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viernes, 22 de diciembre de 2017

FIRMA DE LIBROS EN LA LIBRERÍA PROTEO



Hoy viernes 22 de diciembre, a partir de las seis y media de la tarde, estaré en la librería Proteo y Prometeo de Málaga conversando con los lectores y firmando ejemplares de mis libros. A los asistentes se les obsequiará con un bonito marcapáginas.


 Me acompañarán en la firma el africanista y viajero Luis Temboury, autor de los dos tomos de Nuestros nobles parientes, y Fernando Bonilla, con su libro Esencias de Málaga.
 Si todavía no sabes qué regalar estas navidades, regala libros con dedicatorias. Y si vives fuera de Málaga, solicítale a la librería Proteo y Prometeo un ejemplar firmado y dedicado por el autor y ellos te lo harán llegar por correo a casa.


Fotografía: Pedro Delgado

Librería Proteo y Prometeo
C/ Puerta Buenaventura nº 3
Málaga

viernes, 8 de diciembre de 2017

miércoles, 29 de noviembre de 2017

JOSÉ RAMÓN ALVERO CRUZ, REFERENTE DE LA MEDICINA DEPORTIVA


José Ramón Alvero Cruz premiado en el Congreso de Medicina del Deporte Semed-FEME

Suelo desayunar en el recreo del instituto con el diario Sur entre las manos, lo que a veces me depara ciertas alegrías; como la de ayer, cuando leí que mi amigo José Ramón Alvero Cruz, profesor de la Universidad de Málaga, había sido elegido presidente del grupo español de cineantropometría GREC en el transcurso del Congreso de la Sociedad Española de Medicina del Deporte Semed-FEME, celebrado la semana pasada en Zaragoza.
 Alvero, como yo suelo llamarlo, presentó además en dicho congreso un trabajo sobre “Adiposidad regional y fitness cardiorrespiratorio en relación con el porcentaje de grasa ideal en ciclistas amateur”. Una ponencia que recibió un doble premio: el que distingue a la mejor comunicación, otorgado por dicha sociedad científica, y el que otorga el Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza como provincia organizadora del evento.
"Ambos premios fueron entregados en la ceremonia de clausura del Congreso de Medicina Deportiva el pasado viernes por el presidente de la Semed, Pedro Manonelles Marqueta, quien destacó la calidad del trabajo de José Ramón Alvero tanto en nombre de la Sociedad de Medicina Deportiva como del Colegio de Médicos de Zaragoza. Por otra parte, su elección como presidente del grupo GREC está relacionada con su experiencia en el campo de la composición corporal donde está acreditado como evaluador del ISAK nivel III –International Society of Kinantropometry–".
 Para quien no lo conozca, decir que José Ramón Alvero, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, es especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Doctorado en la Universidad de Málaga en Medicina y en Ciencias del Deporte, con un estudio de la predicción de tiempos en media maratón que espero poder mostrarles aquí pronto, es en la actualidad profesor del Departamento de Fisiología, Deporte y Educación Física de la Facultad de Medicina de Málaga. Los que corremos, lo hemos podido ver muchos años llevando el control antidoping de algunas de las medias maratones más importantes de la ciudad. Y los ciclistas en la Vuelta a Andalucía, aplicado a la misma tarea.
 Aquí os adjunto un enlace al powerpoint de su ponencia:
http://hdl.handle.net/10630/14701


¡Enhorabuena por todo, Alvero!
Y un fuerte abrazo desde Calle 1.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

CHIQUITO DE LA CALZADA Y EL MALAGUEÑO QUE FUE A LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE MÉXICO


Gregorio Sánchez Fernández, más conocido como Chiquito de la Calzada
Fotografía: Jorge Zapata / EFE

El humorista Gregorio Esteban Sánchez Fernández, más conocido como Chiquito de la Calzada, murió en Málaga a los 85 años el pasado sábado. Grande de la Calzada de la Trinidad y del mundo entero, descanse en paz. ¡Gracias por todos esos buenos ratos!

 Y como este blog va de deporte, no se me ocurre mejor forma de despedirlo que escuchando el chiste del malagueño que fue a los Juegos Olímpicos de México.


Imágenes propiedad de Atresmedia*

*espero permitan su uso, dado el homenaje que se quiere rendir y la ausencia de publicidad en este blog.

sábado, 30 de septiembre de 2017

DE TORNEOS INTERESCOLARES DE ATLETISMO, SALVADOR ALLENDE Y PAULINA FLORES

Hace un par de sábados descubrí en el Babelia a Paulina Flores, una escritora chilena que practicó el atletismo en su niñez y adolescencia y que, como yo, sigue usando la carrera como método para ordenar las ideas que se atascan en el papel. Nos lo cuenta desde la sección Tribuna libre, bajo el título No es una historia épica.

