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jueves, 26 de mayo de 2016

¿POR QUÉ SEGUIMOS CORRIENDO?

Pedro Delgado Fernández
Mini Maratón Peña el Bastón, 28 de marzo de 1981

A menudo ocurre que uno está leyendo un libro y de pronto se ve cambiando mentalmente algunas palabras por otras, de forma que extrapolamos esos párrafos a nuestra propia realidad; como si  el autor, sin saberlo, hubiese escrito ese texto para nosotros. No hace mucho, el periodista que entrevistaba a Rafael Morales en el diario Sur se sorprendía de que éste todavía siguiese corriendo tantos años después de su retirada, y el propio Francisco Sánchez Vargas me decía en una de esas tardes interminables en la pista cubierta de Antequera, esperando a que nuestros hijos compitieran, que todavía hay gente que le pregunta cómo tiene ganas de correr con todo lo que ha corrido ya. Si ustedes le cambian un par de palabras (atleta por alpinista, montaña por atletismo y corriendo por escalando) al párrafo siguiente, tendrán la respuesta de por qué Rafael Morales, Paco Sánchez Vargas, Francisco Espejo, Juan Sarria Cuevas o yo mismo seguimos calzándonos las zapatillas tantísimos años después; aunque en mi caso, como en el de Espejo y Sarria las lesiones no nos permitan hacerlo con la frecuencia que quisiéramos.
De su seriedad, como hombre y como alpinista nos queda una brillante prueba. Mientras la mayoría de los alpinistas de sexto grado* abandonan la montaña cuando ya no están en la flor de la juventud, cuando ya no les es posible mantenerse al máximo nivel -como si su pasión se hubiera alimentado casi exclusivamente de la ambición-, Tissi continuó escalando todos los veranos. Cierto que ya no se dedicaba al sexto grado: se conformaba con el quinto o con el cuarto, y no desdeñaba el tercero. Más que la gloria y el goce de las glamurosas conquistas -ese es el hecho- él amaba, sobre todo, la montaña.
*el grado sexto significa que la subida es la más tremenda de todas, en el último confín de las posibilidades humanas.

 Es un hecho probado que para los que hemos corrido toda la vida, echar a correr es algo tan necesario como el aire, un gozo absoluto del que no podemos y no queremos prescindir, una historia de amor como esa de los alpinistas con las cumbres que nos cuenta Dino Buzzati en Los indómitos de la montaña (Gallo Nero Ediciones). El otro día escribí una crítica literaria sobre esta recopilación de artículos y relatos alpinos en mi otro blog, así que abajo les dejo el enlace por si quieren leerla.

Pedro Delgado leyendo Los indómitos de la montaña
Port Ainé, 2016

http://cartadesdeeltoubkal.blogspot.com.es/2016/05/los-indomitos-de-la-montana.html






El párrafo pertenece a la primera edición de Los indómitos de la montaña, novela de Dino Buzzati publicada por Gallo Nero en enero de 2016, con traducción de Amelia Pérez de Villar.




Nota: Vaya desde aquí mi solidaridad con la Librería Luces de Málaga, la cual lanzó la semana pasada un SOS debido a la asfixia que sufre por las obras del Metro en la Alameda. ¡¡Ni un cierre más!! Bastante hemos tenido con el shock emocional de lo de Libritos.




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