¡Pista!, ¡Calle! o ¡Calle 1! es lo que se grita al corredor que ocupa dicha calle de la pista, cuando hace series a un ritmo menor que otro que viene por detrás, con la intención de que se aparte.
Calle 1 es también un blog sobre atletismo, una remembranza de aquellos tiempos en los que uno podía gritar esa especie de contraseña. Un blog en el que relacionar el atletismo con la literatura, el cine, el arte y los viajes; en definitiva, con todo aquello que nos hace más agradable la vida.
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jueves, 20 de octubre de 2016
PONERNOS EN FORMA
Casa de Fuerza, Kermán (Irán). Fotografía: Pedro Delgado
Como ya dije hace unas semanas, septiembre es el mes de la vuelta a los entrenamientos, la búsqueda de la puesta a punto que nos haga rendir en los campeonatos invernales; una especie de Año Nuevo para los atletas, igual que para los estudiantes que inician otro curso escolar. Por supuesto, y como dice el dicho, "cada maestrillo tiene su librillo" a la hora de ponernos en forma. Un método que me ha llamado la atención en mi reciente viaje a Irán ha sido el que se emplea en los gimnasios tradicionales. Yo tenía un vago recuerdo de ellos de cuando seguía la serie Alquibla*, cuyo guión y presentación corrían a cargo de Juan Goytisolo. El programa, rodado en Uzbequistán, Irán, Turquía, Palestina, Argelia, Marruecos y Malí, mostraba mediante una visión del espacio urbano, ritos, costumbres, música, etcétera, la diversidad de naciones y etnias que componen el islam, lejos de esa visión uniforme creada por el imaginario europeo. Pues bien, en el rodaje en Irán de aquella serie, se veía el interior de uno de esos gimnasios y a sus esforzados atletas; una serie que uno quisiera ver repuesta, como Al filo de lo imposible (gracias Pablo por traer a Málaga a Sebastián Álvaro) o El hombre y la tierra, en esta Televisión Pública que, dominada por la telebasura, no deja de perder audiencia.
Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Pahlevan en un Zur-Hane de Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnasio tradicional iraní en Yazd (Fotografía: Pedro Delgado)
Pedro Delgado Fernández en un Zur-Hane de Yazd (Irán, agosto de 2016)
Yo tuve la suerte de toparme con estos gimnasios tradicionales en dos ocasiones: en Yazd y en Kermán, al suroeste de Irán, aunque me consta que se encuentran por todo el país. Al segundo de ellos llegué atraído por la música y los gritos de los hombres que se ejercitaban a una hora tardía de la noche, pues la mayoría eran comerciantes que acudían allí tras cerrar sus tiendas antes de volver a casa.
Entrada a un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Al final de un largo pasillo, se abría un espacio circular rodeado por una grada en la que no tardé en sentarme. La palestra de parquet, a la que se dirigían todas las miradas, se hundía unos noventa centímetros en el suelo, donde casi una veintena de hombres se movían al ritmo del tambor, la voz y la campana que marcaba un músico desde una especie de púlpito. Sobre todos se alzaba una cúpula decorada con motivos orientales en la que reverberaba la música, los cantos y las letanías, y de las paredes colgaban retratos y fotografías de algunos campeones, dibujos, pinturas y unos cuantos diplomas. Estos gimnasios persas, llamados Zur-Hane (Casa de Fuerza), datan de la época preislámica y, según el libro de Robert Byron que me leí en el viaje, es posible que procedan de algún rito zoroástrico.
Zur-Hane (Casa de Fuerza) de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnasio tradicional iraní en Kermán (Fotografía: Pedro Delgado)
La sesión estaba ya iniciada, y a los ejercicios corporales con unas tablillas de madera les siguió pronto el característico revoloteo de mazas, empuñadas por un extremo a modo de garrotes. Eran de madera y de todos los pesos y tamaños, e iban en concordancia con la fortaleza de cada uno de los gimnastas.
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Tras ello, formaron en el foso un círculo y, como místicos derviches, giraron de uno en uno a gran velocidad manteniendo los brazos en cruz y tratando de no perder el equilibrio al finalizar.
Gimnastas en un Zur-Hane de Kermán, Irán (Fotografía: Pedro Delgado)
Quería quedarme para observarlos en el manejo de los pesados arcos de hierro y los escudos cuadrados de madera, pero era tarde y tenía que ir a cenar antes de que cerrasen todos los restaurantes. Esa noche filmé los vídeos que aquí les muestro. La idea era haber vuelto al día siguiente para recoger la sesión completa, pero como dice el refrán, uno propone y Dios dispone. ¡¡Como con lo de ponernos en forma!! ¡¡¡Y como lo de esta entrada, que tenía que haberse publicado en septiembre!!!
Vídeos grabados por Pedro Delgado Fernández en Kermán, Irán
Impresionante Pedro. Hace ya diez años que visité Irán y en mi camino por Yazd fui a parar a ese gimnasio que en mi ignorancia me dio a pensar en algún baile tradicional de la región o algo así, hasta que me explicaron donde me encontraba. Te agradezco especialmente esta entrada por hacerme revivir aquel viaje en el país de la hospitalidad, aunque cuando pronuncias la palabra Irán, la gente se eche las manos a la cabeza, es un lugar increible.
Gracias, Rafa. Me acordé de ti al subir las rampas del Damavand, ese volcán de 5.610 metros de altura del que tan bien me hablaste. La verdad es que Irán es el gran desconocido, un país que no tiene nada que ver con el que nos pintan algunos medios de comunicación. Como tú bien dices, es el país de la hospitalidad, una joya para los que amamos viajar de manera independiente. Tengo en mente escribir algunas entradas más relacionando Irán con el atletismo. Espero que también te gusten. Y gracias por hacerte seguidor, es algo que se agradece. Un abrazo.
Impresionante Pedro. Hace ya diez años que visité Irán y en mi camino por Yazd fui a parar a ese gimnasio que en mi ignorancia me dio a pensar en algún baile tradicional de la región o algo así, hasta que me explicaron donde me encontraba. Te agradezco especialmente esta entrada por hacerme revivir aquel viaje en el país de la hospitalidad, aunque cuando pronuncias la palabra Irán, la gente se eche las manos a la cabeza, es un lugar increible.
ResponderEliminarGracias, Rafa. Me acordé de ti al subir las rampas del Damavand, ese volcán de 5.610 metros de altura del que tan bien me hablaste. La verdad es que Irán es el gran desconocido, un país que no tiene nada que ver con el que nos pintan algunos medios de comunicación. Como tú bien dices, es el país de la hospitalidad, una joya para los que amamos viajar de manera independiente. Tengo en mente escribir algunas entradas más relacionando Irán con el atletismo. Espero que también te gusten.
EliminarY gracias por hacerte seguidor, es algo que se agradece.
Un abrazo.