Allende Vive

No es una historia épica
Por Paulina Flores

Salgo a correr tres veces por semana, durante una hora. Casi siempre en el mismo parque y con el mismo recorrido y música. No he leído De qué hablo cuando hablo de correr, de Murakami, pero sobre la relación entre la escritura y correr, además del obvio componente de soledad que demandan ambos ejercicios, debo decir que en mi caso me sirve para destilar ideas. Su ventaja sobre un baño de tina, varios cigarros frente a la ventana o una noche de insomnio es que cuando estás corriendo, y tu cuerpo está exhausto, toda la ansiedad, las aprensiones o preocupaciones que pueden acecharte mientras piensas en calma desaparecen, tu mente tiene una única y real preocupación: sobrevivir al cansancio y al dolor muscular, y así las ideas brotan libres o fluyen sin presión.
 Comencé a practicar atletismo a los 10 años. Imagino que lo elegí por la amistad: era nueva en el colegio y lo practicaba con una de mis recientes mejores amigas. Hasta cierto punto, me lo tomaba muy en serio y participé en varios torneos interescolares. La sensación de correr 100 metros planos tras el disparo era alucinante, pero no alcanzar la victoria en el intento ni colgarse alguna medalla era bastante frustrante. Recuerdo la confusión y el estrés que me producía que el entrenador se focalizara y prefiriera siempre a mi amiga, que era más rápida que yo. Una minitragedia infantil, sobre todo considerando que éramos las únicas dos mujeres en el equipo, y no había nadie más con quien compararse. Pero tuve mi revancha. Irónicamente, un sábado 11 de septiembre. No recuerdo bien de qué año, pero 2001 no fue, porque ese día el hermano mayor de un compañero entró a la sala de clases anunciando la noticia del atentado de las Torres Gemelas, y nuestro propio 11, el del golpe militar, pasó a segundo plano. Debió de ser en octavo básico, a los 13-14, cuando ya tenía una posición política marcada, todo lo marcada que podía ser a esa edad.
 Mi mamá no era de derechas, pero les tenía miedo, pavor, a los carabineros, y no me dejaba ir a marchas. Las noches del 11 de septiembre me las pasaba con mi hermana menor, mirando desde el segundo piso los actos de conmemoración y luego el enfrentamiento entre la policía y los manifestantes. Nos fascinaba, y esperábamos con ansias el día de estar nosotras también ahí, en ambos campos de batalla. A mí nunca me dieron miedo los pacos, y sé muy bien por qué. Pero recuerdo a una amiga temblando cuando el carro lanza-agua comenzó a acercarse, y a otro de la universidad impresionado con la policía montada, diciendo que ahora entendía el miedo de los troyanos al ver la gran caballería aquea. Recuerdo a un vecino saliendo furtivo de su casa a media noche, protegido con un casco de bicicleta. Recuerdo correr a toda velocidad por el bandejón central de la Alameda. Recuerdo reírme de los cantos de los anarquistas, pero quitarle la batería a mi celular por precaución. Recuerdo atravesar el ágora de la Facultad a las siete de la mañana, humeante por decenas de lacrimógenas como en un vídeo de Romain Gavras.
 Como mi mamá no me dejaba asistir a marchas, el torneo de atletismo, la mañana de ese 11 de septiembre, se convirtió en la coartada perfecta. Mi plan era el siguiente: asistir a la competencia, pero dado que participaba sólo en un par de carreras y que probablemente no pasaría a las finales –en esa época, a una paso de la adolescencia, ya no me importaba ganar o perder–, quedaría libre a eso de las diez-once de la mañana y podría asistir por primera vez a la romería del 11 de septiembre, marcha organizada por los familiares de víctimas de la dictadura. Nunca me enfrenté a un campeonato tan relajada, el lugar de la ansiedad era ocupado completamente por la manifestación, pero las cosas no resultaron como esperaba.
 Debí haberlo imaginado, porque mi madre no era la única que en Chile temía, y sigue temiendo, a la policía y las protestas, y así muchos de los padres no mandaron a sus hijos al campeonato por miedo a que sucediera algo. Casi no tuve competencia, y mi entrenador estaba tan excitado con la idea de obtener –¡al fin!– medallas que hasta me inscribió en pruebas que jamás había practicado, como el lanzamiento de la bala, las vallas y el salto alto. Me enseñó la técnica en unos pocos minutos y luego competí contra tres o cuatro niñas más y pasé a todas las finales. Cuando el torneo finalizó eran pasadas las dos de la tarde. No pude, ni quise, asistir a la marcha, pero mi cuello brillaba de oro y plata. Por supuesto, la historia no tiene nada épico, y la reflexión –triunfo falso, miedo y frivolidad– es tan obvia que no tiene gracia escribirla. De todas maneras, esa tarde, antes de volver a mi casa, me di un paseo por la Moneda, porque siempre fui y he sido más romántica que combativa, compré un clavel rojo y lo dejé bajo la estatua de Salvador Allende, junto a otros tantos más.

