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miércoles, 2 de abril de 2014

MÚNICH


Hay libros o incluso pasajes de estos que te conducen a otros; a veces, incluso te llevan a una película como me ocurrió esta semana con uno de los capítulos de Reyes del asfalto, de Cameron Stracher, cuya lectura me hizo buscar entre las estanterías de deuvedés que jalonan una de las escaleras de casa, películas que regalan o venden a bajo precio con los periódicos de los domingos, junto a otras que me han marcado y que me reconforta tener a mano. Entre las primeras hay muchas que todavía tienen su precinto de plástico y que aguardan su oportunidad, pues los que tenemos niños no siempre disponemos de dos horas para sentarnos a ver una película: entre que se acuestan y cenas..., al final se te cierran los ojos y terminas convirtiendo un largometraje en una serie televisiva. MUNICH, de Steven Spielberg, estaba aún sin desprecintar y en la carátula se leía:

"Basada en hechos reales, Múnich nos descubre la intensa historia de un escuadrón israelí, asignado para localizar y asesinar a los 11 palestinos sospechosos de planear la masacre de Múnich de 1972 de 11 atletas israelíes, cuya venganza recaerá sobre el grupo y el hombre que los lidera. Aclamada como "tremendamente excitante" (Peter Travers, Rolling Stone) este explosivo thriller de suspense de Steven Spielberg cosechó 5 nominaciones a los Oscars, incluidas Mejor Película y Mejor Director".

 El argumento no trata de la masacre en sí, sino de las consecuencias. Es la historia de una misión, una misión que no se reconoció cuando se llevó a cabo en su momento. La primera ministra israelí, Golda Meir, junto a varios oficiales gubernamentales y miembros del Mossad, decidieron hacer una lista con la gente que creían responsable de lo ocurrido en Múnich e ir a por ellos. Algunos de los señalados pertenecían a una red terrorista, otros eran líderes políticos e intelectuales. La idea era hacerle saber al mundo que Israel no permitiría aquel tipo de actos, que responderían con un ojo por ojo. Los principales personajes de la película son los cinco que cometen los asesinatos selectivos, hombres susceptibles de tener las mismas dudas morales que cualquiera y que vienen a ejemplificar como el odio y la venganza sólo llevan a la destrucción.




 ¿El pasaje del libro de Cameron que me llevó a la película? Aquí os lo dejo:
"Los terroristas llegaron antes del alba. Con la ayuda de varios atletas estadounidenses, saltaron la valla con sus bolsas deportivas y vestidos con chándal rojo. La seguridad era poco estricta y nadie se molestó en detenerlos ni hacerles preguntas. Eran los "Juegos Amistosos", y los alemanes esperaban borrar con ellos el recuerdo de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, organizados bajo la mirada aprobatoria de Hitler. Saltar una valla a altas horas de la madrugada tras una noche de copas parecía lo más indicado. A continuación, los ocho palestinos, miembros del comando Septiembre Negro, avanzaron a hurtadillas hacia el número 31 de la Connollystrasse, donde se alojaban los atletas de Uruguay, Hong kong e Israel. Eran las 4.10 de la madrugada del 5 de septiembre de 1972. Derribaron la puerta del primer apartamento de una patada, despertando a Iósef Gutfreund, un árbitro de lucha libre israelí, que se abalanzó hacia la puerta mientras les gritaba a sus compatriotas que escapasen. Tuvia Sokolovsky, entrenador de halterofilia, consiguió romper una ventana y escapar, pero los otros cinco entrenadores y árbitros no tuvieron tanta suerte; fueron capturados, atados y trasladados junto con Gutfreund a un dormitorio vacío del segundo piso en calidad de rehenes. Los terroristas obligaron al entrenador de lucha libre Moshe Weinberg a que los condujera hasta el resto de compañeros del equipo. Weinberg pensó que los luchadores y los levantadores de pesas tendrían más posibilidades de neutralizar a sus captores, de modo que los convenció de que el apartamento número 2 -donde se alojaban los equipos de tiro, esgrima y atletismo- estaba ocupado por la delegación uruguaya. Siguieron hasta el apartamento número 3, donde uno de los luchadores logró escapar, pero el resto de sus compañeros fueron apresados. Cuando Weinberg y el levantador de pesas Iósef Romano trataron de escapar, los mataron de un balazo. El cuerpo de Weinberg cayó al suelo, donde lo encontró un guardia de seguridad que alertó a las autoridades alemanas. Empezaban así veinticuatro agónicas horas que acabaron con una torpe operación de rescate que la policía alemana lanzó en el aeropuerto, adonde los terroristas habían llegado en helicóptero con el propósito de volar a El Cairo para continuar ahí con las negociaciones. Durante el tiroteo subsiguiente, los terroristas asesinaron al resto de rehenes. La crisis se saldó con once atletas, cinco terroristas y un policía muertos. El corredor de fondo norteamericano Frank Shorter vio cómo se desataba el terror desde su balcón, que daba justo delante del complejo israelí. Se había ido a dormir convencido de que los atletas estaban seguros, pero por la mañana, al despertar, se encontró con la cruda verdad".

 Frank Shorter ganaría pocos días después la maratón, y "justo en ese instante, oscurecido por el dolor y la muerte", nacería el boom del running en Estados Unidos.



Nota: El pasaje de Reyes del asfalto, de Cameron Stracher, pertenece a la primera edición de marzo de 2014 de Contra Ediciones, con traducción de David Paradela López.



                             


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