Fotografía: Pedro Delgado

Contenido extra de Muhammad Ali. Kinsasa 1974 (Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

Cronología de Muhammad Ali (Magnum Photos / Diábolo Ediciones)
Fotografía: Pedro Delgado

 Tras dejarlo en la estantería será el momento de sumergirse en las filmaciones que pululan por internet de aquel mítico combate. Una vuelta a los 70.

 Y a los que no ven apropiado el boxeo para los estudiantes o el público en general, les recordaré lo que dijo una vez el escritor y cineasta Gonzalo Suárez, que estudió filosofía y fue boxeador, cuando le preguntaron cómo casaban ambas disciplinas. Su respuesta fue que no sólo casaban, sino que lo hacían muchísimo pues ambas se unían en el paso atrás. En verlas venir y, a poder ser, esquivarlas.

 Me parece muy buen consejo para estos tiempos que corren.

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