***

 Paulina Flores (Santiago de Chile, 1988) ganó con 25 años el Premio Roberto Bolaño por el relato Qué vergüenza, el cual da título a su primer libro de cuentos publicado en su país por la editorial Hueders.

letras.mysite.com (Paulina Flores)

domingo, 17 de septiembre de 2017

COMIENZA LA ASCENSIÓN


Pedro Delgado Fernández en la Carrera Urbana Ciudad de Málaga 2012
(Fotografía: José Chinchilla)

Ahora que he vuelto de un largo viaje por Albania, trato de ponerme al día con la prensa y los correos atrasados. Entre estos últimos, acabo de leer el relato que mi amigo Sergio Barce lanza a las redes desde su blog. Lleva por título Recuerdo un pequeño taller de bicicletas, y está incluido en su libro de cuentos Paseando por el zoco chico (Ediciones del Genal, 2015). Como en él aparece la figura de Eddy Merckx, el Caníbal, escalando una de esas montañas imposibles del Tour, y como el pasado viernes comenzamos el nuevo curso escolar, he pensado en la comparación que podemos hacer entre una cosa y la otra: el calendario escolar como el largo puerto que hemos de coronar, alumnos y profesores, si queremos alcanzar la meta allá por junio. Nos aguardan tres metas volantes, mucho esfuerzo y quizás algún que otro contratiempo pero si pedaleamos con ganas desde el principio seguro que todo será más fácil. ¡Ánimo a todos! Dan la salida y comienza la ascensión.


RECUERDO UN PEQUEÑO TALLER DE BICICLETAS
Por Sergio Barce

Recuerdo que había un pequeño taller de bicicletas enfilando la calle Cervantes, camino del Cine Avenida, a pocos metros de la bocacalle del callejón del Ideal. El encargado se llamaba Yasim. Yo llevaba allí mi bici plegable cuando se le rompía la cadena o se le pinchaba una rueda. De las paredes del local colgaban llantas con radios brillantes y otras con los radios oxidados, gomas y cámaras desinfladas, sillines usados, manillares de bicicletas de carrera y manetas de freno. Había un poster de Eddy Merckx el Caníbal subiendo la montaña enfundado en el maillot amarillo del Tour de Francia del 70.

Eddy Merckx, el Caníbal, con el maillot amarillo del Tour de Francia de 1970

 Para encontrar el pinchazo de la rueda, Yasim echaba un rápido vistazo por la cámara y, cuando creía haber dado con el punto por donde presumiblemente se evaporaba el aire, sobre la yema de su dedo índice depositaba saliva, una saliva densa y blanca, que luego aplicaba sobre el posible pinchazo. Aguardaba entonces unos segundos para comprobar si la saliva regurgitaba; si se formaban pompas era que había acertado. Luego, sólo era cuestión de parchearlo.
 Recuerdo que, a veces, había que esperar un buen rato cuando Yasim se tomaba un té, larachensemente, o se ponía a hablar con un amigo que iba camino de la Plaza y se había detenido a saludarlo. Hasta que no acabara de beberse el vaso de té verde o de hablar con su amigo, no había nada que hacer. En esos casos, me sentaba en la acera de enfrente, bajo la larga pared blanca sobre la que caía pesadamente el sol de la tarde. Cuando por fin decidía repararla, le pagaba y safi baraka, a  pedalear de nuevo dejando atrás el cine, bajando la cuesta del mercado a toda velocidad sin dejar de tocar el timbre para que los peatones se apartaran...
 Había también, en el pequeño taller, bicicletas de alquiler, y motocicletas de pequeña cilindrada. Olía a goma y a pegamento, y a gasolina y aceite.
 Recuerdo a un anciano que siempre aparecía cuando iba al taller. Alquilaba una bicicleta alta, de barra horizontal y manillar de carrera, aerodinámico, y con palanca de cambio de velocidades. Resultaba llamativo ver a un hombre tan mayor, con una bici tan moderna. Más curioso aún era el hecho de que vestía con una chillaba espartana, marrón, áspera, que se arremangaba para poder subir y sentarse en el sillín. Se ataba las perneras de su pantalón gris con unas pinzas de madera, de las que se usan para colgar la ropa, y antes de ponerse en camino se cubría la cabeza con la capucha de la chillaba. Apenas se le veía entonces el rostro. Se marchaba así, muy lentamente, tan despacio que parecía no tener fuerzas suficientes para dar un pedaleo. Pero poco a poco se alejaba por la calle, y no regresaba hasta la noche, cuando Yasim iba a cerrar, a la misma velocidad a la que se había ido por la mañana. Su silueta se recortaba al final de la calle Cervantes, bajando desde la avenida Mohamed V, y verlo era como contemplar a un siniestro fantasma que flotara sobre una luciérnaga. La luciérnaga, claro, era el faro de la bicicleta, y el fantasma su cuerpo embozado en la chillaba que, en la noche, se confundía con la oscuridad.
 Cuando devolvía la bicicleta, solía traer una bolsa con palmitos y yerbabuena colgada del manillar, se la entregaba a Yasim y se marchaba a grandes zancadas. Hasta otro día. No sé si con eso pagaba el alquiler de la bici, o si era un regalo que le hacía o simplemente un encargo. Pero el caso es que nunca abrió la boca, ni siquiera para saludar.
 El taller abría temprano. Al ir al colegio, yo pasaba por la puerta, aprisa, para no llegar tarde, y veía de reojo a Yasim sentado en un taburete de madera, con un vaso de té entre las manos, saboreándolo, antes de meterle mano a la faena, rodeado de bicicletas y de motos de pequeña cilindrada, y entre sorbo y sorbo se quedaba mirando a Eddy Merckx, el Caníbal, escalando la montaña, enfundado en el maillot amarillo del Tour de Francia del 70, soñando quizá que iba en el pelotón perseguidor...

lunes, 24 de julio de 2017

¡¿CÓMORR?!


Mi paisano el humorista Chiquito de la Calzada
Fotografía: Jesús Domínguez

"Por la gloria de mi madre", me creía que era una noticia falsa; sin embargo, aparece en un montón de medios.

Las niñas saudíes podrán acudir a clases de Educación Física

Las escuelas públicas de Arabia Saudí impartirán la asignatura de Educación Física para niñas el próximo año académico, un paso hacia el aperturismo social que ya fue aprobado en 2014 pero que no se llevó a la práctica. [...]

"¿Cómorr?" ¿Es que no tenían Ed. Física? "¡No puedor, no puedor!" ¿Te dah cuen?" ¿Pero en qué siglo vive esta gente? Y encima dicen que el tema ya fue aprobado en 2014. "Me cago en tus muelas", ¡si estamos en 2017! "¡Jarl!" "No puée sé". "¡No te digo trigo por no llamarte Rodrigo!"
 "¡Hasta luego, Lucas!"

 Por si no se lo creen:


sábado, 24 de junio de 2017

YOUNG SÁNCHEZ Y EL BOXEADOR DEL THYSSEN


"Había ganado, pero no supo hasta el último momento si iba a ganar o a perder, porque los boxeadores viejos se derrumban de pronto, pero no dan ni un síntoma de flaqueza, de agotamiento; un indicio que pueda animar al contrincante durante el combate".
Young Sánchez -Ignacio Aldecoa- 

A veces una película me lleva a una novela, o viceversa; sin embargo, esta vez ha sido un cuadro el que me ha llevado a un libro. Dos obras, la pictórica y la literaria, que beben del realismo y que tienen como protagonista a un boxeador.

 Ocurrió en el Museo Thyssen de Málaga, en la exposición temporal que lleva por título La apariencia de lo real. Cincuenta años de arte realista en España (1960-2010). Estaba recorriendo la penumbra de sus salas, disfrutando de los cuadros de Antonio López, María Moreno e Isabel Quintanilla, y lamentando la falta de más obras de Claudio Bravo, del que sólo hay un lienzo, cuando me topé con El boxeador de César Galicia, una obra más hiperrealista que realista, pues uno cree estar no ya ante una fotografía, sino ante ese exdeportista ajado por los golpes y la vida que nos mira directamente a los ojos en una pose en la que parece que nos estuviese esperando.

El boxeador, obra de César Galicia (Madrid, 1957)
Acuarela y grafito sobre tabla, 291 x 94 cm, 1988
Colección particular, Dallas (Texas)

-"¿Te encuentras en forma?" -me preguntó al verme- "Se te ve flojo de piernas".
-"Ya".
-"No te descuides" -me advirtió desde la tabla.
-Es que sigo con la fascitis plantar.
-"Necesitas más tiempo. El año que viene, seguro... No tengas prisa".

 No era un boxeador anónimo quien me hablaba, sino Paco Young Sánchez, pues por alguna extraña razón el modelo me remitía al personaje del cuento de Ignacio Aldecoa. Y eso que en aquel momento todavía no había leído el relato. Fue al volver a casa cuando cogí el libro de la estantería. Lo tenía en ella de cara, porque me gustan los guantes que cuelgan en la portada bajo el titulo: Young Sánchez y otros cuentos.

Young Sánchez, Manuel Alcántara y La apariencia de lo real en el Thyssen Málaga
Fotografía: Pedro Delgado

 Leí del tirón el cuento principal, dedicado por cierto al poeta y articulista malagueño Manuel Alcántara, cuyas crónicas de boxeo aún son recordadas, y ocupé con los demás tres o cuatro tardes, alargando el disfrute que da descubrir a un escritor de altura.

 Efectivamente, fue Paco Young Sánchez quien me habló en el museo, ese mecánico madrileño que unas cuantas décadas atrás buscó salir de la pobreza en el cuadrilátero. Al joven que era entonces le aguardaba un combate decisivo en Valencia, una pelea que habría de marcar su futuro, un tiempo que queda sin alumbrar en el relato, pues éste termina con el sonido de la campana que inicia el combate. El cuadro de César Galicia tampoco nos da muchas pistas. El que nos mira es un tipo austero al que le pudo ir bien o mal, un rostro anónimo marcado por los golpes, con un punto de dignidad y amargura. En los cuentos de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-Madrid, 1969) no pasa nada y pasa todo, como en la vida, pero uno disfruta de sus atmósferas, de la precisión de su lenguaje y de su fuerza poética y social. En muchos aspectos este libro me ha recordado a otro que lleva por título La soledad del corredor de fondo, del inglés Alan Sillitoe, un libro que he leído en dos ocasiones y al que he de volver algún día para escribir una entrada en este blog.


 Mario Camus, director de esa maravilla que es Los santos inocentes, adaptó al cine Young Sánchez; aunque he leído que la trama no sigue al relato.


 No he visto la película, así que no puedo opinar sobre ella. Lo que sí he visto en internet son algunas de las fotografías que hizo Ramón Masats sobre el mundo del boxeo.

Neutral Corner (Esquina Neutral). Fotografía: Ramón Masats
Museo Reina Sofía

 Me refiero a las de Neutral Corner, el libro que editó Lumen en 1962 (Alfaguara lo reeditó en 1996) con textos de Ignacio Aldecoa, un libro del que Josefina Aldecoa, la viuda del escritor, decía lo siguiente:
"Neutral Corner es la obra más hermosa de Ignacio, porque en sus páginas hay algo más que su literatura: en ningún otro escrito suyo está tan incorporado Ignacio hombre. Es cierto que se trata de un libro metáfora: Ignacio amaba el riesgo y encontró en el boxeo una representación de aquello que dijo Saint-Exupery, y que él compartía, acerca de que lo que mide a los individuos son los obstáculos a que han de enfrentarse. Cuanto más peligro haya en franquear estos, más fascinante es lo que les ocurre".
 No tengo este libro, pero el día que caiga en mis manos volverá a aparecer por aquí.

Nota: Como siempre que escribo de boxeo, esta entrada está dedicada a mi tío abuelo José Acosta Florido, "La Pantera Malagueña", boxeador en la década de los cuarenta.

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com.es/2016/01/el-profesional.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com.es/2016/01/por-que-una-novela-de-boxeo-en-un-blog.html

https://pedrodelgadofernandez.blogspot.com.es/2016/09/golpes-de-gracia.html

sábado, 27 de mayo de 2017

EMULANDO A GRAHAM HILL

Ahora que Fernando Alonso se ha propuesto conquistar la Triple Corona (GP de Mónaco, 500 Millas de Indianápolis y 24 Horas de Le Mans), un hito que sólo consiguió Graham Hill, el que fuera bicampeón de Fórmula 1 en los años 60, me he acordado de la cazadora que conservo desde la preadolescencia en el armario. Me refiero a aquella azul que tenía un bolsillo de ojal con solapa con la firma del piloto británico, esa que tantos llevábamos a finales de los años 70. La mía está como nueva, y lo más increíble es que todavía entro en ella, prueba fehaciente de que nuestras madres nos compraban la ropa grande, bien grande, para que la pudiésemos seguir usando si dábamos el estirón.

Chaqueta Graham Hill del año 78
Fotografía: Pedro Delgado

Detalle bolsillo chaqueta Graham Hill año 78 (Fotografía: Pedro Delgado)

Graham Hill, campeón de las 500 Millas de Indianápolis (1966)

"Yo soy un artista, la pista es mi lienzo y mi coche mi pincel". 
Graham Hill

El piloto británico Graham Hill
(no me negaran que tenía pinta de gentleman)

Nota: Desde este blog le deseo mucha suerte a Fernando Alonso. La va a necesitar.

jueves, 25 de mayo de 2017

DE LOS ALL BLACKS, EL LIBRO DE LA FAMA Y EL RUGBY EN MÁLAGA


http://www.gallonero.es/el-libro-de-la-fama/

Ahora que el jurado del premio Princesa de Asturias de los Deportes ha galardonado a la selección de rugby de Nueva Zelanda, por sus extraordinarios éxitos deportivos y por reflejar grandes valores como la solidaridad y la deportividad y ser un ejemplo de integración social y cultural, es el momento de presentarles el nuevo libro "deportivo" de Gallo Nero: El libro de la fama. En él, el escritor neozelandés Lloyd Jones nos cuenta la mítica y exitosa gira que iniciaron los All Blacks por Europa en 1905, cuando comenzaron a forjar su leyenda en el mundo del rugby.
"Lloyd Jones narra con un estilo medido y conmovedor, entre las notas de viaje y la poesía, entre la épica y la historia cotidiana, la mítica gira que dio a conocer al mundo entero un deporte y un equipo inigualable: los chicos vestidos de negro, que entusiasmaban a las multitudes con su juego y con su misteriosa danza maorí, cosecharon en esta gira ochocientos treinta puntos y solo concedieron treinta y nueve en contra".

Luis Felipe Mendez saltando en una touch durante un encuentro de la liga andaluza de 1985
Partido entre el Club Universidad de Málaga y el Club Amigos del Rugby de Sevilla
Ciudad Deportiva del Málaga en Teatinos

 Frente a los desmanes que se ven tan frecuentemente en el fútbol, el rugby es un deporte en el que no se admiten ni las protestas al árbitro ni las faltas de respeto a los rivales, que son considerados como amigos y con los que se comparten unas cervezas en el tercer tiempo, cuando los focos ya se han apagado y el estadio se ha quedado vacío. Me parece genial que premien los valores de un deporte en el que a nadie se le ocurre simular una lesión y en el que al público que no sabe comportarse se le invita a marcharse. Es más, el otro día contaba Héctor Barbotta que los equipos nunca abandonan el vestuario tras un partido sin haberlo dejado limpio y recogido, tal y como se lo encontraron al llegar; una tarea que asumen incluso cuando acaban de ganar la final de una Copa del Mundo. "Como se sabe -decía Barbotta-, el fútbol y el rugby tienen un origen común, el 'football' que comenzó a jugarse en los colegios ingleses a comienzos del XIX. Pero a partir de 1823 sus caminos se bifurcaron y discurrieron por sendas diferentes. Tristemente diferentes".

 Por último, y no podía ser de otra manera, quiero dedicar esta entrada a mi amigo Luis Felipe Mendez Banderas, uno de los pioneros del rugby en Málaga, al que le he pedido unas fotografías para ilustrar esta entrada. Como él bien dice, eran tiempos sin móviles y sin grandes fotos.
"Nosotros jugábamos donde podíamos y sin medios de ningún tipo, y se conservan realmente muy pocas imágenes de la época".
Historia viva del rugby en Málaga.

Horacio pateando la pelota con el Club de Rugby Universidad de Málaga (1985)

Luis Felipe Mendez (a la izquierda) y un compañero del Club de Rugby Universidad de Málaga
Liga Andaluza, Málaga 1985

Chicho, el entrenador, impartiendo una charla en el descanso de un partido
Ciudad Deportiva del Málaga en Teatinos. Liga Andaluza, Málaga 1985

Equipo de Rugby de Málaga en 1983

Equipo de Rugby de Málaga en 1985

Equipo de Rugby de Málaga en Sotogrande (1985)

Equipo de Rugby de Málaga temporada 87-88

Y muy gustosamente, animo a los protagonistas de estas imágenes a dejar un comentario con sus impresiones o recuerdos de aquella época.

viernes, 12 de mayo de 2017

BIENVENIDOS


Obra de Rogelio López Cuenca, esmalte sobre metal. 90x60 cm.
Producida por primera vez para el proyecto Mais do que ver (Oporto, 1996)
Versión en español en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla

En estos tiempos en los que parece que los inmigrantes tienen la culpa de todos los problemas del país y se cierran fronteras, viene bien rescatar esta obra del nerjeño Rogelio López Cuenca.
 Desde hace mucho tiempo, hablar de Arte Contemporáneo en Málaga y en España es hablar de Rogelio López Cuenca, al que Metrópolis ya le dedicó uno de sus monográficos el año pasado en Televisión Española. Lo que muchos no saben en el mundo del atletismo es que estamos hablando del hermano de Enrique López Cuenca, presidente de la Federación Andaluza de Atletismo y vicepresidente primero de la Real Federación Española, al que todos los atletas malagueños le tenemos un cariño especial, por lo buena gente que es y porque se deja la piel en pro de este deporte.

El artista Rogelio López Cuenca, el presidente de la Federación Andaluza de Atletismo Enrique López Cuenca y el profesor de filosofía del arte en la Universidad de las Américas en México Alberto López Cuenca.


http://www.lopezcuenca.com/index.html

 Y todo esto viene a cuento porque el mes pasado asistí a una nueva actividad del plan VECA que organiza mi queridísima Yolanda Amate* en el IES Vicente Espinel, también conocido como Gaona, un centro que ha cumplido 170 años de vida como referente de la educación pública en Málaga y que ha sido galardonado recientemente con la Medalla de Andalucía por su labor educativa a lo largo de tantísimos años**. La charla, impartida por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), versaba sobre la situación de los refugiados y las crisis migratorias. Si les interesa el tema, pueden leer el post que escribí sobre la jornada en mi otro blog.

https://cartadesdeeltoubkal.blogspot.com.es/2017/05/refugiados-en-un-mundo-que-no-ofrece.html

*Con la colaboración de la directora del centro Julia del Pino y los jefes de estudio Rafael Maldonado y Juan Manuel Rodríguez.

**El pasado día 9 se le entregó también al centro un Reconocimiento especial del Programa Incorpora de "La Caixa", con el que se valora el trabajo realizado en las enseñanzas de adultos, especialmente con el alumnado de secundaria, ya que el  instituto colabora, desde hace unos años, con la organización "Málaga Acoge" en la inclusión escolar de una población con elevado riesgo de exclusión social y laboral.

martes, 25 de abril de 2017

CORRER EMBARAZADA II


Beatriz Jiménez Tomé corriendo embarazada la XXXIV Carrera Urbana Ciudad de Málaga
(Carrera del Corte Inglés 2012. Fotografía: Salvador Moreno)

Salvador Moreno ya ha subido la crítica literaria de Correr embarazada (Desnivel Ediciones, 2016) a su página web (El loco que corre), añadiéndole esta bonita fotografía de Beatriz Jiménez tomando la salida de la XXXIV Carrera Urbana Ciudad de Málaga. Como pueden apreciar en la imagen, Beatriz corrió embarazada aquel mes de octubre de 2012.

Correr embarazada de Mª Luisa Baena Reyes (Desnivel Ediciones, 2016)
Fotografía: Lucía Rodríguez

 Desde aquí les invito a visitar mi sección de crítica literaria en la página web de El loco que corre, donde podrán leer acerca de otros libros relacionados con el atletismo.


 Y como hay más vida fuera del deporte, también les invito a leer mi último libro: Carta desde el Toubkal, finalista del VII Premio Desnivel de Literatura de Montaña, Viajes y Aventura.

https://cartadesdeeltoubkal.blogspot.com.es/



sábado, 22 de abril de 2017

LEER ES SEXY


Nuria Rothschild leyendo en la piscina. Fotografía: Gorka Postigo (SModa*)

La semana pasada se me quedó esta imagen prendida en la retina, así que aprovechando que mañana domingo se celebra el Día Internacional del Libro, no he podido resistirme a compartirla con todos ustedes. Como dirían los amigos de Gallo Nero, con su Reading is sexy, leer es hoy más sexy que nunca.

Steve McQueen
Reading is sexy (Gallo Nero Ediciones)

Audrey Hepburn
Reading is sexy (Gallo Nero Ediciones)

Paul Newman
Reading is sexy (Gallo Nero Ediciones)

James Dean
Reading is sexy (Gallo Nero Ediciones)

 Por cierto, no sé si la modelo estará leyendo Fahrenheit 451, pero sobre la pila de libros le aguarda El Decamerón,  así que no me extrañaría que entrase en combustión cuando le llegue su turno. Como el del cartel que anunciaba la tercera edición de Málaga 451: la noche de los libros, celebrada ayer en La Térmica con gran éxito de público.



miércoles, 19 de abril de 2017

CORRER EMBARAZADA: UNA CARRERA DE NUEVE MESES


Correr embarazada (Desnivel Ediciones, 2016), obra de Mª Luisa Baena Reyes
Fotografía: Lucía Rodríguez

Absorto en la enorme flor que luce en el pelo, no me fijo en el otro detalle, y, para cuando lo hago, la ochocientista estadounidense está iniciando la última vuelta. Por increíble que parezca, Alysia Montaño corre con el abultado vientre de las embarazadas, lo que explica que lo haga tan alejada de los puestos de cabeza, algo inusual en una corredora que se caracteriza por tirar fuerte del grupo.


Alysia Montaño corriendo embarazada en los Campeonatos de Atletismo de Estados Unidos

 Han pasado más de dos años de aquellas imágenes que nos depararon los Campeonatos de Atletismo de Estados Unidos, cuando la atleta compitió embarazada de casi ocho meses, pero me vienen ahora a la mente al leer Correr embarazada (Desnivel Ediciones, 2016), de Mª Luisa Baena Reyes, atleta y colega de profesión. Lo rescaté el otro día de la pila de libros que tengo en la mesita de noche, tras decirme Francisco Aguilera que la maratoniana Estela Navascués está embarazada y le aguarda una maratón de nueve meses.

La olímpica en maratón Estela Navascués

 No sé si Estela va a seguir corriendo durante su embarazo, pero lo que nos deja bien claro Mª Luisa Baena en su libro es que se puede. Y no nos lo demuestra sólo con palabras, sino también con hechos, experimentando con su propia gestación.
¿Cómo voy a privar a mi bebé de todos estos "momentos de plenitud", de lo que siento y experimento cuando corro? Tengo que compartirlo con él. 
"La mujer atleta puede seguir siendo atleta durante su embarazo". Pruebas de esfuerzo, analíticas, entrenamientos guiados, supervisión de ginecólogos... aportan el rigor científico a estos nueve meses de disfrute deportivo.
 "No hagas esfuerzos", "no cojas peso" les dicen como si estuvieran enfermas, cuando ya en Esparta se promulgaba el ejercicio físico para las embarazadas como forma de resistir mejor los esfuerzos del parto y dar a luz niños sanos y robustos.
Evidentemente, tenemos que apoyarnos en los avances científicos y médicos de nuestros días, pero sin dejar contaminarnos por esa zona de confort y sedentario. A medida que pasan los años sufrimos un retroceso y no solo nos separan siglos ante el pensamiento filosófico y espartano, sino un estilo de vida que busca la comodidad y la calidad de vida basada en el descanso.
Entrenamiento semana 27, apreciándose gran volumen abdominal
Mª Luisa Baena Reyes, Correr embarazada (Desnivel Ediciones, 2016)

 En este diario de una atleta embarazada, como reza el subtítulo, encontramos tablas de entrenamiento previas al embarazo, así como las adaptaciones que se realizaron una vez embarazada, ceñido todo a las carreras de montaña, donde el disfrute y el contacto con la naturaleza son máximos. Sus páginas también reseñan los cambios fisiológicos que sufre la mujer en cada uno de los periodos de la gestación y, como no se trata de correr a lo loco, las recomendaciones, precauciones y beneficios del ejercicio para la madre y el feto, y los casos en los que la actividad física estaría contraindicada.

Mª Luisa Baena Reyes en su última prueba de esfuerzo

 Por último, Mª Luisa Baena nos habla de la experiencia de otras atletas que continuaron entrenando durante su embarazo: la fondista Paula Radcliffe, la estadounidense Alysia Montaño con la que abría esta entrada, la duatleta y triatleta pamplonica Ana Casares y nuestra conocida malagueña Beatriz Jiménez Tomé.

La atleta malagueña Beatriz Jiménez Tomé
Fotografía: J. Calderón y Álvaro Cabrera

 Me alegra mucho que su autora sea de Málaga y Licenciada en Educación Física, y que sea Ángel Gutiérrez Sainz, "mi" profesor de Fisiología de la Facultad de Ed. Física de Granada, el que aparezca en las fotos realizando las analíticas y las pruebas de esfuerzo* de Mª Luisa, garantía de rigor y seriedad en el estudio.
*al que acompaña en la 3ª prueba de esfuerzo la doctora Olga Ocón, ginecóloga y profesora de la Facultad de Medicina de Granada.

Ángel Gutiérrez Sainz controlando una prueba de esfuerzo a Mª Luisa Baena Reyes

 Este libro bien podría haber sido la tesis doctoral de Mª Luisa Baena, a la que, sin duda, habrían calificado con Sobresaliente cum laude.


 Y dejo para el cierre una frase de la autora, una cita para enmarcar: "Con las piernas es con lo que menos se corre".

Mª Luisa Baena Reyes con Leo, protagonista indirecto de este libro